* La pobreza se ceba con los más vulnerables también en Lanzarote
"Estoy muy contenta porque hoy me pude hacer unas lentejas buenísimas", explica emocionada tras recibir la ayuda de dos jóvenes que se han puesto manos a la obra para combatir la pobreza que está generando el COVID-19
"Es triste verse encerrada entre cuatro paredes hace dos meses", lamenta esta mujer de 72 años que vive sola en Lanzarote. Su confinamiento es extremo porque padece una enfermedad pulmonar obstructiva crónica y tiene muy pocos recursos económicos. "Hay tardes que no tengo ni para comer", explica. Santiago Martín e Idaira González, dos jóvenes canarios, han decido ponerse manos a la obra para combatir la pobreza que está generando el COVID-19 en Lanzarote ante el colapso de los servicios sociales. "Estoy muy agradecida a la ayuda de estos dos chicos", explica emocionada a SER Lanzarote.
Tiene
una pensión no contributiva que a penas le alcanza para pagar la luz y
el agua. "Cuando podíamos salir a la calle me encontraba con mis vecinas
y me invitaban a comer a veces, con eso iba escapando, pero ahora ya no
se puede hacer nada de eso", explica a la SER. Asegura que llamó a los servicios sociales pero no han podido atenderla, "sigo en lista de espera porque hay mucha gente llamando, gracias a la ayuda de Santi he podido comer, estoy muy agradecida", afirma emocionada. "Estoy muy contenta porque hoy me pude hacer unas lentejas buenísimas, hacía mucho tiempo que no podía", añade.
La isla de los volcanes está siendo especialmente azotada por
la crisis económica debido a su altísima dependencia del sector
turístico. Santiago e Idaira han dado a conocer el caso de esta
mujer, que ha preferido no revelar su nombre. "Hay mucha gente mayor
sola que no tiene casi recursos, personas de más de setenta años que viven al día y que lo están pasando muy mal en estos momentos", explica Santiago a la SER. "Intentamos coordinarnos también con los servicios sociales y las organizaciones, porque se están generando muchas necesidades y los recursos son escasos", explica.
"También hay familias con menores a su cargo que no pueden afrontar
los pagos, al no haber cobrado el ERTE, están sin ingresos en su casa",
añade. Es el caso de Cristina, con dos niños de cinco y diez años a su cargo. "Necesito que me ayuden, estoy en lista de espera en los servicios sociales. Yo puedo pasar unas semanas comiendo poco pero mis niños piden",
lamenta Cristina. A pesar de que el Ayuntamiento de Arrecife ha
multiplicado sus recursos e incrementado su capital humano, la
frustración es enorme. "Hemos recibido más de doce mil llamadas", explicó la concejal de servicios sociales a la SER. "Estamos totalmente desbordados".
"Estoy muy contenta porque hoy me pude hacer unas lentejas buenísimas", explica emocionada tras
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