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El lunes, Jorge Javier Vázquez, presentador de Telecinco, dejo ver la superioridad moral con la que mira al resto del mundo, además de cierto tufillo a dictador.
Os dejo las imágenes. Si ya las habéis visto pues podéis avanzarlas, duran un minuto y poco:
Solo unos minutos después, ya estaba disculpándose. Quizás se ha dado cuenta de que no
Los niveles de vergüenza ajena están rozando el límite con este hombre.
A pesar de todo esto, ahora resulta que se ha convertido en el referente de la izquierda.
Resulta curioso que aquellos que se burlan de Iker Jiménez, por los temas que trata, ahora tengan de referente a una persona que vive de criticar las vidas de los demás.
Entre uno y otro, tengo claro cuál merece más respeto.
Claro, después de esto, mucha gente se está organizando para boicotear a las marcas que se anuncian en su programa.
Quiero dejar claro que en este video no estoy llamando ni promoviendo ninguna forma de boicot.
Que no quiero denuncias, espero que lo comprendáis. Pero sí quería aprovechar este tema para hablar de los boicots.
Decía Murray Rothbard, un pensador liberal: “Un boicot es un intento de convencer a otras personas para que no tengan nada que ver con alguna persona o empresa concreta.
Pueden usarse con objetivos absurdos o lógicos, pero, desde nuestro punto de vista, lo importante acerca del boicot es que es puramente voluntario, un intento de persuasión y, por tanto, que es un instrumento perfectamente legal y lícito de acción”
Por supuesto, estoy hablando de boicot de dejar de comprar un cierto producto o servicio. No de hacer piquetes o cosas similares.
Creo que la sociedad acabó por olvidar el gran poder que tenía. Los boicots son una de las herramientas más poderosas que tiene el pueblo y una de las que menos usamos.
Por ejemplo.
Los boicots se pueden usar para evitar que el gobierno subvencione a sus amigos.
Si el gobierno le inyecta 15 millones a determinados medios de comunicación, y en las redes se hace viral cuales son esos medios y la gente deja de consumirlos, al final, ningún medio querrá esas subvenciones.
En el caso del que estamos hablando, el del programa de Jorge Javier Vázquez, Salvame. Ya se están publicando cuales son las marcas que se anuncian en el programa. Si todos hiciéramos dos cosas.
Una intentar no comprar nada de esas marcas y dos, avisar a las mismas a través de redes sociales de que no volveremos a ser sus clientes mientras patrocinen a esta gente.
El programa acabaría por desaparecer.
Jorge Javier ya ha dejado claro que en su programa solo quiere a gente que cumpla la doble condición de ser maricón y rojo.
Bueno, pues podríamos hacerle caso a ver qué pasa.
Y es que una cosa es promocionar un programa de izquierdas, ya sea político o no, pero que trate con respeto a todo el mundo, que eso me parece perfecto, y otra muy distinta, es comprarle a una empresa, para que esa empresa, con los beneficios que gana gracias a ti, se dedique a pagar a la gente que te insulta.
Hoy en día tenemos más fácil que nunca organizar boicots a aquellos que insultan o que directamente muestran actitudes dictatoriales, pero no lo hacemos.
Bueno sí, La izquierda sí que se ha organizado alguna que otra vez. Pero el resto nada.
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