Y es así… podemos suponer que es poco lo que uno le puede dar al otro, pero no. Ellos se tienen el uno al otro y eso es más de lo que mucha gente tiene

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Un amor desinteresado e incondicional.

 

Vende algodones de azúcar, acompañado de su cachorro instalado en un balde.

 

 El perrito ya se acostumbró. Se mete en su balde que le sirve de medio de transporte y pasa el día en compañía de su mejor amigo: el señor de los algodones de azúcar.

 

 

Sólo Dios sabe por qué cruza los caminos de algunos seres que habitan esta Tierra. Seguramente es porque están destinados a complementarse, a ayudarse y a cuidarse entre sí. No cabe duda.

  

Poco sabemos de este señor, que a su avanzada edad debe seguir trabajando, pero no lo hace solo.

 

Él vende algodón de azúcar en la puerta de una escuela, y lo hace en compañía de su mejor amigo; un cachorro al que lleva dentro de un balde.

 

En la página de Facebook “Zoorprendente”, que se dedica a las noticias sobre animales, descubrimos esta historia tierna que no necesita de muchos detalles.

 

La amistad y la compañía que se brindan mutuamente es suficiente para sacarnos una sonrisa y vivir un momento tierno.

 

 

Este señor trabaja todo el día en las calles y probablemente, haya sido allí en donde encontró a su fiel amigo.

 

Podemos suponer que él vive solo y no tiene a nadie y por eso no deja al cachorrito solo en su casa.

 

Los comentarios de la gente demuestran lo que valoran estas acciones.

 

“Y muchos abandonando o maltratando a sus perritos, eso habla del tipo de ser humano del señor. Que Dios lo bendiga”.

 

“Sinceramente, las personas que menos tienen son las que más dan”.