Por Marat
El canto de sirena que lanza el ex Consejero asesor para Europa de Lehman Brothers y ministro de Economía Luis De Guindos proponiendo abrir el debate sobre la introducción de la progresividad en las prestaciones sanitarias (1) es una de las mayores trampas que puede colar el PP a los trabajadores, a los sindicatos y a las izquierdas en general PORQUE:
El canto de sirena que lanza el ex Consejero asesor para Europa de Lehman Brothers y ministro de Economía Luis De Guindos proponiendo abrir el debate sobre la introducción de la progresividad en las prestaciones sanitarias (1) es una de las mayores trampas que puede colar el PP a los trabajadores, a los sindicatos y a las izquierdas en general PORQUE:
1.-Supone empujar a las clases medias y altas fuera del Sistema Nacional de Salud (SNS) español, lo que a medio plazo convertirá la sanidad pública en una “sanidad para pobres”; modelo americano previo a la Reforma de la Sanidad de Obama y lo que teníamos antes de la generalización del sistema público de salud en 1986. Las clases medias y altas que huyesen de la Sanidad Pública posteriormente obtendrían una disminución de su carga tributaria, como ha sucedido en otros países, al pagarse su propia sanidad privada. Esto supondría menores fuentes de ingreso al fisco para la financiación para el Sistema Nacional de Salud
2.-Ello potenciaría aún más el trasvase de usuarios desde la sanidad pública a la privada, incrementando en mayor medida el negocio de la sanidad.
3.-Es una forma de introducir el fin de la universalidad y la gratuidad del sistema sanitario, rasgos característicos de nuestra sanidad pública, por la puerta de atrás y bajo la coartada de una decisión de justicia social que, en realidad, sólo busca rebajar la calidad del sistema sanitario, desproveerle aún más de fondos y darle una puntilla de muerte.
4.-Es infinitamente más reaccionario que recurrir a la progresividad fiscal real (impuesto en el IRPF y otros sobre el capital, las SICAV, los beneficios empresariales y las grandes fortunas). Una progrsividad fiscal real es una forma mucho más eficaz y progresista de recaudar fondos para la sostenibilidad de un sistema sanitario cuya crisis financiera ha sido inducida por la confluencia de intereses entre las grandes corporaciones y mutualidades sanitarias privadas, sectores políticos y de la administración, la industria farmacéutica y sectores financieros privados con intereses cruzados en las grandes entidades de sanidad privada, que encontrarán un nuevo gran mercado en la financiación de la privatización de la sanidad.
5.-Avanza hacia un copago parcial inicial. Una vez aplicada en todas las Comunidades Autónomas sobre una parte de las clases sociales, ya sólo bastará implantarlo a todas las demás, justamente a los trabajadores, pensionistas y familias de rentas bajas, que son las más necesitadas de una sanidad pública de calidad, universal y gratuita.
6.-Es una medida populista que trata de ganar masa crítica hacia más medidas privatizadoras de los servicios, mediante el apoyo a un falso señuelo de “que paguen más los que más tienen” (luego pagará el resto, como en Catalunya con el copago) y el consenso de amplias capas de la población que sienten que no hay un reparto equitativo de las medidas anticrisis –puras medidas antisociales y de voladura de lo público- y verán en esto una medida, aparentemente, más igualitaria y redistributiva del peso de los sacrificios. Puede abrir una brecha en las izquierdas que piquen ese anzuelo.
En consecuencia, oponerse a esa medida, explicando muy bien los motivos, con el fin de ganar la batalla de la opinión pública y de la calle debe ser una de las batallas que los sindicatos, la clase trabajadora y las organizaciones de izquierdas acometan con firmeza y sin dudas ni titubeos.
2.-Ello potenciaría aún más el trasvase de usuarios desde la sanidad pública a la privada, incrementando en mayor medida el negocio de la sanidad.
3.-Es una forma de introducir el fin de la universalidad y la gratuidad del sistema sanitario, rasgos característicos de nuestra sanidad pública, por la puerta de atrás y bajo la coartada de una decisión de justicia social que, en realidad, sólo busca rebajar la calidad del sistema sanitario, desproveerle aún más de fondos y darle una puntilla de muerte.
4.-Es infinitamente más reaccionario que recurrir a la progresividad fiscal real (impuesto en el IRPF y otros sobre el capital, las SICAV, los beneficios empresariales y las grandes fortunas). Una progrsividad fiscal real es una forma mucho más eficaz y progresista de recaudar fondos para la sostenibilidad de un sistema sanitario cuya crisis financiera ha sido inducida por la confluencia de intereses entre las grandes corporaciones y mutualidades sanitarias privadas, sectores políticos y de la administración, la industria farmacéutica y sectores financieros privados con intereses cruzados en las grandes entidades de sanidad privada, que encontrarán un nuevo gran mercado en la financiación de la privatización de la sanidad.
5.-Avanza hacia un copago parcial inicial. Una vez aplicada en todas las Comunidades Autónomas sobre una parte de las clases sociales, ya sólo bastará implantarlo a todas las demás, justamente a los trabajadores, pensionistas y familias de rentas bajas, que son las más necesitadas de una sanidad pública de calidad, universal y gratuita.
6.-Es una medida populista que trata de ganar masa crítica hacia más medidas privatizadoras de los servicios, mediante el apoyo a un falso señuelo de “que paguen más los que más tienen” (luego pagará el resto, como en Catalunya con el copago) y el consenso de amplias capas de la población que sienten que no hay un reparto equitativo de las medidas anticrisis –puras medidas antisociales y de voladura de lo público- y verán en esto una medida, aparentemente, más igualitaria y redistributiva del peso de los sacrificios. Puede abrir una brecha en las izquierdas que piquen ese anzuelo.
En consecuencia, oponerse a esa medida, explicando muy bien los motivos, con el fin de ganar la batalla de la opinión pública y de la calle debe ser una de las batallas que los sindicatos, la clase trabajadora y las organizaciones de izquierdas acometan con firmeza y sin dudas ni titubeos.
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