El Centro Español en Queens y un céntrico hotel de la Gran Manzana
suspenden un mitin del partido ultra, que finalmente tuvo que celebrarse
en un restaurante cubano
La aventura americana de Santiago Abascal en Nueva York ha rozado el ridículo.
El supuesto baño de masas que el líder del partido verde pretendía darse en Manhattan
ha devenido en quedada de amigos en un típico restaurante cubano, tal
como puede verse en la fotografía que ha inmortalizado el histórico
evento. “La España viva desborda todas las previsiones en Nueva York
pese a los ataques de los violentos e intolerantes de siempre”, asegura
la página web de Vox para justificar el fiasco del viaje.
Siempre la
misma explicación: cuando algo sale mal la culpa es de la conspiración
judeomasónica-rojo-bolchevique.
Sin embargo, lo cierto y verdad es que en este caso nada ha tenido
que ver la amenaza comunista con que el partido no haya cumplido sus
expectativas políticas, sino más bien con que algunas instituciones
respetables de USA no han querido verse mezcladas con unos tipos
llegados de España que repudian el mestizaje (pese a su evidente piel morena) y que se creen herederos directos del conquistador Hernán Cortes.
En efecto, los responsables de la organización del mitin, con el que
Vox soñaba darse a conocer entre la comunidad hispana en la ciudad de
los rascacielos, tuvieron que suspender el acto hasta por dos veces, una
en el Centro Español de Queens y otra en un conocido hotel de la city. Finalmente, visto lo visto, tuvieron que meterse en un pequeño restaurante cubano.
El partido ultra, como no podía ser de otra manera, ha justificado la
suspensión del evento alegando “presiones” sufridas “por parte de
grupos violentos de extrema izquierda”. “Ante las graves amenazas
recibidas y para proteger la integridad de los afiliados y simpatizantes
de Vox, el acto de NY se ha suspendido”, aseguran diferentes cuentas de
Twitter de la formación verde.
Ahora bien, ¿peligrosos grupos de extrema izquierda en el país de Donald Trump? Una coartada poco consistente si tenemos en cuenta que Estados Unidos
es una sociedad ultraconservadora donde todo aquel que defiende la
sanidad pública es tachado de subversivo socialista y donde las matanzas
que se producen, casi cada semana, en escuelas, institutos y centros
comerciales llevan siempre el sello del fascismo xenófobo yanqui.
Y es
que, según ha podido saber Diario16, la
auténtica razón de la suspensión fue que algunos socios del Centro
Español de Queens protestaron por la presencia de un partido “fascista”
en un barrio eminentemente migrante. Parece evidente que no hubo tales
amenazas, de modo que queda claro que los ultraderechistas españoles han
tergiversado la historia una vez más, lo cual no sorprende, ya que son
expertos en el revisionismo de garrafón.
Tal como Vox ha explicado el episodio cabría pensar que la truculenta peripecia americana de Abascal y su ayudante Espinosa de los Monteros es digna de la mejor comedia de Billy Wilder, quizá Con faldas y a lo loco,
solo que con ambos líderes políticos huyendo, no ya de la mafia, sino
de las hordas rojas americanas, saxo al hombro y en plan Josephine y Daphne.
Pero no fue así. Hasta donde se sabe, todo estaba preparado para que la
cosa se celebrara en el Centro Español de Queens −que años atrás ya
había sido escenario de actos del PP, del PSOE y del BNG−,
pero fue cancelado a última hora bajo el argumento de que la
institución es “apolítica”. Esa es toda la amenaza que denuncia Vox.
La decisión de cancelar fue anunciada por el historiador Simon Doubleday,
socio del centro, que días antes había advertido que se daría de baja
si finalmente se acababa celebrando el acto. “Una vez descubrimos la
intención del mitin hemos cancelado el acto, ya que no acogemos
acontecimientos políticos de acuerdo con nuestro reglamento que es
completamente apolítico”, anunció tras enterarse de qué iba en realidad
el asunto que pretendían organizar Abascal y Espinosa.
Este último
reaccionó airadamente al enterarse de que el evento se había caído del
cartel: “Al parecer, hay mucho progre antidemocrático intentando
boicotear un acto de un partido constitucionalista que representa a
cuatro millones de españoles. ¿Qué debería hacer el centro?”, se
lamentaba el segundo de a bordo de Abascal.
La aventura americana de Santiago Abascal en Nueva York ha rozado el ridículo. El supuesto baño
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION