Miles de personas aterrorizadas son recibidas en la frontera griega con
gases lacrimógenos y porras de la Policía, a las que se suman las
“redadas” de los grupos ultraderechistas
Dos jóvenes griegos pueden ir a la cárcel por salvar vidas de
inmigrantes y refugiados en el mar. Es un caso sangrante que recuerda a
lo que ya le ocurrió el pasado verano a Carola Rackete, la capitana del barco Sea Watch 3 encarcelada por rescatar a 40 náufragos y trasladarlos al puerto italiano de Lampedusa.
La ignominia se repite una y otra vez, para vergüenza de la vieja Europa, y ahora la injusticia se ceba con Sarah Mardini y Seán Biden, dos chicos griegos que han cometido el “horrible crimen” de salvar a personas a punto de perecer en el Mediterráneo. Según Amnistía Internacional,
ambos se enfrentan a 25 años de prisión por intervenir sin el permiso
de las autoridades locales. Se les acusa de espionaje, tráfico de
personas y pertenencia a una organización criminal.
De hecho, ya pasaron
más de 100 días en la cárcel antes de quedar en libertad bajo fianza en
diciembre de 2018. “Transgredir la ley es lo último que se les pasó por
la cabeza cuando cumplían su cometido en la isla griega. Solo trataban
de avistar embarcaciones en peligro y ayudar a las personas que estaban
en ellas para que no se ahogasen”, aseguran fuentes de la oenegé.
La historia de Sarah y Seán es solo un ejemplo más de cómo las
fronteras turca y griega se han convertido en un auténtico polvorín.
Miles de refugiados sirios que huyen de la guerra se agolpan estos días
ante los muros y alambradas tratando de entrar en territorio de la UE.
Durante años, la respuesta de Bruselas ha sido mirar
para otro lado y ahora todavía más, cuando la neurosis por el
coronavirus se extiende por todo el continente y el terror al contagio
puede más que el deseo de afrontar el inmenso drama humanitario de la
inmigración.
Hoy por hoy, la política migratoria de la UE es un rotundo
fiasco generado por la idea equivocada de que el problema es solo
competencia de los estados miembros del sur (véase España, Italia, Grecia o Malta).
Los países ricos se lavan las manos, como si los inmigrantes no
terminaran llegando finalmente a sus calles en busca de una vida mejor.
Las ideologías xenófobas imperantes en muchos estados europeos han
terminado por distorsionar la realidad, que no es otra que nos
encontramos ante una tragedia global que exige medidas conjuntas que
nunca llegan.
Y mientras la desidia de los mandatarios de Bruselas resulta cada día
más intolerable y preocupante, el Gobierno griego ha decidido actuar
por su cuenta reprimiendo duramente a miles de refugiados.
Los
desplazados −hombres, mujeres, ancianos y niños que huyen del infierno
sirio−, son recibidos con gases lacrimógenos y duras porras, algunas de
ellas no solo de los agentes antidisturbios sino también de los grupos
ultraderechistas que se han sumado alegremente a la brutal represión que
atenta contra los más elementales derechos humanos.
La tensa situación en la frontera sureste de Europa puede estallar en
cualquier momento, causando un grave conflicto internacional, después de
que al menos 33 militares de las Fuerzas Armadas de Turquía murieran hace solo unos días en un ataque del Gobierno sirio y de su aliada Rusia. Tras la refriega, el presidente turco Erdogan
ha amenazado a la Unión Europea con abrir las puertas a los refugiados
si no se implica más a fondo en la crisis humanitaria.
La advertencia
del mandatario ha provocado que cientos de migrantes se hayan agolpado
en el límite entre Grecia y Turquía en un intento desesperado por entrar
a la UE. Sin embargo, ni el catastrófico escenario que se ha creado en
la región ni las presiones de Erdogan parecen hacer mella en Bruselas.
En las últimas horas, la Unión Europea ha emitido un comunicado en el
que asegura que “no tolerará” el paso irregular de personas a través de
su frontera exterior y que tomará “todas las medidas necesarias” para
impedirlo. De esta manera, los ministros de Interior de los Veintisiete
visualizan su respaldo a Grecia, dándole licencia para casi cualquier
cosa, tras la decisión de Turquía de dejar de contener el flujo
migratorio.
Según informa Europa Press, la declaración pactada por los
máximos responsables de seguridad europeos incluye, en su versión final,
el acuerdo de que tales medidas se tomarán con arreglo al Derecho
Europeo e Internacional, después de que Atenas
anunciara el pasado domingo que suspendía durante un mes el derecho
fundamental de los refugiados a solicitar asilo en su frontera.
Parece
evidente que Bruselas está tratando de mantener una posición ambigua,
equidistante, en toda esta crisis: por un lado le da la placa de sheriff
de policía a Grecia, para que reprima la marabunta humana que trata de
salir de su reserva de miseria y muerte, y al mismo tiempo apela
inútilmente al Derecho Internacional que no se cumple.
“Nadie puede decir eso con seguridad (si las autoridades griegas
respetan las leyes internacionales) porque hay mucha falta de
información”, se defienden fuentes próximas a la reunión de ministros.
La declaración común advierte además de que los inmigrantes “no
deberían ser alentados a poner en riesgo su vida” para tratar de llegar a
suelo europeo a través de rutas ilegales, ya sea por tierra o por mar, y
emplaza a Turquía y a las oenegés a difundir este mensaje para
contrarrestar “la difusión de información falsa”. “La UE seguirá
luchando activamente contra el tráfico de seres humanos”, continúa el
texto suscrito en las últimas horas.
En cuanto a la estrategia de Erdogan, los Veintisiete han “rechazado
con firmeza” la decisión del Gobierno de Ankara de “usar la presión
migratoria con fines políticos” y avisan de que esta táctica “no es
aceptable”.
También le recuerdan al gobernante turco su compromiso con
la UE para contener el paso de migrantes y refugiados en base al acuerdo
de 6.000 millones de euros sellado en 2016. Erdogan, por su parte, ha
respondido que en los últimos ocho años Turquía ha destinado más de
30.000 millones de euros de su presupuesto a gastos de acogida. En el
fondo, como todo en la vida, tras la cuestión de los refugiados también
subyace un problema de dinero.
Los ministros europeos han mostrado su deseo de apoyar a Grecia con
más efectivos y recursos que le permitan “gestionar mejor el flujo
migratorio y controlar la frontera, aunque el encuentro ha concluido sin
compromisos formales”, añade Europa Press. ¿Y cuál es la posición del Gobierno español al respecto?
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska,
cree que cualquier respuesta de la Unión Europea para apoyar a Grecia
estaría “en línea con el Estado de Derecho y la protección de los
derechos fundamentales”.
Marlaska asegura que nuestro país “estudiará”
la posibilidad de ampliar la aportación de España a las operaciones de Frontex en la zona con más medios materiales y personales de Policía Nacional y Guardia Civil,
sin ofrecer más detalles de sobre el alcance de la contribución.
Es
decir, más policía y mas porras cuando de lo que se trata es de dar un
trato digno y ayuda humanitaria a miles de personas que no hacen más que
huir de la guerra para salvar sus vidas.
https://diario16.com/la-cruel-e-indigna-gestion-de-la-ue-e…/
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