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El secretismo oficial impide conocer los costes de la operación huida de Juan Carlos I
La administración mantiene un absoluto hermetismo en torno a viajes o gastos de seguridad que afectan directamente al emérito, ya sea durante su etapa como jefe de estado o tras su abdicación. Las consultas formuladas en el Congreso o ante el Consejo de Transparencia están normalmente condenadas al fracaso cuando se trata de la Casa Real.
Esté donde esté, el misterio seguirá acompañando a Juan Carlos I.
Ni de rey en activo, ni de emérito, ni tampoco en su nueva calidad de
"exiliado": cada vez que ha habido un intento de conocer los costes de los dispositivos de seguridad
que han acompañado al padre de Felipe VI, el Estado ha dado un portazo.
Ni la Ley de Transparencia ni la potestad de los diputados electos por
la ciudadanía ha servido de amparo para que se conozcan estas informaciones. Ahora, con el exjefe de estado en paradero desconocido, vuelve a instalarse el secretismo oficial.
"No tenemos información sobre eso", respondían a Público desde Casa Real pasadas las 20.30 del convulso lunes. Un par de horas antes, la monarquía española difundía la carta de Juan Carlos I a su hijo, en la que anunciaba su viaje a un lugar no especificado.
Ante las versiones encontradas sobre su paradero, este periódico
solicitó información a La Zarzuela para determinar si, efectivamente, había salido ya del país y, en ese caso, hacia dónde había viajado. Ni una palabra.
Silencio sobre el destino y hermetismo total en torno al coste de esta operación, dirigida a contrarrestar el descrédito creciente que sufre la monarquía a raíz de los escándalos en los que aparece envuelto el emérito. Un emérito que no deja oficialmente de gozar de su título de rey vitalicio y, por tanto, conserva ciertos privilegios. ¿Cuáles? Ahí está, precisamente, el misterio real.
"Cuando hemos
conseguido colar alguna pregunta, el Gobierno siempre nos responde que
se trata de materia confidencial o secreta", relata a Público el diputado de EH Bildu Jon Iñarritu,
quien tanto ahora en el Congreso como antes en el Senado ha formulado
diversas preguntas relacionadas con la monarquía. "Los letrados
sostienen que sería un control indirecto, y como la Casa Real no está sujeta a control parlamentario, echan las preguntas para atrás", afirma.
"A mí nunca me han contestado, incluso cuando preguntaba por los viajes de Jaime de Marichalar y familia en aviones de Defensa para ir a Canarias o de los Príncipes cuando iban a Mallorca", señala el exsenador del PNV Iñaki Anasagasti, quien también formuló innumerables consultas sobre viajes y gastos monárquicos.
En esa línea, el autor de "Una monarquía nada ejemplar" cree que tampoco se conocerán detalles sobre este último y enigmático viaje
de Juan Carlos I. "Habría que saber si ha tenido que coger un avión y,
en ese caso, si era un Falcon o un vuelo privado. Solo ese dato da
muchas pistas", subraya. Destaca además que "si ha sido un viaje por
tierra, hay que deducir que ha utilizado el parque móvil asignado, lo que es un gasto público". En cualquier caso, Anasagasti está convencido de que nada de esto trascenderá. "Es un tema tabú", añade.
Sin transparencia
Algo parecido
ocurre en la administración cuando llegan consultas a través del Portal
de Transparencia del Gobierno. Ya fuese en la etapa de Mariano Rajoy –la
Ley de Transparencia entró en vigor durante su mandato– o bajo el
Gobierno de Pedro Sánchez, las respuestas han sido prácticamente calcadas: rechazo a cualquier solicitud de información bajo el argumento de que supondría un riesgo para la seguridad de la Casa Real.
En febrero de 2015, Patrimonio Nacional se negó a dar información sobre "si se va aumentar o si se ha aumentado el personal de seguridad
de S.M. el Rey Juan Carlos". La consulta, formulada vía portal de
Transparencia, se refería concretamente a "las obras que se han llevado a
cabo en el Palacio Real para albergar el nuevo despacho del Rey Juan
Carlos".
En ese contexto, Patrimonio Nacional rechazó dar los datos relativos a su custodia,
alegando que "la difusión de información relativa a la estructura,
organización, medios y técnicas operativas de los servicios de seguridad
podría afectar a la eficacia de los dispositivos de protección y, por tanto, poner en riesgo a las personas protegidas".
Según consta en distintos documentos del Portal de Transparencia recopilados por Público, la Fundación CIVIO también se ha topado con dificultades a la hora de tratar de obtener determinadas informaciones sobre los viajes de Juan Carlos I y Felipe VI.
Esa organización, que trabaja precisamente en el ámbito de la transparencia, había solicitado la "relación completa de los acompañantes
de los miembros de la Familia Real en los diferentes actos de sus
viajes oficiales" desde el primer año "del que se dispongan datos".
A finales de 2015, CIVIO recibió una respuesta de Exteriores en la que se le indicaba que la documentación de los viajes anteriores a 2010
"no se hallaba disponible" en dicho ministerio, por lo que trasladaba
dicha consulta al Archivo General. Unos días después, desde allí les
respondieron que "no se permitía el acceso de investigadores a sus fondos".
La fundación observó además que en la respuesta proporcionada sobre los viajes posteriores a 2010, en la cual figuraban las "fechas y destinos de viajes oficiales realizados por SM el Rey así como los miembros que conformaban la delegación oficial", faltaban datos.
Este mismo año, el Gobierno de Pedro Sánchez volvió a tratar de dejar a la Casa Real al margen de la Ley de Transparencia
"Dicha información no era completa por cuanto no incluía a otros asistentes a reuniones mantenidas con ocasión de dichos desplazamientos oficiales
según figuraba en la información que sobre dichos desplazamientos se
había hecho pública por la propia Casa Real", alegó entonces CIVIO.
Finalmente, la solicitud cursada por dicha fundación fue desestimada por
la administración.
Este mismo año, el
Gobierno de Pedro Sánchez volvió a tratar de dejar a la Casa Real al
margen de la Ley de Transparencia. Así consta en el expediente de
respuesta a una consulta formulada en diciembre pasado "sobre todos y cada uno de los vuelos de la Casa y la Familia Real realizadas con aviones oficiales desde 2015 a 2019".
El 9 de enero de este año, la Secretaría General de Presidencia –competente para responder las solicitudes de acceso a la información
que afecten a la monarquía– respondió que "la información sobre los
viajes y actividades de los miembros de la Familia Real está disponible
en la página web oficial" de la Casa Real, al tiempo que subrayó que
"tanto los informes sobre movimientos de aeronaves militares como los planes de protección de autoridades y pasajeros sometidas a la misma,
y en concreto, los informes y datos estadísticos sobre movimientos de
fuerzas, buques o aeronaves militares" eran materia clasificada.
Datos sobre vuelos
La persona
solicitante –cuyos datos no figuran en el documento por cuestiones de
privacidad– presentó un recurso, alegando que "la secretaría general de
la Presidencia del Gobierno resuelve conceder el acceso a la información
solicitada, pero en realidad no aporta lo pedido.
Algo
totalmente habitual en este órgano y totalmente en disonancia con la Ley
de Transparencia". "Sólo facilitan un enlace a la agenda de la casa
real, donde aparecen algunos viajes o eventos de los miembros de la Casa
de Su Majestad el Rey pero no aparece la información completa
solicitada por este solicitante", lamentó.
En este caso, el
Consejo de Transparencia acabó dando la razón al solicitante. El 1 de
junio pasado, ese órgano emitió una resolución en la que daba detalles
sobre este expediente y otorgaba 15 días al Gobierno para que proporcionase información sobre "los viajes oficiales realizados por miembros de la Familia Real desde 2015 a 2019".
El Ejecutivo debía incluir datos tales como el "origen y destino del
vuelo, fecha, avión utilizado, miembros de la Casa y Familia Real que
formaban parte de la comitiva del vuelo y qué otros acompañantes formaron parte de esa comitiva, desglosando el nombre de todos y cada uno de ellos y su cargo".
No obstante, Transparencia dejó claro que quedarían excluidos "los datos referidos a la tripulación y al personal de seguridad".



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