La tragedia humana que se ha generado en las residencias durante la
pandemia del Covid19 ha provocado que se generalice la expresión
«nuestros mayores», una expresión absolutamente desafortunada
Hasta el presidente del Gobierno, Pedro
Sánchez, utiliza la expresión «nuestros mayores» para referirse a las personas
de edad avanzada.
Sin embargo, se trata de una frase hecha absolutamente
desafortunada porque los mayores no son de nadie, son de ellos mismos y de su
conciencia.
Utilizar el pronombre «nuestros» indica posesión y ni una persona
ni una institución tiene la capacidad para poseer a un ser humano ni, mucho
menos, a un colectivo.
Esta expresión puede llegar a ser hasta despectiva
porque se podría a llegar a interpretar que, por el cariz posesivo, se trate de
mascotas u de cualquier objeto que sí puede poseerse.
Señor Sánchez, las personas mayores no son de nadie,
pero existe una responsabilidad por parte de las instituciones públicas de
defenderlas y de atender sus necesidades.
Sin embargo, esa protección no es
sinónimo de propiedad.
Durante la pandemia, las residencias han
demostrado que los mayores están indefensos ante los intereses perversos de los
fondos y multinacionales extranjeras que se establecen en España porque las
legislaciones de sus países son mucho más restrictivas y no les permiten la
expansión del negocio.
Las personas mayores no son de nadie, pero tienen los
mismos derechos que los más jóvenes, mucho más, si cabe, porque ellos y ellas
han contribuido con su trabajo y su lucha diaria a construir la sociedad
actual.
Por eso es fundamental que las administraciones públicas revisen los
modelos de cuidado de los mayores porque están obligadas por ética e igualdad a
devolver todo lo que dieron en el pasado.
Las personas mayores no son propiedad de nadie
ni de nada, son seres humanos que tienen las mismas protecciones sociales que
el resto pero que precisan una mayor atención y todo lo que se haga por ellas
siempre será poco.
Los mayores saben lo que piensa, señor
Sánchez, saben lo que dicen, saben lo que votan, saben lo que sienten, saben
dar bondad, saben defender la igualdad real, y, sobre todo, son la sabiduría
del pueblo y la sabiduría sólo pertenece al hombre o a la mujer.
En realidad,
la sociedad es la que pertenece a la sabiduría de los mayores porque todas sus
virtudes son el legado que dejan para todos y todas.
Tanto el presidente Sánchez como otros muchos
líderes políticos y comunicadores de los grandes grupos de comunicación han
estado utilizando la expresión «nuestros mayores».
¿Es que no se dan cuenta los
asesores, los que redactan o corrigen las palabras del presidente de la grave
equivocación que cometen al mantenerlo?
Los mayores no son de nadie, repito, de
nadie más que de ellos mismos.
Yo ya estoy en la frontera de los 70 años, no
me he jubilado y sigo cotizando porque yo no soy de nadie, soy de mi conciencia
social.
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