Las denuncias de violación y abusos contra la Iglesia católica
destapadas por el documental 'Els internats de la por' continúan sin
justicia
"Me dijo 'No se lo puedes contar a nadie' 'Tus papás se pueden morir' 'Hoy vamos a hacer una cosa que no se la puedes decir a nadie'
Se subió los hábitos, me puso la cosa
en la boca, me empezó a escurrir una cosa asquerosa por la boca, porque
el tío lo consiguió, desde luego, me toqueteó lo que quiso, me hizo
ponerme de espaldas, y por la espalda también me hizo, y cuando
terminó me dijo que era asquerosa, que dios me iba a castigar por eso".
La entonces niña Dolores Zamorano, que ya es mujer madura, todavía no ha
empezado a llorar cuando narra su experiencia infantil con el sacerdote
católico que la preparaba para su Primera Comunión.
Se llora un poco después, y se ha llorado antes mucho.
Recientemente, el papa Francisco ha aprovechado su visita a varios países latinoamericanos para "pedir perdón" por los abusos sexuales y las torturas practicadas por miembros de la Iglesia católica contra
niños y niñas, gesto que acaba de concluir con su renovación de
miembros en la Comisión contra el abuso sexual. Para quien haya seguido
este devenir latinoamericano, ha quedado claro el barro de sus pies.
Entonces, la carta de la abogada Montserrat Fernández Garrido
llega al mail de la redacción reclamando una mirada hacia España,
reclamándola otra vez.
Y una no puede dejar de preguntarse, también otra
vez, por qué España es uno de los pocos países muy evidentemente
católicos en los que la Iglesia no se ha visto sometida a una severa
revisión pública de su pasado.
En Estados Unidos se multiplican los
expedientes de abusos (1993, 1998, 2002, 2004, 2008, 2010), así como en
Francia (1994), Austria (1195, 2009), Reino Unido (1997), Australia,
Holanda, Chile y Alemania, por poner algunos ejemplos.
En España, sin embargo, parece que casos tan flagrantes
como los referentes a los internados franquistas están condenados al
silencio.
La abogada Montserrat Fernández Garrido, mujer sin duda
tenaz, ha vuelto a dirigirse a los medios de comunicación para
denunciar la falta de atención de la Iglesia católica a las
reclamaciones que ella, y con ella centenares de personas, remitieron a
la Conferencia Episcopal.
¿Su demanda? Pedir una disculpa por los abusos
cometidos en los centros de internamiento franquistas para niños. ¿La
espoleta? La emisión en TV3 del sobrecogedor documental Els internats de la por, dirigido por los periodistas Montse Armengou y Ricard Belis.
Lo primero que una piensa es que sería una impertinencia responder a su llamada sin antes haber visto Els internats de la por, documento del que parte su infatigable denuncia.
Una vez visto, la palabra impertinencia queda confitada en ligereza.
Dolores Zamorano, la mujer ya madura con la
que arranca este texto, siendo niña vomitó y tuvo que comer su vómito y
volvió a vomitarlo y tuvo que volver a comérselo antes de que un
sacerdote le eyaculara en la boca. Junto a ella, un grupo de mujeres y
hombres adultos van narrando sus más íntimos recuerdos infantiles de
humillación, brutalidad, abuso y violación.
Todos ellos estuvieron
internos en instituciones religiosas, asilos o sanatorios de
beneficencia franquista. Abuso sexual y violaciones, experimentos
psiquiátricos y quirúrgicos,
agresiones genitales y todo un catálogo de castigos corporales… La
crueldad aplicada sobre miles de niñas y niños rasga la confianza en el
ser adulto con uña negra de zarpa.
"Recuerdo que me quemaban el culo con velas por orinarme". La entonces niña Mikae Ortiz,
que ya es mujer madura, se derrumba ante la cámara al recordar sus 10
años de internamiento en un centro para niñas. "Cogían ortigas y me las
frotaban en mis partes íntimas".
Joan Sisa narra cómo, en los
Hogares Mundet de Barcelona, el sacerdote se masturbaba contra su
espalda aquella noche en la que estaba castigado en pijama contra la
pared del pasillo. "El mismo que a las ocho de la mañana siguiente
estaba dando misa".
Los Hogares Mundet, la Maternidad, la Casa de la Caritat, el preventorio de Guadarrama...
SOCIEDAD DENUNCIANTE
Fernández Garrido vio, escuchó, resistió los
testimonios, entre otros, de Dolores Zamorano y el semen en su boca, de
Mikae Ortiz y las ortigas contra su vulva, de Joan Sisa y el orgasmo a
su espalda.
Desde su emisión, en abril de 2015, no ha dejado de insistir
a periodistas e instituciones para que propaguen su denuncia. Y se
dirigió con cientos de firmas a la Conferencia Episcopal española para
que pidiera disculpas, infructuosamente.
Preguntada por correo electrónico, su respuesta es
inmediata. Para empezar, rescata dos cartas de 2016. En la primera
comunica a un grupo de personas, "feministes de Catalunya", que un grupo se propone entrevistarse con el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. En la segunda explica dicha reunión.
Esta es, abreviada, la primera carta:
El pasado año, el colectivo "Feministes de
Catalunya" realizó una campaña exigiendo a la Iglesia Católica y al
Estado que pidan perdón y reparen en la medida de lo posible el terrible
daño causado a los niños y niñas internados en centros públicos hasta
los años 80.
El pasado año TV-3 emitió un documental en su
programación de "Sense Ficció", llamado "Els internats de la por"
Nos mostró el terrible padecimiento de miles de niñas y niños pobres o
hijos de personas republicanas, ingresados en centros públicos.
Allí
donde debían protegerlos, alimentarlos, educarlos y cuidarlos sufrieron
todo tipo de penalidades: maltratos físicos y psíquicos, abusos
sexuales, explotación laboral y prácticas médicas dudosas.
Es decir, nos
mostraron una infancia víctima del franquismo, a través de centros
religiosos Los religiosos y religiosas que cometieron tales
atrocidades no sólo no han pagado penalmente por ello, tampoco nadie les
ha exigido explicaciones y ni siquiera han pedido perdón a las víctimas
por su intolerable comportamiento: No se han reparado tales
injusticias.
Estas instituciones y las criaturas estaban bajo la
tutela del Estado, que es también responsable de aquellos malos tratos.
Exigimos también que pida perdón y que repare por medios asistenciales
los efectos que padecen todavía hoy.
Esta es, abreviada, la segunda carta:
El pasado jueves, día 23 [de junio de 2016],
mantuvimos la entrevista concretada con el arzobispo de Barcelona,
Monseñor Omella. Nos atendió amablemente durante media hora.
Le
llevamos un escrito (en catalán y en castellano) y las 204 adhesiones a
tal escrito, exigiendo "verdad, justicia y reparación" a las víctimas de
todos los maltratos y penalidades sufridos en los internados, desde el
inicio del franquismo y hasta los años 80. Él conocía el tema, como
también los casos de pederastia que tuvieron lugar allí y los
posteriores en otros centros.
No cesó de repetirnos que no entendía por qué la
sociedad está tan empeñada en solventar lo ocurrido en la Iglesia y no
se habla tanto de que el 80% de los casos de abuso a menores se producen
en las propias familias...
Se comprometió a llevar nuestro escrito,
las adhesiones, y en resumen el tema y nuestra exigencia, a la próxima
reunión de la Conferencia Episcopal Catalana y nos dará una respuesta en
dos o tres meses (sin contar julio ni agosto). Le pedimos que no lo
llevara a la Conferencia Episcopal Española porque nos tememos que son
más reaccionarios y la respuesta no sería la adecuada/ deseada.
Esperamos conseguir nuestro objetivo. Y debemos pensar en cómo y cuándo
exigir lo mismo al Estado, que en definitiva era quien debió proteger a
esos niños y niñas...
Entre las firmas que aparecen: Marina Geli (dra. en
medicina y ex Consellera de Salut), Mar Serna (magistrada y ex
consellera de Treball), Mercedes Caso Señal (magistrada Decana de los
Juzgados de Barcelona), Pilar Rebaque (abogada, presidenta de la
"Comissió de Dones Advocades" del Col.legi d´Advocats i Advocades de
Barcelona), Gemma Calvet Barot (diputada del Parlament de Catalunya
(ERC), Dr. Santiago Dexeus Trias de Bes (ginecólogo), Carmen Alcalde Garriga
(periodista y escritora), Marina Subirats (catedrática Emérita de
Sociología), Antonina Rodrigo (escritora. Creu de Sant Jordi Generalitat
Catalunya), Susana Koska (directora de cine y escritora), José Mª Sanz, "Loquillo" (cantante),
Isabel Steva Hernánd "Colita" (fotógrafa), Gemma Lienas (escritora),
Laura Freixas (escritora), Eduard Carbonell Esteller (catedrático
Emérito Historia Arte)…
IMPUNIDAD
Resulta pertinente, dados los nuevos pasos de la
Iglesia católica, recoger no solo la denuncia de este grupo de
ciudadanos escandalizados, sino también la respuesta que recibieron por
parte de la autoridad católica española.
En un breve mail, el arzobispo de Barcelona, Juan de Omella, respondió: "Tratamos el tema a la Conferencia Episcopal Tarraconense, pero no hubo consenso para hacer una declaración en este sentido",
escribieron desde el arzobispado, y así nos lo confirman.
Algo más
adelante añaden: "Ya hemos dicho públicamente que estos hechos nos dañan
y que se pide perdón por parte de los eclesiásticos que han cometido
estos abusos".
Cabe preguntarse, por fin, si es esta la conclusión
que deben recibir casos de violación, violencia y abuso como los
anteriormente citados.
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