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jueves, 23 de agosto de 2018

La vida después de la muerte del marido



Vrindavan, a apenas 150 kilómetros de Nueva Delhi, es conocida como la ciudad de las viudas. La muerte del esposo supone para muchas de ellas ser repudiadas por sus familias porque creen que son las responsables del fallecimiento

 

En India se estima que viven 40 millones de mujeres viudas. La muerte del marido supone para muchas de ellas ser repudiadas por sus propias familias, que creen que son las responsables del fallecimiento y que incluso su sombra da mal augurio. A la discriminación por ser mujer o por pertenecer a determinada casta se le suma la viudedad, que las condena a la pobreza y la mendicidad.
 

En India se estima que viven 40 millones de mujeres viudas. La muerte del marido supone para muchas de ellas ser repudiadas por sus propias familias, que creen que son las responsables del fallecimiento y que incluso su sombra da mal augurio.


 A la discriminación por ser mujer o por pertenecer a determinada casta se le suma la viudedad, que las condena a la pobreza y la mendicidad.
 


Cada semana, el equipo de SOS Mujer instala su dispensario médico ambulante en la ciudad de Radha Kund, a 15 kilómetros de Vrindavan. Fundada en 2009 y dirigida por la española Diana Ros, trabaja en esta ciudad proporcionando atención médica, jurídica y psicológica a 4.500 mujeres viudas. En su dispensario ofrecen, desde hace una década, una cobertura médica primaria y medicamentos gratuitos. En un solo día llegan a acudir más de un centenar de mujeres. Además, poseen otro centro de salud ambulante para acudir a zonas cercanas como Radakun, donde viven unas 1.500 viudas sin medios para desplazarse.
 
  Vrindavan, a apenas 150 kilómetros de Nueva Delhi, en el estado de Uttar Pradesh, es conocida como la ciudad de las viudas. A orillas del río Yamuna, afluente del Ganges, es considerada como enclave sagrado y de peregrinaje para los hindúes.
 
 
Vrindavan, a apenas 150 kilómetros de Nueva Delhi, en el estado de Uttar Pradesh, es conocida como la ciudad de las viudas. A orillas del río Yamuna, afluente del Ganges, es considerada como enclave sagrado y de peregrinaje para los hindúes. Según la religión hindú aquí creció el dios Krishna, y para muchas mujeres viudas morir en ella las liberará de su karma y lograrán alcanzar el nirvana. Llegadas desde diferentes estados del país tras ser repudiadas por sus familias, más de 15.000 viudas sobreviven a diario en sus calles según ONU Mujeres, aunque la cifra podría ser mucho mayor. Reciben pequeñas limosnas de los feligreses que visitan los más de 5.500 templos y 'ashrams' (centros religiosos) de la ciudad.  Según la religión hindú aquí creció el dios Krishna, y para muchas mujeres viudas morir en ella las liberará de su karma y lograrán alcanzar el nirvana. 
 
 
Para las viudas es difícil acceder a los hospitales públicos. Muchas de ellas creen incluso que no merecen ser atendidas y ni siquiera acuden a los centros médicos. Por este motivo, las enfermedades de fácil tratamiento se agravan por un diagnóstico tardío. Además, si logran ser atendidas, no tienen dinero para comprar los medicamentos que se les prescriben.Llegadas desde diferentes estados del país tras ser repudiadas por sus familias, más de 15.000 viudas sobreviven a diario en sus calles según ONU Mujeres, aunque la cifra podría ser mucho mayor. 
 
 
Las principales causas de mortalidad entre las viudas son: la diarrea causada por gérmenes transmisibles y parásitos intestinales, la tuberculosis y otras infecciones respiratorias, la hepatitis B y C y malaria. Además, debido a su vulnerabilidad sufren agresiones sexuales que pueden acarrear VIH y sífilis. La atención primaria que ofrecen organizaciones humanitarias permite detectar casos de tuberculosis u otras enfermedades infecciosas graves.
 
 
Reciben pequeñas limosnas de los feligreses que visitan los más de 5.500 templos y 'ashrams' (centros religiosos) de la ciudad.
 
 
Rajo —sentada junto al médico— es viuda y tiene 50 años. El doctor Gopal examina las radiografías que le realizaron en el hospital de Mathura, situado a más de 19 kilómetros de Radha Kund la ciudad donde vive. Rajo acude semanalmente al centro hospitalario para tratarse el cáncer de estómago que padece, aunque reconoce que en ocasiones no puede desplazarse porque no dispone de dinero para pagar los tratamientos ni el transporte.


 
  Cada semana, el equipo de SOS Mujer instala su dispensario médico ambulante en la ciudad de Radha Kund, a 15 kilómetros de Vrindavan. 
 
 
Fundada en 2009 y dirigida por la española Diana Ros, trabaja en esta ciudad proporcionando atención médica, jurídica y psicológica a 4.500 mujeres viudas. 
 
 
En su dispensario ofrecen, desde hace una década, una cobertura médica primaria y medicamentos gratuitos. 
 
 
En un solo día llegan a acudir más de un centenar de mujeres. Además, poseen otro centro de salud ambulante para acudir a zonas cercanas como Radakun, donde viven unas 1.500 viudas sin medios para desplazarse.
 
 
Para las viudas es difícil acceder a los hospitales públicos. Muchas de ellas creen incluso que no merecen ser atendidas y ni siquiera acuden a los centros médicos. Por este motivo, las enfermedades de fácil tratamiento se agravan por un diagnóstico tardío. 
 
 
Además, si logran ser atendidas, no tienen dinero para comprar los medicamentos que se les prescriben.Las principales causas de mortalidad entre las viudas son: la diarrea causada por gérmenes transmisibles y parásitos intestinales, la tuberculosis y otras infecciones respiratorias, la hepatitis B y C y malaria. 

Además, debido a su vulnerabilidad sufren agresiones sexuales que pueden acarrear VIH y sífilis. La atención primaria que ofrecen organizaciones humanitarias permite detectar casos de tuberculosis u otras enfermedades infecciosas graves. .... 

 Rajo —sentada junto al médico— es viuda y tiene 50 años. El doctor Gopal examina las radiografías que le realizaron en el hospital de Mathura, situado a más de 19 kilómetros de Radha Kund la ciudad donde vive. 


Rajo acude semanalmente al centro hospitalario para tratarse el cáncer de estómago que padece, aunque reconoce que en ocasiones no puede desplazarse porque no dispone de dinero para pagar los tratamientos ni el transporte.  











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