Ocho africanos comparten una 'cama caliente' ocupada en un piso patera en Lleida
Han transcurrido meses desde que llegaron los primeros grupos de
jornaleros a la capital del Segriá y todavía siguen durmiendo grupos de
ellos por las calles.
La influencia combinada de la extensión de la
pandemia y la precaridad de estos trabajadores extranjeros ha originado
situaciones indeseables como la aparición de nuevas “casas-patera” o el
hacinamiento de muchos de los jornaleros en habitaciones subarrendadas u
okupadas.
El diario Público ha pasado varios días investigando
las terribles condiciones de vida de los africanos.
La pandemia es un
inmejorable caldo de cultivo para la picaresca y el abuso.
En una de
estas llamadas “camas-calientes” o compartidas por turnos han llegado a
dormir, simultáneamente, “entre seis y ocho personas”, según el
arrendador rumano del piso.
Al decir de este inmigrante, le han
“okupado” un cuarto contra su voluntad y a punto están de echarle de su
propia casa.
Entre tanto, está a punto de cumplirse dos semanas
desde que la Generalitat cerró supuestamente el perímetro de Lleida para
hacer frente al coronavirus, y todavía continúan llegando africanos de
todos los lugares del país en busca de un empleo.
Ni siquiera tienen que
burlar ningún control porque, muy frecuentemente, los accesos a Lleida
se hallan expeditos.
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