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domingo, 30 de agosto de 2020

La gata Simona y el maltrato animal



La gata Simona y el maltrato animal



La autora del texto llama la atención sobre el maltrato indiscriminado que siguen sufriendo los animales a partir de la muerte violenta, a manos de desconocidos, de una gata que vivía en una comunidad del barrio de San Lorenzo. Al mismo tiempo, reclama la colaboración ciudadana para localizar a los autores de la muerte del animal con la intención de llevar el caso ante la justicia mientras exige que se acabe con la impunidad en el maltrato animal.

Artículo de opinión por María Pilar Guerrero Trillo.

 

«El medio más seguro para valorar el grado de educación de un pueblo y de un hombre consiste en la manera como consideran y tratan a los animales».


Se llamaba Simona, aunque para muchos era solo una molesta gata de la calle. La historia de Simona es la historia de cientos, miles de animales en nuestro país. Una historia que no puede volver a repetirse. ¿Qué clase de monstruos creamos como sociedad para que ocurra esto?


Simona no hacía daño a nadie. No sabemos si fue abandonada o se escapó, pero lo cierto es que solo trataba de sobrevivir en la calle. Vivía en un patio de una comunidad de vecinos en la calle Santa Catalina de San Lorenzo y su error fue confiar en el ser humano. 


Cuando nos dimos cuenta de que no era feral y su lugar no era la calle, la intentamos rescatar sin descanso. 


Hablamos con los vecinos para explicarles que debían tener paciencia: no es fácil rescatar a un animal con miedo. 


Quedaron informados también los operarios de la obra que se estaba produciendo en aquellos momentos en la comunidad.


Simona fue una gata sin suerte. Parió y mataron a sus cachorros. Solo vivieron dos: uno fue encontrado en un contenedor cercano, otro fue capturado con jaula trampa. Y entonces le tocó el turno. El 17 de agosto se nos volvió a escapar. Y tres días después desapareció.


 El 22 de agosto, la encontramos en el mismo patio de vecinos donde vivió durante dos meses. Esta vez tenía la cara reventada a golpes. Alguien decidió ocuparse del asunto por su cuenta. Alguien decidió que la solución para Simona era un golpe seco en la cabeza que la dejara muerta en el acto. 


Quizá no usó la fuerza suficiente. Quizá se movió en el último momento. El resultado fue una mandíbula rota, una agonía brutal de dos días hasta que la encontramos, una hemorragia en el pulmón, una hemorragia en la cabeza, una muerte lenta y dolorosa.


Simona venía a tus brazos si la llamabas por su nombre. Había sufrido demasiado y por eso nunca caía en las jaulas trampa. Y ayer, justo ayer, pudimos cogerla. Pero para entonces ya era demasiado tarde. 


Se fue en silencio a la una de la mañana en la mesa de quirófano, mientras las veterinarias trataban de reparar la brutal paliza que había recibido.


 Ella no lo sabía, pero su cría estaba esperándola entre juegos en una habitación especialmente preparada para ellas. Ella no lo sabía pero los que queríamos ayudarla éramos muchos más. Nosotros, a diferencia de aquellos que apalean a un animal y le dejan herido de muerte y agonizando, fuimos de frente. 


Y quien es capaz de hacerle esto a un ser indefenso es capaz de hacerlo todo. A veces me pregunto qué ejemplo estamos dando a los niños. Estoy segura de que el que lo hizo pensó que solo era una gata de la calle. Pero Simona nos tiene detrás y no vamos a parar hasta encontrar justicia.


Por desgracia, los salvajes que llevan a cabo actos tan viles no suelen andar lejos. Gustamos de decir los segovianos que en Segovia nos conocemos todos. Por esa razón, si crees que has podido presenciar algo o tienes información que nos pueda ser útil escríbenos a justiciaparasimona@gmail.com


Y tú, pequeña Simona, espero que hayas encontrado al otro lado del arcoíris la paz y el descanso que nunca se te concedió en vida. Vuela alto pequeña, jamás te olvidaremos. Ya te hemos prometido que el culpable pagará ante la justicia.


PD: Vaya público agradecimiento a los ángeles que cada día, en silencio y sin pedir nada, se desviven por cuidar, alimentar, y mejorar las condiciones de vida de los gatos de la calle.


 Vaya público agradecimiento también a las protectoras de Segovia y voluntarias que han estado con nosotros día y noche, sin importar si era sábado o domingo, que han llorado nuestras penas y se han desvivido, sin pedir nada a cambio, para que Simona tuviera una vida mejor.


 Ya está bien de que el maltrato animal quede impune.



 La autora del texto llama la atención sobre el maltrato indiscriminado que siguen sufriendo los 





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