El hombre está siendo juzgado por los tocamientos a la menor y por tener en su poder gran cantidad de pornografía infantil.
La Policía seguía la pista de la descarga de
pornografía infantil en Las Palmas de Gran Canaria en una macrooperación
denominada Magnesio.
Guiados por una dirección IP, el Grupo de Delitos
Tecnológicos de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta
(UDEV) de la Policía Judicial de Las Palmas procedió al registro de una
vivienda en Telde donde encontraron abundante material pedófilo.
Lo que no esperaban los agentes es que, además de ese contenido, descubrieron que el presunto pederasta, un militar canario, había grabado abusos sexuales a su propia hija de 11 años y a su pareja. Las imágenes fueron descritas de “extrema crudeza”
.
Los hechos sucedieron en abril de 2019. La menor admitió a los agentes que su padre había abusado de ella muchas veces.
El hombre también confesó, lo cual le ha llevado hasta el banquillo del
Juzgado de Instrucción número 2 de Las Palmas de Gran Canaria.
El
militar está acusado de delitos de producción, tenencia y distribución
de pornografía infantil, así como abusos sexuales con penetración a una
menor de 16 años, delito contra la intimidad de menores y otro contra la
intimidad y la indemnidad sexual sobre su expareja.
El
material incautado incluía fotos y vídeos grabados en agosto de 2018
con un móvil y otros con cámaras ocultas en el baño. Entre los
documentos había grabaciones de abusos sexuales a la menor y a su expareja cuando esta estaba durmiendo.
Asimismo, había contenido de una segunda menor que podría ser una amiga de su hija, según la información del periódico Canarias 7.
Una pastilla blanca
Días después de su primera declaración, la niña
contó a los agentes que su padre le había dado una pastilla para dormir
en alguna ocasión.
También la ahora expareja del acusado aseguró haber sido víctima de tocamientos
durante las noches y de despertarse con el hombre con los pantalones
bajados, incluso después de rota la relación, ya que siguieron
conviviendo durante un tiempo.
La niña aseguró que su padre le había dado “una pastillita de color blanco
y redondita”. La razón que esgrimió el padre para que tomase el
medicamento es porque le iba ayudar a dormir mejor y no tener
pesadillas. Precisamente, las pesadillas que tenía la niña incluían a su
padre tocándola.
Esto explicaría por qué en los vídeos que maneja la Policía hay tal nivel de sumisión en la niña, pese a su “extrema dureza”. El 25 de noviembre del año pasado se hizo un nuevo registro de la casa donde hallaron una caja de fluoxetina y otra de melatonina.
El primero es un antidepresivo inhibidor selectivo y su uso en menores
de edad es muy peligroso pues puede inducir al suicidio. El segundo es
un complemento que reduce el tiempo necesario para conciliar el sueño.
Aunque el acusado reconoció los abusos, nunca
admitió haber drogado a las víctimas. Es por eso que los investigadores
están practicando análisis a las víctimas para confirmar sus sospechas.
Según narró la menor a los investigadores, los
primeros abusos de los que fue consciente fueron cuando ella contaba
nueve años.
Aseguró que su padre la tocaba tanto estando dormida como despierta.
El acusado dijo a su hija que era todo un secreto y que no podía contárselo a nadie.
“Tú a la policía dile que no”, llegó a comentar el presunto pedófilo.
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