Cuando quemamos carbón, usamos la luz del Sol que llegó a la Tierra hace
250 millones de años; entonces, América del Norte estaba cubierta por
un mar interior, y en sus orillas existían pantanos cubiertos de
helechos gigantes. Las hojas de estos helechos recogían energía del Sol,
indispensable para su crecimiento.
Árboles y ramas cayeron al agua y
allí estuvieron protegidos del aire y las bacterias, agentes de
descomposición. El material de las plantas no desapareció: se transformó
en una sustancia oscura, esponjosa, llamada turba.
Con el tiempo, el suelo se hundió y a los pantanos los cubrió el mar.
Las capas de musgo se acumularon sobre la turba y la presión, transformó
ésta en lignito, pero esta forma de carbón tiene un poder calorífico
que apenas llega a la tercera parte de la hulla, forma carbonífera que,
generalmente, se atribuye al período paleozoico, coincidente con el gran
desarrollo de los vegetales que alcanzaron el tamaño de los árboles.
La
carga y la presión aumentaron, el lignito se convirtió en carbón
bituminoso; en determinados lugares, estas capas de carbón se vieron
envueltas en el plegado que produjo las cadenas de montañas.
Este
proceso, convirtió el carbón blando, en carbón duro (an-tracita).
Las
partes de las plantas fueron aplastadas de forma que no se pueden
reconocer; pero los fósiles las han conservado en las pizarras cercanas a
los filones carboníferos.
Algunos moldes y huellas reproducen plantas
completas y hasta las venas y texturas de las hojas se pueden apreciar
con toda claridad. La antracita es el carbón más rico en carbono y más
pobre en los elementos volátiles de la hulla; se formó a partir de los
restos vegetales ricos en lignina, es decir de troncos y ramas. Su poder
calorífico es el más alto y su combustión casi no produce llama ni
humo.
Millones
de toneladas de carbón han sido extraídas anualmente por los hombres
con el auxilio de máquinas; algunas, capaces de arrancar cuatro
toneladas de carbón por minuto. Gracias al uso de estas máquinas los
mineros nos suministran el carbón que, todavía, se emplea en variadas
actividades.
Actualmente, la luz solar fosilizada nos sirve como
combustible y materia prima. Derivados del carbón se usan para fabricar
tintes, perfumes, plásticos, nylon, explosivos, medicinas y muchos otros
productos.
El petróleo, en nuestro tiempo, es la principal fuente de energías de la
actual civilización, también se formó hace cientos de millones de años
de los organis-mos en descomposición que vivían en el mar; el océano
albergaba una vasta población de plantas y animales microscópicos y
miríadas de ellos se hundieron y fueron enterrados en el fango. Este
fango se convirtió en roca y las diversas materias enterradas dieron
lugar al petróleo.
Petróleo, es un sustantivo que significa aceite de piedra y es la
energía que se utiliza, como reemplazo del carbón, para mover los
motores de barcos, aeroplanos, automóviles y trenes; es la energía que
emplean las fábricas y la que proporciona calor para los hogares. Sus
derivados, también, como el carbón, tienen otras aplicaciones: fabricar
llantas, plásticos, cosméticos y otros muchos productos.
https://diariosdeunescritorrevolucionario.blogspot.com/2018/01/el-carbon-y-el-petroleo
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