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jueves, 4 de marzo de 2021

¿Y si aprendemos a valorar a los gatos urbanos?

 

¿Y si aprendemos a valorar a los gatos urbanos?

 

Con una adecuada gestión, las colonias felinas son fuente de salud pública y proyectos de convivencia

 

¡Qué poca memoria tenemos los que caminamos sobre dos piernas! Desde los primeros asentamientos, los seres humanos nos hemos visto beneficiados por la presencia de colonias felinas. Si humanos y gatos decidieron convivir fue por los beneficios mutuos reportados. El gato protegía las cosechas y las despensas de los humanos de la acción de otros animales y, a cambio, en estas zonas podían encontrar alimento en abundancia. Los problemas vienen con los cambios experimentados en el siglo XX.

 

El gato urbano actual depende de los recursos que le pueda proporcionar la ciudad para su subsistencia, lo que muchas veces le obliga a malvivir en nuestras calles. Es por eso que se le empieza a concebir como origen de problemas cuando, bien al contrario, es fuente de salud y mejora la convivencia de unas ciudades muy necesitadas de ambas cosas. Seamos conscientes —y concienciemos a quién no lo vea así— que los gatos urbanos nos son el problema, y que el verdadero problema lo tendríamos con la desaparición de estos animales de nuestras calles.


De San Petersburgo a Aranda de Duero

 

Parecemos empeñados en no valorar los muchos beneficios que nos aporta la convivencia con los gatos urbanos, como para pedir que su sola vida sea motivo suficiente para cuidar de ellos. Afortunadamente, no es así en otros lugares.Los gatos del Museo de Patrimonio Nacional y Palacio de Invierno de San Petersburgo, más conocido como Hermitage, a los que se encomienda la labor de mantener libres de roedores y custodiar las instalaciones de la gran pinacoteca, son célebres, y desde hace un tiempo, más ricos.

 

 Un mecenas francés ha legado un tercio de su herencia a su manutención, un gesto que ha sido agradecido por la dirección del museo, que ya procura el cuidado de su famoso ‘escuadrón felino’, compuesto por más de 70 gatos a los que se ve paseando por los patios o tomando el sol en cualquiera de sus edificios. Incluso tienen su propia página web http://hermitagecats.ru/

 
 Esta situación contrasta vivamente con la que conocimos a finales del mes agosto, cuando supimos que la dirección del Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia negaba la entrada a las cuidadoras y cuidadores de colonias felinas para atender a los gatos con problemas de desnutrición y enfermedades que viven entre columnas, pilastras y otras ruinas depositadas en el patio del San Pío. 
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 Busquemos más ejemplos de fuera de nuestras fronteras. En Roma, los gatos son considerados Patrimonio de la Ciudad, están cuidados y protegidos, y su estatus es tal, que son los únicos seres a los que se les permite que se suban a cualquier ruina romana.

 


 

 El ayuntamiento de Estambul, por su parte, cuenta con un presupuesto para el mantenimiento de albergues e instalaciones donde los gatos callejeros pueden pasar la noche y alimentarse.  Con esta base se puede entender mejor una escena que se pudo presenciar en la sala de urgencias del hospital de Kukecekmece de la ciudad, donde una gata llevó a su cría enferma y los médicos se apresuraron a ayudarlas.  


Volvamos la mirada a las miserias patrias. En 2019 el ayuntamiento en Aranda de Duero recordaba en un bando la prohibición de alimentar a los gatos callejeros, por ser una acción que puede acarrear al que la incumpla una sanción de 750€. Este recordatorio lo pueden hacer suyo otros muchos consistorios de nuestro país que tienen en vigor normas iguales o similares, y que conducen a las personas que alimentan y cuidan de los gatos de nuestras ciudades a una suerte de clandestinidad.

 

Un carné para la esperanza

 

   

Esperanza es el nombre verdadero de una mujer de más de 70 años que cuida y alimenta a las colonias felinas de Valladolid desde hace más de 30, y en cuya historia se pueden sentir reflejadas muchas otras buenas personas.

 

 Desde hace poco, Esperanza ha dejado de levantarse a las 4 de la mañana para repartir comida, cuidados y felicidad a los gatos de su ciudad con nocturnidad y prácticamente a escondidas, gracias a un carné de alimentador autorizado expedido por el ayuntamiento que la permite hacerlo a cualquier hora del día sin miedo a que la insulten, la increpen o la multen.

  

Como en el caso de Valladolid, algunos municipios expiden carnés de alimentadores que aportan algo de dignidad a todas las Esperanzas que se desviven por realizar una tarea, el mantenimiento de colonias felinas saludables, que redunda en beneficio de la comunidad y que corresponde a los organismos municipales llevar a cabo.

 

 No nos olvidemos que el maltrato animal se puede hacer por acción o por omisión.

 

  

CER: más allá del control de las colonias felinas, una propuesta de convivencia

 

¿Qué significan las siglas C.E.R.? Básicamente, Captura, Esterilización y Retorno a su colonia, pero también significan la vida en condiciones salubres —o simplemente la vida— para los gatos que comparten el espacio urbano con nosotros. En definitiva, C.E R. es una propuesta de convivencia entre especies que habitan un mismo lugar, que pasa por el control de las colonias felinas.

 

Aunque son cada vez más conocidos, recordemos los beneficios del protocolo C.E.R

  • Permite el control de la población de gatos
  • A su vez, facilita el control sobre otras poblaciones, como roedores o insectos
  • Reduce los riesgos sanitarios de origen zoonótico
  • Mejora las condiciones de vida de los gatos urbanos
  • Favorece la convivencia ciudadana
  • Es más económico —pero, sobre todo, es más ético— que el modelo de captura y sacrificio
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¿Cómo se han de gestionar las colonias felinas?

  • Hay que estudiar el entorno y censar los individuos (con fichas individuales)
  • Contactar con alimentadores (si los hay) o crear una red de alimentadores
  • Alimentar con pienso seco de forma rutinaria (con lugar y horarios establecidos)
  • Establecer puntos de alimentación ‘responsables’
  • Dar soporte sanitario a la colonia: desparasitaciones, tratamientos médicos…
  • No pueden faltar el compromiso y la constancia

Una colonia controlada será un grupo estable y saludable. ¿Has oído hablar del ‘efecto vacío’?

 

  • Tratar de eliminar una colonia felina suele ser un esfuerzo inútil, costoso, carente de sentido y poco recomendable, ya que pone en riesgo la salud pública.
  • Cuando una población animal es retirada de un lugar determinado, el vacío tiende a ser ocupado por las poblaciones vecinas para aprovechar los recursos disponibles, hasta volver a alcanzar el nivel de densidad que el territorio puede sostener.
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Las molestias que una colonia de gatos puede provocar se pueden evitar fácilmente sin recurrir a la reubicación

  • Los maullidos, marcajes y vocalizaciones suelen solucionarse aplicando correctamente el protocolo CER
  • Las deposiciones en lugares molestos tienden a desaparecer cuando se proporciona (y ubican correctamente) montones de arena o areneros
  • El traslado de los puntos de alimentación suele evitar la estancia de los gatos en lugares molestos, como coches o portales
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Para finalizar: no olvidemos que un proyecto CER tiene efectos especialmente positivos para las niñas, niños y adolescentes del entorno por sus implicaciones sociales, intelectuales, actitudinales, emocionales.

     

Por:

Chema Lera

Maestro de Educación Primaria

Miembro de PRODA

 

 

 


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