El informe preliminar de la autopsia emitido por los forenses del
Instituto de Medicina Legal de Asturias no deja lugar a la duda por su
contundencia: Javier Ardines González, de 52 años, el único concejal de
Izquierda Unida (IU) de Asturias en el Ayuntamiento de Llanes, murió
asesinado en la madrugada del pasado jueves,
día 16. Su cadáver presentaba heridas en la cabeza que demuestran que
tuvo una muerte violenta al recibir varios golpes contundentes.
Al
parecer, un obstáculo interpuesto en el camino obligó a Javier Ardines a
bajarse de su vehículo, momento en el que sufrió la agresión, cuando se
dirigía al puerto para embarcar en
«Bramadoira», el barco de su propiedad con el que iba a pescar marisco. Era un enamorado del mar.
El concejal presentaba lesiones en las manos que indican que intentó
defenderse y repeler el ataque, según señalaron ayer fuentes cercanas a
la investigación.
"A Javi tuvieron que atacarle entre varios, uno solo no habría podido con él, era un hombre fuerte”, reflexiona un amigo que prefiere mantener el anonimato, leemos en el diario El País. El camino en el que mataron al concejal de IU no es de paso sino que lleva solo a una decena de casas particulares, la mayoría con amplios terrenos, y termina en una vivienda, sin salida.
En el entorno
de Ardines creen que le vigilaron porque la madrugada del jueves salió
más tarde de lo que acostumbraba para ir a pescar. Otro detalle apunta a
la vigilancia: la semana anterior, Ardines ya había encontrado una de
esas vallas en el camino, y lo contó en casa.
Según pudo saber el diario El Comercio, los vecinos de un chalé ubicado en el mismo camino se despertaron sobresaltados «pasadas las seis de la mañana» tras oír las voces de «más de una persona».«Eran voces muy altas, parecía que estuviesen dentro la casa», relataban ayer al tiempo que reconocían que debido al «miedo» que sintieron en ese momento no se atrevieron a salir a la calle para comprobar qué sucedía.
Fue uno de esos mismos vecinos, a apenas doscientos metros de la
residencia del edil llanisco desde hace más de una década, quien dos
horas más tarde de escuchar las voces encontró el cadáver. Según
explicó, salía a pasear junto a su perro, como tenía por costumbre hacer
cada mañana, cuando el animal salió corriendo en dirección a la parte
del camino que conduce a varias viviendas, entre ellas la de Ardines.
Entonces el hombre, que había iniciado su marcha en sentido contrario,
dio media vuelta para buscar a su mascota y se topó con el cuerpo sin
vida del concejal y pescador, en medio de un «reguero» de sangre.
Javier Ardines era un político altruista -no cobraba sueldo por ejercer su actividad municipal-, y en la actualidad tenía bajo su responsabilidad las áreas de Personal, Medio Rural, Playas y la Concejalía del Valle de San Jorge en el gobierno cuatripartito de Llanes.
Era habitual en él recibir a mediodía a diario a
los
vecinos en el consistorio, sin cita previa. De su autobiogrfía, colgada
en la web del Ayuntamiento de Llanes, es de destacar este fragmento:
"Siempre
tuve inquietudes sociales, aunque no políticas. Me costó militar en un
partido político, porque no creo en las estructuras piramidales y
rígidas de los partidos. Mis siglas siempre fueron los vecinos y no
el partido. Me
fueron a buscar a casa, renuncié tres veces como Judas y dije que no
quería militar en política.
Entré de número cuatro en las listas, en el
año 1999 con la idea de aportar ideas pero no de asumir cargos de
responsabilidad. Poco más tarde me pidieron que fuera coordinador local,
cargo al que renuncié la primera vez, aunque repetí. Encabecé la lista
hace dos legislaturas y volví a encabezarla esta.
Sin querer, ya que no
tenía interés por tener actividad política, llegamos a donde estamos
Después
de ocho años sin representación los vecinos decidieron que IU la
volviera a tener y por la invitación que nos hicieron los grupos que
pretendían formar gobierno, especialmente la agrupación de Vecinos X
Llanes en la que se habían integrado algunas personas que antes habían
pasado por izquierda unida, la Asamblea decidió aceptar y gestionar las
concejalías que tenemos asignadas.
Y ahí estamos, intentado cambiar la
política municipal, dentro del margen de maniobra que tenemos.
De los
diecisiete concejales que tiene el consistorio la Corporacion Municipal
tenemos uno.
Tengo
ilusión por trabajar, por cambiar la forma de gobernar de un sistema
que duró 28 años y que estuvo muy lejos, especialmente en los últimos
años, de la realidad de la calle y más bien dedicado a los intereses
particulares. Una política de barrigas agradecidas que daba su fruto en
épocas de bonanza económica.
El bipartidismo se está extinguiendo y toca
acordar y en esa fase estamos".
Otro fragmento que conviene resaltar en la breve autobiografía de Ardines es el que sigue: "Llanes no puede ser solo un referente turístico estival. Somos más que 30 playas y para desestacionalizar hay que apostar por el turismo gastronómico, patrimonial, y la cantidad de rutas que se pueden habilitar, enfocadas al senderismo y cicloturismo.
Todas estas
cuestiones se tienen que englobar en el próximo PGOLL, para que de una
vez por todas seamos capaces de hacer un plan sostenible y acorde a la
legalidad vigente, donde prime un desarrollo acorde a las necesidades
reales y no a la especulación del suelo".
Según la información aportada por El País, la Guardia Civil no apunta de momento a ninguna línea de investigación prioritaria, mientras en el círculo personal y político del concejal destacan el ambiente de “hostilidad brutal, irrespirable” que se vivía en el Ayuntamiento fruto de tensiones por la actuación del equipo de Gobierno tras 28 años de poder del PSOE.
En este mismo periódico leemos que el concejal fallecido era la mano derecha del alcalde, Enrique Riestra, de Vecinos por Llanes, y “se enfrentaba a pecho descubierto a todo el mundo”, según describe un amigo y compañero de partido. El edil y el regidor han protagonizado lo que fuentes cercanas a ambos definen como “una cruzada para aflorar la red clientelar en torno al anterior Gobierno municipal”.
Así, el Gobierno cuatripartito tumbó el Plan General de Ordenación
Urbana del anterior equipo y decidió intervenir en el estatus de parte
del personal del Ayuntamiento, sacando a concurso 16 plazas que estaban
ocupadas por trabajadores que no habían aprobado la oposición necesaria.
Varios de los afectados por el proceso acusaban al edil de acoso
laboral. “Aquí, igualdad, mérito y capacidad suena a acoso”, dijo
Ardines en su última entrevista, publicada por el diario El Comercio.
Pero era de Izquierda Unida, así que nada.
Estamos en alerta ante el resultado que puedan dar las investigaciones de este extraño caso, cuya gravedad sería aún mayor si el móvil fuera político.
Javier Ardines -escribe hoy Germán Ojeda en La Nueva España- era
un llanisco de pura cepa, hijo de la mar y del campo, de la emigración y
de la "jambrísima", que tuvo tiempo para volver a su tierra y poner
todo su empeño en hacerla mejor. No le dejaron.
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