Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


domingo, 3 de junio de 2018

Los torturadores: intocables, premiados y en activo. Cuando les pillan, condenas ridículas por torturar, infinitamente menores que por rapear o una pelea de bar.



Foto. Torturado esposado a una silla.

Torturas:

-El torturador continuo, y con paga

“No no, Billy el Niño no fue un torturador franquista. Billy el Niño siguió torturando hasta los años 80 y no, no es el último torturador, en las cárceles del Estado español se sigue torturando.


No no, los presos políticos no son todos catalanes independentistas. Desde el año 39 nunca ha dejado de haber presos políticos en las cárceles españolas. Hablamos del camarada Arenas, de Arango, García Blanco, de la compañera Baños, de Paco Cela, de Alfon … 


De compañeras muertas, asesinadas por la desatención médica en las cárceles, como la compañera Aparicio, como el compañero  Kepa del Hoyo. No no, en el Estado español nunca ha habido democracia.

 Esta democracia burguesa no es más que la forma externa de la dictadura del capital, no es más que muerte, fraude, robo, imposición, abuso e injusticia. No no, cambiar de sujeto no cambia el sentido de esta oración”. 


Cristina Tous, en redes.

Tortura de la barra, a una mujer.
 

 Un torturador dirigiendo la UCO

 Un torturador, el coronel Manuel Sánchez Corbí, dirige la UCO de la Guardia Civil y España acumula otras ocho condenas por no haber investigado las torturas y malos tratos.
Esposado y con una venda en los ojos.


 No sabe adónde le conducen, pero sí alcanza a imaginar lo que pronto va a suceder. Un escalofrío recorre su cuerpo mientras el terror se apodera de sus pensamientos. El coche finalmente se detiene. Un descampado, en plena noche.


 Recibe el primer golpe, sin que medie palabra alguna. Le desnudan, le humillan y le siguen golpeando. Semiinconsciente ya, aun si quisiera, no podría responder a las preguntas que acompañan a la lluvia de golpes que está recibiendo. Quieren información. 


Una hora. Tal vez dos. O quizás apenas hayan sido treinta minutos. No lo sabe, pero sí alcanza a entender que quienes le torturan quieren más. Como si fuera un mero despojo desprovisto de cualquier resto de humanidad, le arrastran por aquel suelo de tierra y piedras hasta que pierde la consciencia. 


De todo lo sucedido aquella noche, sin embargo, no hubiéramos sabido nada si no existiera un detallado informe forense que da cuenta de todo el dolor que aquella noche experimentó Kepa Urra, detenido y condenado por cooperar con ETA.


La minuciosa descripción de aquellos daños fue la prueba de cargo más importante para que la Audiencia Provincial de Vizcaya condenara a tres guardias civiles (el capitán Manuel Sánchez Corbí, el alférez José María de las Cuevas y el agente Antonio Lozano) a cuatro años y medio de prisión además de a seis de inhabilitación.


 Apenas once meses después el Tribunal Supremo redujo la condena a un año, aunque mantuvo los seis de inhabilitación. Justo después el Gobierno Aznar indultó a los condenados y permitió que pudieran continuar en la Guardia Civil sin sanción alguna. Manuel Sánchez Corbí es hoy día el jefe de la UCO, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil.
 


Foto. Los hermanos torturados en Arrecife.
Y cuando las pruebas son irrefutables… menos condena que a raperos por cantar, que a jóvenes de Altsasu, que por militancia comunista o independentista…



-Condenas a dos policías nacionales de Arrecife por torturas


Penas de cuatro años y medio de prisión a dos policías por delitos de torturas y lesiones cometidos en la Comisaría de la Policía Nacional


La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria que condenó a cuatro años y medio de prisión y a nueve años de inhabilitación a los policías de la Comisaría de la Policía Nacional de Arrecife, el agente Airam Pérez González y el subinspector Juan Carlos Gutiérrez Corella, por un delito de tortura en su modalidad de atentado grave a la integridad moral en concurso con un delito de lesiones cometidos contra dos detenidos.


Esa misma sentencia condenó a los  hermanos Yari y Nelson Lemes, que fueron agredidos por los agentes, a seis meses de prisión por un delito de atentado en concurso con una falta de lesiones. El Supremo también confirmó la absolución de otros cuatro policías que fueron juzgados por estos hechos ocurridos en la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de dicha ciudad el 28 de abril de 2010.


Las condenas de los policías nacionales se refieren a las agresiones que sufrió Nelson Lemes tras su detención. En cambio, se les absolvió de las mismas acusaciones referidas al otro hermano, Yari Lemes, que también sufrió desgarros de retina, tumefacción de la mandíbula o de la pierna derecha, o daños en el oído, de los que tardó 30 días en curar. Sin embargo, no quedó “probado el momento y lugar” en el que se produjeron las lesiones, ni que “fuesen ocasionadas” por ninguno de los policías nacionales acusados.



 OTRO TESTIMONIO
Guillermo Toledo
 "Sobre las 4:00 de la mañana del 1 de marzo de 2011 revientan la puerta.Me agarran del pelo y me llevan en volandas al salón. Estoy en sujetador y no me dejan ponerme ropa durante el registro.En el salón me reducen con violencia y en el sofá me intentan poner las esposas

.Se enfadan porque me quedan pequeñas.Me dicen mientras sigo sentada en el sofá: «Ya verás qué cinco días vas a pasar».

Me mareé un poco durante el registro del trastero.Me agarran muy fuerte del brazo, me dejan marcas.Me ponen esposas de cuerda y me las van apretando cada vez más.

Al salir de casa me amenazan: que no mire ni hable con mi pareja.Me llevan donde estaba el coche y me prohíben mirar el registro.

Me llevan al forense de Bilbo: me miran bien, tengo marcas en las muñecas de las esposas, tenía las venas hinchadas, y algún rasponazo. Los brazos rojos, por la forma de agarrarme, y agarrotados. 

Me montan en el Patrol.Me obligaban a cerrar los ojos y me los tapan ellos mismos con la mano.Escucho cómo hablan de encontrarse con otro coche.

Paran.Un guardia civil, que se hacía llamar el Comisario, viene a buscarme y cambiamos de coche.El de ahora no es un Patrol, es un coche normal por el espacio y la altura al entrar.El Comisario empieza a gritarme al oído y a amenazarme: «Soy militar y estoy entrenado para matar».

Me dice que tengo dos opciones: hablar desde el principio, o no.Noto cómo sacan una bolsa y me la ponen encima de las manos.

Durante el viaje a Madrid me dan golpes y collejas en la cabeza, y constantes amenazas.Me dicen que va a parar el coche y «te voy a poner en pelotas, te tiro a la nieve y te voy a abrir en canal».El Comisario se quita la chaqueta y empieza a restregarse contra mi cuerpo

.El otro policía que estaba a su lado «apacigua» a El Comisario pero también me amenaza.Me hacen «la bolsa» dos veces de camino a Madrid.

En la comisaría había diferentes habitaciones: en una escuchaba los gritos del resto de detenidos y había otra que estaba más abajo que me daba la sensación de que estaba aislada, y ahí el trato era todavía peor.A la primera la llamaré la «habitación dura» y a la otra «la muy dura».

Siguen las amenazas y El Comisario me mete a una celda y me dice que piense bien qué voy a hacer.Me sacan de la celda y me llevan al forense.

Son sobre las 20.30 del martes.Le relato que estoy siendo torturada. Me vuelven a llevar a la celda.

Me llevan a la «habitación dura».Allí oía gritos del resto de detenidos/as.Me sientan en una silla y me mojan las manos, mientras escucho ruidos de algo que parecen electrodos. Cuando estaba en la celda también escuchaba esos mismos ruidos.

Me dicen que tengo que hablar y me empiezan a quitar la ropa hasta dejarme totalmente desnuda.Estando desnuda me echan agua fría por encima.Me vuelven a poner la bolsa hasta tres veces seguidas.

Me amenazan con hacerme la bañera. Estando desnuda, me ponen a cuatro patas encima de una especie de taburete.Me dan vaselina en el ano y en la vagina y me meten un poco un objeto.Sigo desnuda y me envuelven en una manta y me dan golpes.Me agarran, me zarandean y me levantan del suelo.

Me vuelven a llevar a la celda hasta la mañana del miércoles, cuando vuelvo a visitar al forense.Le cuento algo sobre el trato al que estaba siendo sometida y su actitud fue mala.

Vuelvo a la celda y allí trato de «descansar» un poco.Después de pasar un rato, viene El Comisario y me lleva a la sala «muy dura».Allí me vuelve a desnudar. Me estira del pelo, me da golpes en la cabeza y me grita al oído que es militar y que está entrenado para matar y que «te voy a destrozar toda por dentro para que no puedas tener pequeños etarras».

Me vuelven a llevar a la celda y después de estar allí, al forense. No le cuento nada, al ver cuál había sido su actitud en la última visita en la que cuestionaba el relato de torturas que le había hecho.

En los interrogatorios siempre había mucha gente.Una vez conté hasta siete voces diferentes.Me amenazan constantemente con mi pareja (al que escucho cómo está siendo torturado). También me amenazan con detener a mi hermano.

Me dicen que como no haya trato no sólo van a detener a mis padres, sino que también van a llevar a mi abuela «en bragas y que se la iba a follar».

El anteúltimo día El Comisario me vuelve a desnudar.Tira una manta al suelo, grita y me dicen que me van a violar, otra vez. Me da la impresión de que él se empieza a quitar la ropa, escucho cómo se quita el cinturón.Entonces, al que llamaban Garmendia intenta tranquilizarle, lo saca de la sala en la que estaban y escucho cómo hablan.Garmendia entra otra vez en la habitación y me dice que le prometa que voy a declarar.

El último día tuve hasta seis interrogatorios.La segunda declaración policial la hago el sábado a las 5:40.Después no me vuelven a desnudar y la agresividad era menor, incluso llegaron a decirme si quería ver a Iñigo.

Las amenazas no cesaron hasta llegar a la Audiencia Nacional. En el furgón, El comisario, que estaba sentado a mi lado, me dijo que tenía que ratificar delante del juez la declaración.


Durante todo el periodo de incomunicación, salvo cuando iba donde el forense, estuve con los ojos tapados con diferentes antifaces.Había alguno de látex que tenía una especie de polvo que ellos decían que si abría los ojos me iba a quedar ciega.

 Yo sí notaba que cuando me lo quitaban (para ir al forense) me picaban los ojos durante un rato.Cuando estaba con El Comisario me ponían otro antifaz que era como de terciopelo.

Durante la incomunicación estuve sobre todo con tres policías (El Comisario, El Inspector y Garmendia, que era menos salvaje), aunque durante los interrogatorios solía haber mucha gente siempre en la habitación.

Ante el juez negué la declaración policial y denuncié haber sido torturada."
Este es el relato de Beatriz Etxebarria, secuestrada y brutalmente torturada por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

Este es solo un relato de entre muchos miles.
Esto es España.

Esto no es la España de Franco, esto sucedió hace solo siete años; esto es la España borbónica.
Esto fue ayer, es hoy y seguirá siendo mañana mientras los torturadores continúen siendo, no solo impunes, sino ascendidos y condecorados por el régimen criminal español.


https://www.elplural.com/andalucia/2018/03/06/un-torturador-dirigiendo-la-uco


 https://www.diariodelanzarote.com/noticia/el-supremo-confirma-las-condenas-dos-polic%C3%ADas-nacionales-de-arrecife-por-torturas


 
 

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