Los virólogos italianos advierten de que levantar el estado de alarma como pretenden PP y Vox provocará un rebrote
El futuro de la epidemia de coronavirus en España está en manos de las derechas.
Si esta semana votan sí a la
prórroga del estado de alarma −apoyando la propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez−,
el país podrá seguir en la buena senda de las últimas semanas para doblegar la
curva epidemiológica.
De votar no, se levantará el decreto de confinamiento y
regresaremos a la actividad normal (es decir, entraremos en un nuevo escenario
donde el covid-19 podría recuperar
su capacidad de propagación). PP, Vox y Ciudadanos ya han anunciado que el
estado de alarma atenta contra la libertad de movimientos y otros derechos
fundamentales de los españoles, de manera que el voto negativo parece más que asegurado.
Nada va a hacer recapacitar a Pablo
Casado, Santiago Abascal e Inés Arrimadas, ni siquiera la opinión
de los mayores expertos del mundo, como los médicos y virólogos del Véneto que han logrado ganarle la
batalla a la epidemia.
Los especialistas italianos están convencidos de que
levantar las estrictas normas del estado de alarma de forma prematura podría
llevarnos a un virulento rebrote de la enfermedad y aconsejan a los Gobiernos
de Madrid y Roma que no lo hagan, que esperen unas semanas más.
Es la misma
teoría que mantiene el equipo de científicos español al mando de Fernando Simón.
Lombardía
y Véneto cayeron en la pesadilla del coronavirus el pasado 21 de febrero. Ambas
regiones se encuentran en la zona norte de Italia, donde surgieron los primeros
focos de la pandemia en Europa.
Ocho
semanas después, los científicos comprobaron con sorpresa que pese a la
proximidad de ambos territorios, los datos ponían de manifiesto que las
políticas aplicadas en una y otra región habían dado resultados muy diferentes.
En Véneto habían muerto 1.000 personas frente a las 11.000 de Lombardía.
El balance
resultaba demoledor.
La pandemia había acabado con la vida de 11,37 personas por
cada 10.000 habitantes en Lombardía, mientras que ese dato fue mucho más
positivo (1,91) en el Véneto, que registró la tasa más baja de las cuatro
regiones más castigadas de Italia
(Emilia-Romaña se situó en el 6,33 y Piamonte en el 4,68).
El virólogo Andrea Crisanti, de la Universidad de Padua, fue uno de los médicos
que con sus decisiones acertadas consiguieron acotar el coronavirus y reducir
su capacidad de mortalidad.
Antiguo investigador del Imperial College de Londres, a Crisanti hoy la prensa lo considera
el autor del “milagro” del Véneto. ¿Qué hicieron los médicos de esta región
italiana que no hicieron los demás? Cierre total del territorio y test masivos
a la población.
Es decir, realizar pruebas clínicas a todos los habitantes del
lugar (también a los asintomáticos, principal fuente de contagio) mientras se
convierte la región en “zona roja” donde la economía queda totalmente
paralizada.
El pasado 16 de abril Crisanti dijo
durante una entrevista: “Italia no
está preparada todavía para levantar el confinamiento”.
Y adviertió: “Todavía
no se ha hecho algo tan esencial como la valoración del riesgo concreto de la
reapertura, sobre la base del efectivo número de casos que tienen lugar cada
día”.
Para volver a abrir la economía
italiana, según el investigador de la Universidad de Padua, “hay que poner en
marcha medidas para impedir el contagio con una clara prioridad: darle a todo
el mundo la posibilidad de llevar mascarillas y guantes”.
El equipo de Crisanti
cree además que al igual que Italia, países como España deberían meditar con
detenimiento las consecuencias de levantar el estado de alarma.
Un claro mensaje para las derechas
españolas, que harían bien en escuchar al hombre que paró el virus asesino con
los manuales médicos y no con la política.
Recuperar la economía de forma
paulatina es importante, pero también lo es seguir manteniendo las estrictas
normas de confinamiento establecidas por el estado de alarma, tal como
advierten los expertos italianos.
En la próxima sesión del Congreso de los
Diputados Casado, Abascal y los demás –también los partidos nacionalistas que
deberán ejercer su responsabilidad por encima de cálculos electorales– tendrán
la posibilidad de apretar el botón rojo o el verde.
La decisión nos mantendrá
en el buen camino o nos pondrá en el disparadero para que retornemos de nuevo a
aquellos primeros días de la pandemia, cuando los hospitales se colapsaron y
las funerarias se llenaron de féretros.
José Antequera
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