“PSOE y PP tienen miedo al rey emérito porque se comporta como un chimpancé con una navaja barbera”
Entrevista a Iñaki Errazkin, autor de
‘Hasta la coronilla. Autopsia de los Borbones’ y ‘Juan Carlos I, un rey
con antecedentes’ y que próximamente publicará un tercer libro sobre el
tema de la monarquía
Antes de empezar la
entrevista, el veterano periodista y escritor Iñaki Errazkin me recuerda
una vieja máxima que suele repetir: “ser republicano es una cuestión de
higiene, pero no basta con ser republicano, además hay que ser
antimonárquico”. Toda una declaración de intenciones, esa de Errazkin,
siempre alejado de las medias tintas. Por cierto, la entrevista también
acaba con una frase para la historia.
Publicaste ‘Hasta la
coronilla. Autopsia de los Borbones’ en 2009 con el prólogo escrito por
ti mismo “por no implicar a colegas y amigos, periodistas y escritores,
en una empresa que puede acarrearles represalias, si no judiciales, sí
laborales”. ¿En 2009 la monarquía española era más ‘intocable’ que
ahora?
Ya he dicho alguna vez que la monarquía en España
es una especie más protegida que el chorlito carambolo o la lapa
majorera, pero es cierto que en 2009 era más difícil criticar a los
Borbones en general y a Juan Carlos en particular. El pacto áulico de
los dueños del dinero con los políticos y medios de comunicación
cortesanos funcionaba entonces mejor que ahora. En 2020, quien no sabe
es porque no quiere y hay buena parte de la ciudadanía, incluso la no
concienciada con el tema, que observa a la institución coronada con la
misma expresión que tienen las vacas viendo pasar a los trenes: ni fu ni
fa, simplemente ven a los inquilinos del Palacio de la Zarzuela y a
todo lo que les rodea como entes lejanos que no aportan nada positivo a
la sociedad. En estos meses de cuarentena, su inutilidad ha quedado aún
más patente y creo que el común de la gente no movería un dedo por
defenderlos. Pero, ojo, el pacto áulico sigue existiendo.
El jefe del Estado tiene ‘jefes’ por encima…
Toda
esa gente tiene ‘jefes’ por encima, incluso el rey, sí. Y estamos
hablando ya del mundo de la globalización, saliéndonos de las fronteras.
Sin entrar en conspiranoias, la casualidad quiso que la abdicación del
rey se produjera días después de la reunión del Club Bildelberg, que es
algo que suele pasar con estas cosas. No lo podemos demostrar, pero es
muy sorprendente y muy chocante que esas cosas suelan pasar al cabo de
unas semanas de esa reunión anual. En cualquier caso, lo cierto es que
esas cosas obedecen a líneas políticas estratégicas globales, no sólo
españolas.
Y de esas líneas dependerá la supervivencia de la propia monarquía…
Es
que la propia monarquía no es algo tan importante, lo que pasa es que
aquí tienen mucho miedo a que haya cualquier tipo de cambio a ese nivel,
pero pienso que hasta para Aznar en sus tiempos la monarquía no fue una
cuestión de Estado. Sí el régimen capitalista, pero la monarquía es
absolutamente coyuntural, no es algo clave. Así como la unidad de España
es clave o mantener la propiedad privada es clave, la monarquía no lo
es.
Es un medio, no un fin.
Es evidente. El rey no es una cuestión de Estado, es una cuestión de estadillo.
“Una monarquía ilegítima y corrupta no puede ser eterna”
‘Hasta
la coronilla’ fue presentado como una “autopsia periodística de una
monarquía –y de su cabeza visible– que está muerta –aunque ella no lo
sepa– y que, tarde o temprano, ha de dar paso a la III República”
española. ¿Cómo de tarde? O cómo de temprano…
Subtitulé
‘Hasta la coronilla’ como ‘Autopsia de los Borbones’ porque el libro es
un examen analítico minucioso de una familia injustamente privilegiada
que campa por sus respetos en España desde hace 320 años, aunque también
tenía intenciones forenses, seguramente desiderativas, no digo que no,
pero una monarquía ilegítima y corrupta no puede ser eterna y, en ese
sentido, algunos vamos a ponerles a los Borbones todos los obstáculos
que podamos en su rancia carrera de latrocinio y parasitismo sin
parangón en la historia de las edades moderna, contemporánea y actual.
¿Cuándo regresará la legitimidad republicana? Cuando las personas que
habitamos los pueblos de las Españas comprendamos mayoritariamente que
hay que quitarse las garrapatas de encima antes de que nos transmitan la
fiebre Q.
En ‘Hasta la coronilla’ haces referencia a
todos los reyes de España desde Felipe V, es decir a los antepasados de
Juan Carlos I. ¿Hay algo que compartan todos ellos, además de la corona?
Desde
el duque de Anjou, los Borbones reinantes en estos lares han compartido
históricamente la ambición y la indolencia, lo que junto a su falta de
empatía, cuando no crueldad manifiesta, se ha traducido en grandes
desgracias para una población asustadiza y fácil de rejonear, con los
dos excepcionales períodos republicanos. A ver si es verdad el dicho de
que a la tercera va la vencida.
Publicaste ‘Juan Carlos I,
un rey con antecedentes’ en 2014, el año de la abdicación de Juan
Carlos I. ¿Qué pasó entre 2009 y 2014 para que tuviera que abdicar? ¿Qué
cambió en esos cinco años?
Sucedió que Juan Carlos,
sabiéndose legalmente impune, terminó pasándose de campechano en medio
de una crisis económica y social en la que la gente de a pie no tenía
sus aparatos genitales para muchos farolillos. Y claro, sus otrora
defensores se vieron obligados a dar al anciano monarca por amortizado y
a sustituirlo por su hijo, supuestamente más ‘normal’. “Se vogliamo che
tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi”. Gatopardismo se llama
la figura.
Más concretamente por su tercer hijo, sólo por ser el primer varón…
Es
que en 2014, ¡en 2014!, se han vuelto a pasar el igualitarismo de los
sexos por el forro, han vuelto a poner al pequeño de los tres hermanos
por ser varón. En 2014, cuando se supone que la democracia ya está
avanzada y llevamos un montón de años con bodas de personas del mismo
sexo y demás. Se agarran a un artículo de la Constitución, pero es que
ese artículo de la Constitución es la Ley Sálica. Se agarran a cosas
casi medievales porque son lo que son, claro.
¿Y qué ha cambiado en estos seis años que van desde 2014 hasta este 2020?
Pues
lo dicho, con el emérito haciendo de las suyas como si no hubiera
mañana y el melón ya abierto, Sicilia ha perdido el respeto a los
Corleone. Por otro lado, por mencionar lo más reciente, la clamorosa
ausencia de los actuales reyes durante el estado de alarma, solamente
rota para desmarcarse del viejo zascandil en una circense y patética
maniobra de autodesheredación, y para apoyarse en la barra de un
chiringuito tinerfeño, no ha ayudado mucho a la Corona. Que el
coronavirus ayudase a la causa republicana no dejaría de tener algo de
justicia poética.
“Voy a profundizar en las vidorras de Juan Carlos y Felipe”
Próximamente vas a publicar un tercer libro sobre el tema de la monarquía. ¿Puedes adelantar algo sobre él?
Tenía
muchas ganas de volver a publicar con la editorial Txalaparta y me
reuní hace poco con mi amigo Josemari Esparza, su alma pater, para
contarle mi proyecto. Le gustó la idea y me ha propuesto dirigir la
colección ‘Errepublika’, en la que incluiremos este libro. No quiero
adelantar demasiado, pero sí puedo decir que voy a profundizar en las
vidorras de Juan Carlos y Felipe, ampliando y actualizando sus
biografías con las novedades cometidas en estos años.
¿Cuál ha sido el papel de la monarquía en España?
La
monarquía en España ha tenido siempre un rol determinante en el intento
de unión territorial y en el mantenimiento del poder establecido. Pese a
ello, España ha encogido en estos tres siglos largos como si la
hubieran lavado con agua hirviendo, pero su papel es hacer de muro de
contención por las buenas o por las malas, afortunadamente no siempre
con éxito.
La monarquía, el Ejército…
Suelo
decir que la mesa de la democracia española está basada en cuatro
patas: la monarquía, el Ejército, la banca y la Iglesia, y si las
analizas una a una, ninguna es democrática, con lo cual, malamente esa
mesa puede ser democrática.
¿Y actualmente cuál es la misión del rey en España?
Ahora
mismo, su misión prioritaria es evitar en lo posible que se caigan los
palos del sombrajo monárquico, es decir: salvar la institución. Lo
gracioso es que la tiene que defender, sobre todo, de su propia familia.
El
testamento político de Franco tiene dos claves: Juan Carlos I como
sucesor y el mantenimiento de la unidad de España, y ambas se resumen en
la frase “la unidad de España, Juanito” que le dijo Franco a Juan
Carlos I en su lecho de muerte…
Sí, claro, Juan Carlos
fue y será siempre “el rey de Franco”, y no nos olvidemos de que llegó a
ejercer en dos ocasiones de dictador suplente ni de que juró los
Principios Fundamentales del Movimiento. Por Snoopy, pero los juró.
“Políticamente, Suárez murió borboneado en acto de servicio”
En
un ‘off the record’ que acabaría trascendiendo, Adolfo Suárez confesó
que durante la Transición del franquismo al régimen del 78 “la mayor
parte de los jefes de Gobierno extranjeros” le pedían “un referéndum
sobre monarquía o república”, pero que ese referéndum no se convocó
porque “hacía encuestas y perdíamos”. Un nuevo déficit democrático…
El
falangista Suárez fue el tuerto en la corte de los ciegos y el más
hábil de los gatopardistas, pero nunca tuvo la sartén por el mango.
Políticamente, murió borboneado en acto de servicio. Una víctima más del
matador de la Zarzuela.
En 2014 PSOE y PP aforaron –para
que sólo pudiera juzgarlo el Tribunal Supremo– a Juan Carlos I porque al
abdicar había perdido su inviolabilidad, y en 2020 –cuando parece que
efectivamente tendría que ser juzgado, aunque sea por el Tribunal
Supremo– sostienen que es inviolable. El nivel de protección de los dos
grandes partidos a la monarquía parece traspasar ciertos límites…
Tienen
más miedo que vergüenza, y es un doble temor: por una parte, a que se
derrumbe la gran estafa del régimen del 78; y por otra, al propio e
imprevisible rey emérito, porque se comporta como un chimpancé con una
navaja barbera. Total, para lo que le queda en el convento…
¿Hasta
qué punto afectan a Juan Carlos I cuestiones como el intento de golpe
de Estado del 23-F de 1981 o la creación de los GAL?
Otra
cosa no, pero Juan Carlos de Borbón ha demostrado ampliamente su
resiliencia, su capacidad de adaptación a la adversidad. Estoy
convencido de que el mundo le importa un carajo y solamente le afectan
sus pérdidas económicas y sexuales. En amor propio no hay quien le gane.
Lo del 23-F, lo de los GAL… Tontadas plebeyas.
Me refería a cuál ha podido ser su relación con esos casos…
Ya, ya, te entendí la pregunta. Son dos temas clave que abordaré en ese próximo libro…
Por
su supuesta relación con esos casos supongo que nunca va a ser juzgado,
pero ¿acabará siendo juzgado, y en su caso condenado, por algún caso de
corrupción, como lo ha sido su yerno Iñaki Urdangarin?
Va
a depender de si hay algún juez o jueza que retome el caso, pero ya has
visto lo que ha pasado con algunos que lo han intentado no con él sino
con otros temas candentes: que los acaban retirando o, como dicen los
gallegos, “cuando me molesta el párroco, lo hacemos obispo de
Mondoñedo”. Tienen absolutamente todos los datos como para tomar una
decisión, pero, claro, política…
¿Los casos de corrupción
en los que Juan Carlos I se ha visto inmerso afectan sólo a Juan Carlos I
o afectan también a la monarquía?
Los Borbones se lo
están llevando calentito desde que pisaron por primera vez la piel de
toro, así que, al fin y al cabo, Juan Carlos solamente ha mantenido la
tradición. Pero claro que el problema es la monarquía, da igual quien
sea el títere que porte la corona.
¿Por qué la prensa extranjera publica cosas sobre la monarquía que la prensa española no publica?
Pues
porque los propietarios de los medios extranjeros no tienen deudas de
sangre con los Borbones. Hablamos, claro, de algunos medios europeos y
americanos, y no de todos. Vete a Marruecos a buscar en la hemeroteca
una sola denuncia de las malas artes de Juan Carlos. La guerra del Rif
ya es cosa del pasado y primo no come carne de primo.
¿Por qué sigue en pie la monarquía en España, a pesar de todo lo que se ha visto?
Por
lo que ya hemos comentado, porque falta la chispa que prenda en las
neuronas atrofiadas del personal. Pero insisto en que esta situación no
va a ser eterna y ellos lo saben.
¿Qué diferencias hay entre Juan Carlos I y Felipe VI?
¿Además
de la edad dices? Pues Felipe es un Borbón 2.0, casado con una plebeya
divorciada que le aconseja que se apoye en la barra, o sea que hay
diferencias formales, pero no de fondo. De azul, verde o marrón, un
Borbón es un Borbón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION