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domingo, 16 de agosto de 2020

La caída a los infiernos de Ernesto Neyra: de protagonizar 100 portadas a acabar entre rejas

Repasamos la polémica vida de Ernesto Neyra.


El bailaor dio el salto a los medios por su polémico matrimonio y posterior divorcio de Carmina Ordóñez. En estos momentos pasa sus días en la cárcel de Huelva.



La última semana de la actualidad informativa especializada en corazón se ha escrito con un nombre propio. Ernesto Neyra (58 años), exmarido de Carmina Ordóñez, el que fuera uno de los personajes más recurrentes y polémicos de los últimos años de la década de los 90 y principios de los 2000 se encuentra ingresado en una prisión de Huelva.


 El bailaor, sobre el que pesaba una orden de búsqueda y captura -de la que según fuentes cercanas a él "no era consciente"- desde el pasado 20 de mayo, fue detenido por la Guardia Civil el sábado día 8 de agosto en un hotel del municipio onubense de Matalascañas.


Ernesto Neyra en los juzgados de Sevilla en el año 2001.
   Ernesto Neyra en los juzgados de Sevilla en el año 2001


Ernestó Neyra incumplió con la obligación de ingresar en prisión de manera voluntaria tal y como se le dictó en sentencia firme el pasado 13 de febrero. El sevillano fue condenado a 90 días de cárcel por el delito de impago de pensiones a los tres hijos que tiene con la exmodelo Lely Céspedes y por la multa del mismo delito. En total, 12.000 euros a su expareja más 1.800 euros de la sanción.


 Pero, ¿cómo ha llegado Ernesto Neyra hasta esta situación? ¿Cómo ha acabado entre rejas el hombre que ha protagonizado más de 100 portadas remuneradas en las revistas mejor pagadas del país? 


 La caída a los infiernos de Neyra, de acudir a las fiestas más exclusivas, los hoteles más lujosos y brillar junto la divina Carmina Ordóñez a pasar sus noches más lúgubres compartiendo celda en un centro penitenciario de Andalucía occidental.


 Junio de 1997. Aparecen las primeras fotografías de un joven bailaor del cuadro flamenco de Rocío Jurado llamado Ernesto Neyra acompañando a una de las mujeres más famosas -si no la más- de España, Camina Ordóñez. Una semana más tarde, Ernesto concede sus primeras declaraciones y su voz, y su seseante acento andaluz, se oyen por primera vez: "Estoy muy enamorado de Carmen"


En la vida de Carmina, fallecida el 23 de julio de 2004, todo iba a máxima velocidad: sus viajes, sus amores, sus excesos... Tan solo cinco meses después de que se supiera de su idilio con Neyra, decidían pasar por el altar.


 Era ya su tercer matrimonio. 250 invitados asistieron aquel noviembre de 1997 a un cortijo sevillano para ver cómo la pareja se juraba amor eterno. 


2 de abril de 1999. Carmina Ordóñez y Ernesto Neyra protagonizan una de las portadas más recordadas y duras de la historia del papel couché.


 Bajo el pretexto de haber sufrido un accidente doméstico al salir de la ducha, la hija de Antonio Ordóñez posa con la cara hinchada y un ojo totalmente amoratado. 


Carmina Ordóñez y Ernesto Neyra posando para Lecturas en 1999.
 Carmina Ordóñez y Ernesto Neyra posando para Lecturas en 1999.


Son las fotografías que después utilizaría para acusar de malos tratos físicos a su por entonces marido. 
 
 
Dos años dura el intenso matrimonio del sevillano y Carmina Ordóñez. 24 meses en los que viven a golpe de exclusiva, de sarao y de romería. 


 104 semanas en las que que los comentarios sobre el presunto maltrato de él hacia ella pasaron de ser rumores a elevarse a la categoría de testimonio, pues personas como Kiko Matamoros (63), representante entonces de Carmen, y su exmujer, Makoke (50), llegaron a declarar públicamente que vieron cómo Ernesto pegaba a Carmen


Todo saltó por los aires cuando Carmina Ordóñez en el programa Crónicas marcianas en 2001, en directo y sin haberlo consultado con su manager, destapó que el artista le había infligido malos tratos físicos y psicológicos. 


A su relato añadió, además, la famosa foto con el ojo amoratado. Tras la apabullante polvareda que provocó sus palabras, Ordóñez decidía denunciarlo también en los juzgados.


La demanda de Carmina, en cambio, fue desestimada: primero porque según describía la juez en el auto, los malos tratos "no se denunciaron en su momento". En segundo lugar, "no se aportaron certificados médicos sobre los daños sufridos". 


Y en tercera instancia, "no se puede constatar la existencia de indicios reveladores de que la señora Ordóñez haya vivido un estado de agresión permanente y de sometimiento al querellado".


Ernesto Neyra y Carmina Ordónez, en una imagen de archivo.
Ernesto Neyra y Carmina Ordónez, en una imagen de archivo. Gtres

 
La sombra del maltrato volvió a planear sobre la figura de Ernesto Neyra cuando su segunda esposa justo después de Carmina, la malagueña Lely Céspedes, lo acusó y denunció exactamente por lo mismo. 

En esta ocasión salió absuelto. "Tuve que irme a México para ganarme la vida.


 Mi madre, que ya ha muerto, sufrió mucho con las acusaciones", confesaba Neyra en su última entrevista, en el programa Viva la vida de Telecinco, en el otoño de 2017.



Ernesto Neyra y Lely Céspedes en su boda en el año 2002.
 Ernesto Neyra y Lely Céspedes en su boda en el año 2002. Gtres


Según desvelaron a JALEOS fuentes cercanas a Ernesto Neyra en julio de 2018, el bailaor se encontraba "buscándose la vida para pagar la manutención de sus niños y su hipoteca".


 Hace unos años, fue director comercial de un aceite de oliva de Jaén y también se llegó a encargar del área de asesoramiento de rehabilitación de edificios en materia de energía.


 Otro de sus negocios fallidos fue montar un bar en las proximidades de los juzgados de Plaza de Castilla en Madrid: otro fracaso.
 
 
Según ha podido averiguar este periódico, Neyra actualmente vive en Sevilla y viaja con asiduidad a Málaga para ver a los tres hijos menores que tiene en común con su ex, Lely.


 Según publica el diario La Razón este viernes, Ernesto ha logrado reunir a marchas forzadas el dinero que le adeuda a su esposa. 


Esta suma podría posibilitarle la libertad si se llega a un acuerdo con el juez que dictó su ingreso en prisión.


No obstante, también cabe la opción de que el juez, hastiado por los reiterados incumplimientos de Ernesto para satisfacer la deuda con la madre de sus hijos, la multa con el juzgado y el hecho de que no ingresara en prisión voluntariamente cuando se le solicitó en febrero, deniegue su petición. 







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