¡LA RUMANíA CAPITALISTA!
Los hombres de las alcantarillas
Otro mas de los grandes logros del paraiso capitalista en Rumanía, tras
1990, es el de que actualmente en la capital del pais, Bucarest haya
mas de 5.000 personas sin casa, de entre los cuales un 20% son personas
de menos de 25 años.
La aplicacion de la ley del mas fuerte capitalista tras el final del Socialismo ha borrado del mapa la consideracion de la dignidad como una caracteristica esencial del ser humano y la necesidad de tener garantizado el acceso a cosas esenciales para tenerla como tener una vivienda digna.
El nuevo derecho fundamental a la miseria, desconocido en la Rumania Socialista y desde hace 20 años habitual en las calles de las grandes ciudades rumanas, ha hecho que los miserables se tengan que buscar la vida, ante el abandono del estado, que ahora ya solo es un mero instrumento recaudador y represor, especialmente para los que no acepten las reglas del sistema o molestan a los que las dictan.
El estado garantiza cada vez mas el
derecho de las empresas a conseguir beneficios a costa de los
productores, y cada ve menos la vida digna de los ciudadanos.
En
Bucarest los hombres de la calle se han visto obligados a buscar sus
refugios propios, y han habitado la parte de la ciudad en la que pueden
permanecer invisibles demasiado, las alcantarillas.
En ellas, se han
repartido el territorio y han formado comunidades de supervivencia.
A las oscuras ciudades subterraneas bajan olvidados de todo tipo:
niños, adultos, ancianos, drogadictos, delincuentes, y sencillos
vagabundos.
En las alcantarillas han distribuido los espacios, y
algunos tienen comedores y salon, incluso armarios.
En un reportaje del diario Adevarul aparecen las declaraciones de algunos de estos habitantes de las alcantarillas, como Lucian, un chico de 23 años que ha vivido siempre en la calle, y cuyos padres le abandonaron cuando las primeros despidos masivos del capitalismo comenzaron a destrozar la vida de miles de rumanos, que ni siquiera se habian imaginado antes de 1989 que hubiera paises donde alguien no pudiera encontrar trabajo.
Los hombres de las alcantarillas viven entre ratas y cucarachas, a las que la necesidad ha hecho que se acostumbren. Por supuesto que el olor de la "vivienda" no es el soñado para nuestras pituitarias domesticadas, especialmente en Rumania donde la calefaccion llega por conductos subterraneos desde las Centrales Termicas de cada barrio, y que van emanando vapores a lo largo de todo su trayecto.
Al menos la cercania de
estas tuberias suministra el calor que afuera no encuentran (hoy en
Bucarest estamos a -10 grados).
Muchos de los habitantes de las alcantarillas tambien practican el deporte del aerolac, muy tipico en la Rumania capitalista. La desesperacion y la miseria hicieron que muchos buscaran en la droga una salida, pero la falta de dinero para acceder a narcóticos procedente del trafico masivo controlado por las mafias internacionales (y con apoyo institucional) les hizo buscar alternativas mas razonables y asequibles.
El aerolac no es una droga, sino un pegamento que se compra en cualquier ferreteria o tienda de pinturas, se mete en una bolsa y se esnifa, una imagen, la del niño con handrajos vagando por la ciudad y con una bolsa de plastico llena de aerolac, bastante habitual en los años 90 y principios del 2000, pero que la entrada en la U.E. hizo que se redujera a los lugares menos visibles (lo que no quiere decir que se redujera su número de usuarios).
Los canales mas "habitados" son, segun Adevarul, los mas cercanos a los grandes monstruos del consumo capitalista, los "malls" o grandes centros comerciales, como el City Mall de Berceni (un barrio periferico al sur de la ciudad), el Unirea Shopping Center, en pleno centro, el Băneasa Mall, en las afueras y cercanias del aeropuerto, Carrefour Militari, Kaufland Obor, etc...
Segun los habitantes de las alcantarillas, vivir en las cercanias de los templos del derroche absurdo les hace mas facil ganar algo de dinero, pidiendo o lavando parabrisas. Ademas encuentran cosas en las basuras que pueden reutilizar, como ropa, comida o incluso cosmeticos.
Los hombres de las alcantarillas no se ven, son invisibles. Los unicos que conocen su vida mas de cerca son los asistentes sociales y los miembros de asociaciones humanitarias, que se acercan a ellos en general para darles algo de caridad, medicinas, algo de comida, etc.., aunque la situación por mucha ayuda puntual que se les de no cambiara para ellos.
Probablemente para que las cosas cambiaran para los hombres de las alcantarillas habría que volver atrás 20 años, cuando la vida de los rumanos no estaba vinculada al beneficio que produjera a determinados parásitos capitalistas, y donde la vivienda, la educación, la sanidad o la integridad como ser humano eran el objetivo principal de los gobiernos y del propio sistema, mientras las alcantarillas estaban construidas y reservadas solamente para el desagüe de los hogares que todos los rumanos tenían, pues ningún hombre era considerado un desecho.
domingo, 9 de enero de 2011.
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