La Iglesia prevé una comisión para destapar los casos de violaciones
contra las religiosas que hasta ahora se habían mantenido
silenciados. La primera medida de esta comisión será la creación, en el
Vaticano, de una residencia de acogida para religiosas expulsadas por
haber denunciado estos delitos en el interior de los conventos.
El diario vaticano L'Osservatore Romano, en
su suplemento mensual femenino, ha denunciado los abusos sexuales y las
condiciones de explotación que sufren actualmente muchas monjas. El
diario admite así que las religiosas sufren el síndrome de burnout o del trabajador agotado, derivadas de las violaciones.
El suplemento Mujer, Iglesia y Mundo vuelve a tratar las condiciones de las religiosas después de las pasadas acusaciones de explotación y esclavitud que viven muchas monjas, sobre todo las que se dedican a servir en estructuras de la Iglesia o de los altos prelados.
En el nuevo número que se publicará el 26 de febrero
explica que el tema del agotamiento laboral y el estrés postraumático
que sufren las religiosas fue abordado en la última reunión de la Unión Internacional de Superiores Generales (UISG) y se decidió establecer una comisión de cuidado personal en los próximos tres años.
"Nuestro objetivo es construir comunidades resilientes", explica en la revista la monja australiana Maryanne Lounghry, psicóloga e investigadora del Boston College y la Universidad de Oxford.
Las monjas,
explican en el artículo, esperan que al igual que en los casos de los
abusos a menores se establezcan "líneas guías" para que se conozcan las
obligaciones, pero también los derechos de las religiosas en sus lugares de trabajo, así como algo que se parezca a un contrato de trabajo.
"Cada religiosa
tiene que tener una especie de código de conducta, una carta de acuerdo
con el obispo o el párroco para poder decirle: "Sabe, trabajé 38 horas
esta semana o no puedo trabajar el domingo y vuelvo el lunes, necesito
un día libre.
Un contrato de negociación que te hace más fuerte", añade
Lounghry.
Lounghry agrega que
sería necesario también "invertir en el bienestar de las monjas" y por
ejemplo concederles "dos semanas de vacaciones, una paga, una situación
de vivienda digna, acceso a internet" o "incluso un año sabático después
de cinco años de trabajo".
Sobre los problemas
de la vida religiosa de las mujeres, el nuevo número de "Mujeres, Mundo
e Iglesia" publica una entrevista con el prefecto de la Congregación
para la Vida Consagrada, el cardenal João Braz de Aviz, que afirma que el papa Francisco quiere "transparencia total" en los casos de violencia sexual sobre las monjas.
Cuando el suplemento femenino estaba dirigido por Lucetta Scaraffia
se denunciaron los casos de abusos sexuales a las monjas por parte del
clero y se pidió a la Iglesia no ignorar esta situación de opresión
hacia la mujer. Algo que aún no ha sido abordado.
El cardenal admite
que su dicasterio (ministerio) está recibiendo informes de casos de
abusos a religiosas por parte de sacerdotes y que se están investigando,
y agrega que lo sorprendente es que "comienzan a aparecer casos de
abuso sexual entre monjas".
"En una congregación nos han señalado hasta nueve casos.
Este fenómeno que afecta a las mujeres se ha mantenido por más tiempo
escondido. Pero sale a la luz. Tendrá que salir", señala Braz de Aviz.
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