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viernes, 6 de marzo de 2020

Abascal y Espinosa hacen el ridículo en Nueva York




 El Centro Español en Queens y un céntrico hotel de la Gran Manzana suspenden un mitin del partido ultra, que finalmente tuvo que celebrarse en un restaurante cubano



La aventura americana de Santiago Abascal en Nueva York ha rozado el ridículo. 


El supuesto baño de masas que el líder del partido verde pretendía darse en Manhattan ha devenido en quedada de amigos en un típico restaurante cubano, tal como puede verse en la fotografía que ha inmortalizado el histórico evento. “La España viva desborda todas las previsiones en Nueva York pese a los ataques de los violentos e intolerantes de siempre”, asegura la página web de Vox para justificar el fiasco del viaje. 


Siempre la misma explicación: cuando algo sale mal la culpa es de la conspiración judeomasónica-rojo-bolchevique.


Sin embargo, lo cierto y verdad es que en este caso nada ha tenido que ver la amenaza comunista con que el partido no haya cumplido sus expectativas políticas, sino más bien con que algunas instituciones respetables de USA no han querido verse mezcladas con unos tipos llegados de España que repudian el mestizaje (pese a su evidente piel morena) y que se creen herederos directos del conquistador Hernán Cortes. 


En efecto, los responsables de la organización del mitin, con el que Vox soñaba darse a conocer entre la comunidad hispana en la ciudad de los rascacielos, tuvieron que suspender el acto hasta por dos veces, una en el Centro Español de Queens y otra en un conocido hotel de la city. Finalmente, visto lo visto, tuvieron que meterse en un pequeño restaurante cubano.


El partido ultra, como no podía ser de otra manera, ha justificado la suspensión del evento alegando “presiones” sufridas “por parte de grupos violentos de extrema izquierda”. “Ante las graves amenazas recibidas y para proteger la integridad de los afiliados y simpatizantes de Vox, el acto de NY se ha suspendido”, aseguran diferentes cuentas de Twitter de la formación verde. 


Ahora bien, ¿peligrosos grupos de extrema izquierda en el país de Donald Trump? Una coartada poco consistente si tenemos en cuenta que Estados Unidos es una sociedad ultraconservadora donde todo aquel que defiende la sanidad pública es tachado de subversivo socialista y donde las matanzas que se producen, casi cada semana, en escuelas, institutos y centros comerciales llevan siempre el sello del fascismo xenófobo yanqui. 


Y es que, según ha podido saber Diario16, la auténtica razón de la suspensión fue que algunos socios del Centro Español de Queens protestaron por la presencia de un partido “fascista” en un barrio eminentemente migrante. Parece evidente que no hubo tales amenazas, de modo que queda claro que los ultraderechistas españoles han tergiversado la historia una vez más, lo cual no sorprende, ya que son expertos en el revisionismo de garrafón.
 

Tal como Vox ha explicado el episodio cabría pensar que la truculenta peripecia americana de Abascal y su ayudante Espinosa de los Monteros es digna de la mejor comedia de Billy Wilder, quizá Con faldas y a lo loco, solo que con ambos líderes políticos huyendo, no ya de la mafia, sino de las hordas rojas americanas, saxo al hombro y en plan Josephine y Daphne.


 Pero no fue así. Hasta donde se sabe, todo estaba preparado para que la cosa se celebrara en el Centro Español de Queens −que años atrás ya había sido escenario de actos del PP, del PSOE y del BNG−, pero fue cancelado a última hora bajo el argumento de que la institución es “apolítica”. Esa es toda la amenaza que denuncia Vox.


La decisión de cancelar fue anunciada por el historiador Simon Doubleday, socio del centro, que días antes había advertido que se daría de baja si finalmente se acababa celebrando el acto. “Una vez descubrimos la intención del mitin hemos cancelado el acto, ya que no acogemos acontecimientos políticos de acuerdo con nuestro reglamento que es completamente apolítico”, anunció tras enterarse de qué iba en realidad el asunto que pretendían organizar Abascal y Espinosa. 


Este último reaccionó airadamente al enterarse de que el evento se había caído del cartel: “Al parecer, hay mucho progre antidemocrático intentando boicotear un acto de un partido constitucionalista que representa a cuatro millones de españoles. ¿Qué debería hacer el centro?”, se lamentaba el segundo de a bordo de Abascal.



 La aventura americana de Santiago Abascal en Nueva York ha rozado el ridículo. El supuesto baño  





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