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sábado, 18 de abril de 2020

"La prostitución sigue funcionando, porque los clientes encuentran triquiñuelas para ir a los pisos"



Directora del documental 'El proxeneta', Mabel Lozano se ha erigido en adalid de las mujeres víctimas de la trata que son prostituidas en nuestro país. 


Para protegerlas pide una ley integral con perspectiva de género, que incluya la reinserción y la prevención.

Si la situación habitual de las prostitutas en España ya es mala de por sí, ¿cómo les está afectando el confinamiento?
 
 
Hay que hablar de mujeres prostituidas, porque el porcentaje mayoritario de las que hay en España son víctimas de trata y de explotación sexual. Y sí, ya es de por sí un colevtico muy vulnerable y esta situación lo agrava mucho más. 

¿Cómo lo están viviendo?
 
 
Tiene que ver con dónde se encuentren. Los pisos son compartidos con otras mujeres, y tienen que pagar unos 1.000 euros de cuota mensual por el piso, los contactos, etc. Un dinero que deben pagar sí o sí, se ocupen o no se ocupen, porque el dueño se lo va a cobrar. A esos 1.000 euros hay que añadir el porcentaje de todo el trabajo que haga la mujer. En el caso de los burdeles, están cerrados por una razón: la policía vería los coches en el parking. 

Pero dentro se han quedado las víctimas de la trata porque tienen deuda, y los proxenetas no pueden dejarlas salir: les deben dinero. Además, cuando pase esta crisis, las necesitan para venderlas, son su materia prima. En cuanto a las que trabajan en la calle, en muchos casos están en pisos compartidos con sus proxenetas o en los de otras mujeres, en condiciones muy precarias porque apenas están trabajando y no tienen ahorros. Y en los burdeles pequeños no les están cobrando nada por quedarse allí.

¿Continúa funcionando el negocio?
 
 
Los pisos sí, porque el demandante de sexo de pago, el prostituyente, sigue buscando triquiñuelas para ir. No tanto como antes, pero funcionan porque están a nombre de particulares y para la policía es difícil localizarlos. Hay mucho kamikaze que continúa yendo, porque si es un putero, es un putero y no se queda en casa ni en estas circunstancias. Y al hacerlo está burlando la seguridad de su hogar y la de la calle para llegar a estos pisos, que por cierto ofrecen casi todos los servicios más baratos. Las mujeres tienen que hacer lo que el hombre diga porque tienen al proxeneta al lado las 24 horas del día. 

¿Cómo lo hacen ahora?
 
 
Solo hay que meterse en páginas como pasion.com, que es donde se anuncian las mujeres, y se ve que hay muchísimo movimiento.

¿De qué manera viven ahora estas mujeres?
 
 
Están hacinadas en los pisos o burdeles. Preocupa la violencia física que puedan estar sufriendo por parte de sus proxenetas. Pero no creo que les estén haciendo daño físico más allá de las amenazas, la deuda, el miedo y el aislamiento, pues se ha roto el cordón umbilical que mantienen con asociaciones que normalemnte van a verlas. Las necesitan, son su mercancía.

¿Qué ocurre si se contagian? 
 
 
Afortunadamente, la Sanidad española es universal y siempre las atiende. Los mismos proxenetas las llevan a los hospitales, pues son su mercancía. Ellas están aleccionadas, saben lo que pueden o lo que no pueden decir, las obligan a mentir hasta delante de un juez, imagina ante un médico. Ha habido casos de enfermas de coronavirus, que las han sacado de los burdeles y las han llevado a los hospitales. Ellas tienen muy bien aprendida la lección: 'Estoy en este club, pero porque yo quiero'.

¿Qué necesitan?
 
 
En estos momentos, recursos reales de comida o un lugar para vivir. Los tendría que haber dado el Gobierno. Pero lo que necesitan sobre todo, ahora y siempre, son leyes abolicionistas, una ley integral contra la trata con auténtica perspectiva de género, que hable de reinserción, de prevención, es decir, leyes que las cuiden y las protejan. 

Esa legislación no existe, es un paso adelante que tiene que dar el Ministerio de Igualdad: en un país como el nuestro en el siglo XXI no puede tener cabida un sistema como este de explotación y de violencia hacia las mujeres. El Gobierno no se ha desmarcado, no ha dado ese paso adelante y no está haciendo bien los deberes, son las asociaciones las que están dando la respuesta a esta gente en situación de extrema precariedad.

Todos tenemos miedo de qué va a pasar con nuestro trabajo después de la cuarentena. ¿Qué ocurrirá con la prostitución?
 
 
Estoy convencida de que esto no le va a afectar. Cuando surgió el sida, y fíjate que en la mayoría de los casos se les exige a las mujeres prácticas sexuales sin preservativo, los dueños de los clubes pensaron que les iba a hacer mucho daño. Pues bien, el negocio no se resintió nada. Por eso, por desgracia, estoy convencida de que esta crisis tampoco, que cuando termine los hombres seguirán yendo tranquilamente a los burdeles.

 Ahora no hay coches en los parkings de los clubes por el miedo a la policía, pero luego estarán atestados, como siempre, con total tranquilidad. Por eso le exijo al Gobierno que dé ese paso adelante por un mundo más justo e igualitario. Y todos tenemos que pensar qué puedo hacer yo o qué estoy haciendo yo. 

 Mabel Lozano: "La prostitución sigue funcionando, porque los clientes encuentran triquiñuelas para ir a los pisos"El Mundo



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