Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


viernes, 15 de abril de 2022

La boda de Maider y Alba en el Mercado de La Ribera: dos novias auténticas

 

 La boda de Maider y Alba en el Mercado de La Ribera: dos novias auténticas 

No hubo alianzas, ni velos kilométricos, ni baile nupcial, porque les bastó su amor para llenarlo todo. 

Un enlace «natural y sin florituras» que merece ser contado

Se trató de una boda «natural y sin florituras» en la que ambas se vistieron de blanco, eso sí, cada una a su estilo. «En todo momento, quisimos ser nosotras mismas, nada de disfrazarnos», aclaran. Para su gran día, Maider, ermuarra de 28 años, eligió un traje de dos piezas integrado por un pantalón chino y una chaqueta escotada de Alicia Rueda. «Fui a su atelier con las ideas claras. 

Me atendió Almudena Ordoñez y con ella todo fue muy fácil», recuerda. Aunque ya se había casado antes, era la primera vez que Alba se vestía de novia. La catalana lució un vestido de tirantes con escote en V y falda de tul. Y a pesar de que fue ella quien propuso a su mujer que se casasen ambas con diseños de Alicia Rueda, tuvo que cambiar sus planes: «Me hubiera encantado, pero los modelos no me favorecían». 

Encontró por casualidad el vestido de sus sueños en una tienda de Barakaldo. «No recuerdo el nombre, así que imagínate. La verdad es que todo fue un poco loco», cuenta entre risas  



Ambas se negaron a traicionar sus principios estéticos diarios el día de su boda eligiendo valores como naturalidad, comodidad y modernidad en detrimento de una elegancia impostada y tradicional.

 Por eso se casaron con un calzado cómodo que les permitió celebrarse y sentirse ellas mismas. «No somos muy fans de los tacones», aseguran. 

Maider eligió sus amadas deportivas Vans y Alba sus inseparables botas Dr. Martens negras.

 Ella, que regenta una agencia de publicidad en la villa, también quiso dar un toque rockero a su 'look bridal' con una chupa de cuero. Intención que solo se quedó en eso, en un intento.

 «Al final, no me hizo falta en ningún momento, porque nos salió un día maravilloso».

 Los accesorios apenas tuvieron protagonismo en sus estilismos: «Maider prácticamente no llevaba nada; y yo solo un anillo de la familia que me regaló mi madre y una liga azul 



 ​Las novias se despertaron el día de su boda en su casa de Bilbao La Vieja a las ocho de la mañana. «Sonó el timbre porque una amiga nuestra nos envió el desayuno», recuerdan emocionadas. 

Después se prepararon en el Hotel Abando junto a sus invitados procedentes de Barcelona, que se alojaron allí. «Fuimos turnándonos para pasar por la suite, donde se instaló el set. Maider y yo tuvimos mucho cuidado para no vernos antes de la boda», aclara Alba. Amaia, propietaria del salón de belleza Miss Pupet, en la calle Mazarredo, maquilló de forma sutil a las protagonistas. 

«Queríamos un look muy natural», precisan. Después, se pusieron en manos de Bego, de la peluquería bilbaína Across Estilistas. Maider lució su melena castaña y capeada suelta, muy lisa y con las puntas para fuera. «Siempre me peino así», aclara.

 Alba, por su parte, también optó por llevar el pelo suelto, pero con ondas al agua. «Las elegimos a ellas porque además de ser grandes profesionales, nos une una fuerte amistad. Vamos que todo quedó en familia», cuentan entre risas. 



 «Me pasé todo el rato llorando» Maider esperó a Alba en la puerta del hotel al volante de un Mini antiguo verde. «Me recuerda muchísimo al de Mr. Bean», confiesa entre risas esta entrenadora personal, que regenta su propio centro deportivo, Mentrenas, en Indautxu.

 Cuando se vieron vestidas de novia, no pudieron disimular la emoción. «Solo podía pensar en lo guapa que estaba mi mujer», reconoce Alba. 



Tras pasear su amor por Bilbao, estas novias auténticas y sencillas llegaron a los Juzgados, en Jardines de Albia, más seguras que nunca de sellar su amor. «El recorrido fue uno de los momentos más especiales del día. La gente nos aplaudía y en los semáforos se acercaba para pedirnos una foto. Fue súper surrealista», recuerda Maider entre risas. 

De la mano y cada una con su ramo de flores, elaborados con mimo por la hermana de Maider, entraron en el Palacio de Justicia, donde se dieron el 'sí quiero' aquel viernes a la una de la tarde frente a 55 invitados. «Yo me pasé toda la ceremonia llorando, no podía 

 


El convite: de pintxos en el Mercado de La Ribera Tras la ceremonia civil, llegó el convite, que tuvo lugar en el bar-restaurante 'La Ribera', en el emblemático mercado bilbaíno. «Lo cerraron para nosotras.

 Decidimos hacerlo allí porque nos pillaba cerca y es un lugar muy afín a ambas. Al final, hacemos nuestra vida en el Casco Viejo». Estas novias distintas y especiales, que reniegan de convencionalismos, tampoco siguieron los estereotipos tradicionales a la hora del banquete. 
En su boda nadie se sentó para comer, ni se sirvieron entrantes, carnes, pescados y postre.

 Sus invitados disfrutaron de 17 tipos de pintxos diferentes, sushi y jamón. «La gente estaba encantada», aseguran.


 

 «Ella ha sido mi salvación» Allí se fueron sucediendo los momentos más emotivos, como la entrega de los ramos. Maider se lo dio a su tía en recuerdo de su tío, que falleció seis meses antes por un ataque fulminante al corazón. Y Alba se lo regaló a su mejor amigo de Barcelona, que se casa este año. 

Pero los invitados no pudieron contener la emoción ante las sentidas palabras que Alba dedicó a Maider: «Le dije que lo mejor de mi vida había sido descubrirla, porque desde entonces había cambiado toda mi perspectiva. Ella ha sido mi salvación y gracias a ella he descubierto el amor incondicional más absoluto». 

 


A las nueve de la noche, la celebración se trasladó al centro cultural Hika Ateneo, en Atxuri. 

Un espacio «con un toque 'underground'» que no dudaron en personalizar para su gran día: «Pusimos nuestras iniciales bien grandes e instalamos un 'photocall' con una caricatura de nuestra familia inspirada en 'Los Simpson'.

 Salíamos nosotras y nuestro querido perro, Frodo», cuentan. Divertida imagen que también estamparon en unas chapas que dieron como detalle a los invitados. 

Allí la fiesta se alargó hasta la una de la madrugada: «Tuvimos suerte, porque justo ese fin de semana levantaron algunas restricciones», indican. 

Y quienes se quedaron con ganas de más, siguieron la fiesta por las calles del Casco Viejo hasta altas horas de la madrugada. 

 Maider nunca pensó en casarse hasta que conoció a Alba: «No queríamos 'maquillar' nuestra boda, sino hacerla tal y como somos nosotras.

 Creo que socialmente nos educan para que queramos casarnos. Y pienso que hay gente que se casa, pero en realidad no se quiere y en su boda lo intenta aparentar.

 En nuestro caso, nos amamos muchísimo y se nota cuando estamos juntas».

 No hubo alianzas, ni velos kilométricos, ni baile nupcial, porque les bastó su amor para llenarlo todo. 

«Nos daba igual cómo fuesen vestidos los invitados o que algunos solo pudiesen venir un rato.

 Solo queríamos celebrar con los nuestros lo afortunadas que nos sentimos por tenernos la una a la otra».  

Esta Semana Santa, Alba y Maider pondrán rumbo por fin a su ansiada luna de miel: un safari por Tanzania y Zanzíbar. 

«No habíamos hecho el viaje por el covid y por Frodo, que era muy mayor y teníamos que cuidarle. 

Falleció tres meses después de la boda.

 Estamos muy agradecidas porque hubiera aguantado para irse. Tenerle en nuestro día significó mucho». 

Y seguro que allí donde esté seguirá muy orgulloso por la familia que formaron. 


 1 La boda de Maider y Alba en el Mercado de La Ribera: dos novias auténticas

No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION