El Pacto de Toledo en secreto y a espaldas de los jubilados/as
Es una suerte y al tiempo una liberación
leer a Miren Erxezarreta. Su claridad de ideas, su facilidad para
separar el trigo de la paja, es admirable.
El comprobar la fuerza y
pasión con que esta economista defiende el sistema público de pensiones,
comprobar el dominio que sobre esta materia derrocha, es un estímulo
para todos aquellos que nos preocupamos por estos temas.
Desde su
equilibrio y formación académica, sin pelos en la lengua, se enfrenta a
los distintos estamentos, desde la banca y aseguradoras, hasta los
sindicatos, para terminar afirmando que el sistema público de pensiones
es viable y seguro, que todo depende de cómo se quiera repartir el
dinero del Estado, y de las movilizaciones que la sociedad y el
movimiento de pensionistas estén dispuestos a llevar a cabo.
No solamente es la banca, las
aseguradoras y el sistema económico en general, los que intentan
aumentar sus beneficios a través de la privatización del Sistema de
Pensiones. Los grandes sindicatos, CCOO y UGT se han convertido en una rémora, se han convertido en colaboracionistas y comisionistas de los fondos de pensiones.
Es una herida para la vista y para el
cerebro, entrar en la sede de estos sindicatos y toparte con una oficina
con las siglas del BBV dispuesta a hacer contratos con un fondo de
pensiones. Y es que entre ese banco y estos sindicatos, han creado una
empresa, un fondo de pensiones, de cuyas ganancias el banco se lleva el
60% y los sindicatos el 40% , o sea, el 20 % cada sindicato.
Con este
hecho se puede decir, sin capacidad de error, que estos sindicatos están
apuntalando la privatización del sistema de pensiones.
Otra rémora para el Sistema Público de
Pensiones está incrustada en el vientre del propio PSOE. Históricamente
han y siguen conviviendo en el seno de este partido dos sectores bien
diferenciados, el uno más conservador y el otro más progresista, es este
último el que ostenta la mayoría en este gobierno de coalición, pero en
este sector progresista también permanecen ciertos ministerios
controlados por ministras y ministros quintacolumnistas.
Esta lucha de tendencias que se dan
dentro de las estructuras del PSOE, por lo dicho anteriormente, es
similar a la que se da dentro de las estructuras de los sindicatos.
Esta parte de la izquierda política y
sindical, se sentará este mes de septiembre a discutir y negociar sobre
las pensiones en el ya famoso Pacto de Toledo. La mayoría de los temas
llegarán negociados, temas negociados con el habitual secretismo,
mientras la sociedad permanecía encerrada y embozada, contemplando los
espectáculos que las televisiones montaban basados en las informaciones
que se hacían sobre la pandemia, y los bulos, ambiciones y mentiras de
la extrema derecha y derechas.
Es preocupante saber que estas fuerzas
políticas y sindicales han estado negociando a nuestras espaldas, sobre
el futuro y presente de nuestras pensiones, sin que en estas reuniones
hayan contado con la opinión de los jubilados, y aún es peor, en la
reunión final del próximo Pacto de Toledo, el movimiento de pensionistas
tampoco estará representado, lo que provocará un desequilibrio en la
relación de fuerzas y opiniones presentes en la reunión.
Con
estas circunstancias, el movimiento de pensionistas se encuentra ante
una encrucijada, que le obliga a definir y pulir su estrategia a corto
medio y largo plazo.
Este movimiento de pensionistas,
organizado mayoritariamente en torno a la COESPE, celebrará su IV
asamblea general durante los días 4 y 5 de este mes de septiembre,
en la que tendrá que enfrentarse y tomar decisiones valientes, si
quiere seguir siendo un referente, una organización eficaz para la
defensa del sistema público de pensiones y de los servicios públicos.
Todo esto en una situación política y socialmente complicada.
Esta COESPE está obligada a buscar y
definir sus caminos que, dentro de su independencia, permitan llegar a
acuerdos con otras organizaciones sociales, sindicales y políticas, con
el fin de fortalecer el sector más progresista de la sociedad, al tiempo
que se frena a las nostalgias franquistas de la extrema derecha y a las
privatizaciones de las derechas, para lo cual, está obligada a salir de
esta asamblea más cohesionada; dotada de unos medios organizativos,
ágiles y operativos; sabiendo que su tabla reivindicativa no la puede
llevar a cabo por sí sola; que tendrá que negociar con otras fuerzas
progresistas; que necesitará encontrar las muletas adecuadas para poder
caminar en este laberinto social, económico y político dónde hay
infinidad de intereses.
Tiene que huir de todo tipo de
frentismo, de pensar que se tiene toda la verdad y toda la capacidad de
llevarlas a cabo; no sirven de nada las posturas fundamentalistas en las
que se puede caer. Es necesario fortalecer la relación de fuerzas y el
tejido social; hacer negociaciones para conseguir mayorías que permitan
sacar adelante las ideas que se defienden.
Resumiendo, la COESPE ha de seguir
siendo una organización independiente y unitaria, con capacidad de tirar
de las diferentes organizaciones políticas, porque es en este ámbito
donde se toman las decisiones sobre el sistema de pensiones y de los
servicios públicos, y con las organizaciones sociales que tengan puntos
de la tabla reivindicativa en común.
Para defender nuestros derechos,
es necesario seguir presionando en las calles y en los despachos, para
lo que es fundamental la unidad de acción y la independencia con la que
COESPE siempre ha dotado.
El Pacto de Toledo en secreto y a espaldas de los jubilados
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