Vrindavan, a apenas 150 kilómetros de Nueva Delhi, es conocida como la ciudad de las viudas. La muerte del esposo supone para muchas de ellas ser repudiadas por sus familias porque creen que son las responsables del fallecimiento
En
India se estima que viven 40 millones de mujeres viudas. La muerte del
marido supone para muchas de ellas ser repudiadas por sus propias
familias, que creen que son las responsables del fallecimiento y que
incluso su sombra da mal augurio.
A la discriminación por ser mujer o por pertenecer a determinada casta se le suma la viudedad, que las condena a la pobreza y la mendicidad.
A la discriminación por ser mujer o por pertenecer a determinada casta se le suma la viudedad, que las condena a la pobreza y la mendicidad.
Según la religión hindú aquí creció el
dios Krishna, y para muchas mujeres viudas morir en ella las liberará de
su karma y lograrán alcanzar el nirvana.
Llegadas desde diferentes
estados del país tras ser repudiadas por sus familias, más de 15.000
viudas sobreviven a diario en sus calles según ONU Mujeres, aunque la
cifra podría ser mucho mayor.
Además, si logran ser
atendidas, no tienen dinero para comprar los medicamentos que se les
prescriben.Las
principales causas de mortalidad entre las viudas son: la diarrea
causada por gérmenes transmisibles y parásitos intestinales, la
tuberculosis y otras infecciones respiratorias, la hepatitis B y C y
malaria.
Además, debido a su vulnerabilidad sufren agresiones sexuales
que pueden acarrear VIH y sífilis. La atención primaria que ofrecen
organizaciones humanitarias permite detectar casos de tuberculosis u
otras enfermedades infecciosas graves. ....
Rajo
—sentada junto al médico— es viuda y tiene 50 años. El doctor Gopal
examina las radiografías que le realizaron en el hospital de Mathura,
situado a más de 19 kilómetros de Radha Kund la ciudad donde vive.
Rajo acude semanalmente al centro hospitalario para tratarse el cáncer de estómago que padece, aunque reconoce que en ocasiones no puede desplazarse porque no dispone de dinero para pagar los tratamientos ni el transporte.
Rajo acude semanalmente al centro hospitalario para tratarse el cáncer de estómago que padece, aunque reconoce que en ocasiones no puede desplazarse porque no dispone de dinero para pagar los tratamientos ni el transporte.





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