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domingo, 23 de agosto de 2020

Mafalda no cree en el amor (romántico) "Mafalda diría que el mundo hoy es un desastre y una vergüenza"

'El amor según Mafalda'.- LUMEN
 

Se cumplen 50 años desde que la niña rebelde de Quino aterrizara en España. 

 

Un libro recopila alguna de sus historietas más reconocidas con el amor y sus derivadas como protagonista.



El choque siempre termina produciéndose. Mafalda contra el mundo nos deja, además de una sonrisa, la intuición de que vivimos en un sinsentido. Quino, su artífice, sitúa a la joven Mafalda en constante pugna contra lo establecido.


 Siempre pierde, pero de esa derrota Mafalda no salimos iguales. Se cumplen 50 años de esa mirada rebelde e ingeniosa, medio siglo de desajustes supuestamente infantiles que nos ponen (a los supuestos adultos) frente a un espejo.

Para celebrar el medio siglo de la niña inconformista y su pandilla, Lumen publica El amor según Mafalda, una selección de tiras en las que se habla mucho de amistad, compasión, empatía y solidaridad, de amor al prójimo, amor propio y amor a las pequeñas cosas de la vida: la radio, los Beatles, el Pájaro Loco, los caramelos, las historias de cowboys, los libros o Brigitte Bardot.

¿Qué es el amor? Mafalda no responde la pregunta de marras. Tampoco la elude. A su manera, o a la manera de Quino, Mafalda demuestra qué es o qué debería ser el amor. Algo que tiene que ver más con la amistad, la confianza o el respeto mutuo que con las melindrosas postales hollywoodienses ricas en tortolismo.

 


Mafalda se apea de todo eso, en su búsqueda encuentra compañerismo y ternura, y nunca lo hace sola, siempre están ahí sus acólitos dispuestos a sacarle de quicio o regalarle un abrazo.


El amor es Mafalda interesándose por la paz, el progreso y el conocimiento. Es Felipe refugiándose en las historietas, o fingiendo que con el disfraz del Llanero Solitario podrá resolver todos sus miedos. Es Manolito cuando acaricia la hucha en la que se esconden sus monedas, pero también sus sueños de futuro.

El amor según Mafalda es, en palabras de Lola Martínez, editora en Lumen, es "una guía de comportamiento ante las injusticias del mundo.


Porque lo importante del amor no es ya el romanticismo de colores pálidos, sino la capacidad de contenernos, el trabajo de la amistad más atenta y, por último, el cuidado de los nuestros pero también del amplio mundo que habitamos para que siga siendo habitable en el futuro.


 Por eso, cuando hablamos del amor según Mafalda, de lo que estamos hablando en realidad es de la esperanza de un mundo mejor".

Un mundo al que plantar cara con una ingenuidad desarmante como la de Mafalda. Y es así, partiendo de cero, tratando a tientas de saber qué pensamos sobre las cosas, como nuestra joven filósofa se aproxima a lo real. "Una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo", decía Quino de su personaje más reconocido.


 Umberto Eco, primer editor de Mafalda en Europa, dijo en el prólogo que escribió en 1969 a la primera edición en italiano que esta niña no era solo un personaje de historieta más, sino que era el personaje de los años setenta.


 «Mafalda vive en una relación dialéctica continua con el mundo adulto que ella no estima ni respeta, al cual se opone, ridiculiza y repudia, reivindicando su derecho de continuar siendo una nena que no se quiere incorporar al universo adulto de sus padres». 


Sin embargo, el tiempo ha demostrado que no solo ha sido el personaje de los setenta, y que cincuenta años más tarde continúa siendo actual. 


 Quino: "Mafalda diría que el mundo hoy es un desastre y una vergüenza"




BUENOS AIRES.- El mundo de hoy sería para la entrañable Mafalda "un desastre y una vergüenza", asegura el dibujante, 'Quino', quien más de medio siglo después de crear su icónico personaje reconoce que le gustaría ser recordado como "alguien que hizo pensar a la gente en las cosas que pasan".


Joaquín Salvador Lavado (Mendoza, Argentina, 1932), poseedor de galardones como el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y la Medalla de la Orden y las Letras de Francia, sigue sin explicarse cómo, aún hoy, público de toda nacionalidad y condición le demuestra su cariño.


"Cuando me dicen, 'gracias por todo lo que nos diste' digo, '¿qué les di?'", expresa en una entrevista con Efe en la Feria del Libro de Buenos Aires poco antes de ponerse al frente de una kilométrica fila de seguidores ilusionados por conseguir una firma de quien, a sus 83 años, es considerado uno de los mayores emblemas de Argentina dentro y fuera de sus fronteras.


"Sé que he puesto el dedito en una tecla que mueve muchas cosas"


Sin embargo, a este hijo de españoles rebautizado desde niño como 'Quino' para diferenciarlo de los muchos 'Joaquines' que ya había en su familia, no le gusta demasiado hacer balances, aunque "de vez en cuando uno se ve obligado a hacerlo", como cuando en una entrevista alguien le pregunta el por qué de su dilatado éxito. "Eso me lo pregunto yo también mucho. 


No lo sé. Sé que he puesto el dedito en una tecla que mueve muchas cosas", señala quien ya de adolescente se decantó por el mundo gráfico y la historieta y editó en 1963 "Mundo Quino", su primer libro, con una recopilación de dibujos editados hasta el momento en revistas de la época.


Las aventuras de Mafalda, la contestataria niña de seis años amante de los Beatles, la democracia, los derechos de los niños y la paz, y detractora de la sopa, las armas, la guerra y James Bond, se desarrollaron de 1964 a 1973, aunque su imagen e irónicos mensajes en pro de un mundo mejor la han hecho intemporal. También a sus amigos Manolito, Susanita y Felipe, con los que alcanzó el éxito mundial en decenas de idiomas.


"Viendo las cosas que hice en todos estos años me doy cuenta de que digo siempre las mismas cosas, y siguen vigentes. Eso es lo terrible... ¿No?", remarca Quino, al que acompaña su esposa, Alicia Colombo.


"La politización de mi familia me marcó muchísimo"


El veterano dibujante se refiere a sus "temas de siempre", como "la muerte, la vejez, los médicos y esas cosas", con los que durante décadas hizo pensar a los lectores a través de sus emblemáticos personajes. Resulta difícil no preguntarle si esas historias y otras de las que habla tienen en el mundo de hoy una solución: "Conociendo al género humano me parece que solución no hay", espeta.


Quino, que ha renunciado al placer del cine por problemas de visión, recuerda su infancia como la etapa que le marcó, al igual que su tío Joaquín, quien le despertó la pasión por la ilustración. "No solo me legó la vocación sino una filosofía de la vida que a partir de mi abuela me ha marcado mucho. La politización de mi familia me marcó muchísimo", evoca.


El ilustrador presenta estos días "Simplemente Quino" (Ediciones La Flor), su último libro, que recopila antiguas tiras publicadas en prensa. Sobre cuál es el poso que le gustaría dejar entre sus seguidores, reconoce que el de alguien "que hizo pensar a la gente en las cosas que pasan". "Y a ver si las mejoramos".


"Veo todas las dificultades que tiene España para formar Gobierno y elegir candidato potable"
Reconoce identificarse mucho con 'El roto', en referencia al dibujante español Andrés Rábago y dice echar de menos al también humorista gráfico y director de cine Chumy Chúmez (1927-2003) y al monologuista Miguel Gila (1919-2001), con un humor "tan punzante, tan directo y tan negro que siempre uno lo tiene presente".


"España la recuerdo como siempre, con mucho cariño pero estoy bastante, no digo contento con ella, porque veo todas las dificultades que tiene para formar Gobierno y elegir candidato potable, pero bueno, no la veo tan mal...", dice.


No obstante, preguntado por Argentina, admite: "Con mucha amargura de ver el pésimo nivel de todo". Y Mafalda se deprimiría también, "como corresponde". 


Aunque desde 1973 Quino retomó el personaje de Mafalda en contadas ocasiones, el no querer cansar ni repetirse hizo que su pequeña 'hija' reposase para siempre pero quedase viva en la memoria popular.



 
 
 

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