Las caras de la ofensa
Consecuencia de la querella criminal presentada por escarnio de las creencias religiosas, basado en el artículo 525 del Código Penal, que establece pena de hasta 12 meses por ofender “los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa”, ha comenzado la vista contra Javier Krahe por la emisión de unas imágenes en las que se cocinaba un Cristo.
Si no fuera cierto, daría risa, pero lo triste es que ahora preocupan más los pitos que el mangoneo y, una parodia que propone cambiar las obleas por otras formas, resulta más agresiva para los sentimiento religiosos que el silencio de las prácticas pederastas, o la exclusión de las mujeres en cualquier decisión relativa a la confesión en cuestión.
No ofende a los sentimientos denunciantes la manipulación obscena que su propio entorno realiza con las apariciones Marianas. Parodias vigentes respaldadas sin justificación y criterio científico alguno, como puede verse en la película montada con las apariciones de la Virgen en El Escorial.
No ofenden a los sentimientos religiosos el deterioro de la educación publica, ya que los ofendidos tienen sus propios centros educativos, bien concertados, pagados en parte por todos, o privados, para marcar la diferencia entre los que nacen en sabanas de seda y los que tienen menos o nada.
Tampoco les ofende la manipulación mediática de los medios que les son próximos y, en el mejor de los casos utilizan la fe como argumento para incrementar su tirada y sus beneficios económicos, aun apartándose de la verdad.
No les ofende el robo, según de donde proceda, ni la comercialización de los símbolos de forma estrafalaria y, tampoco las fiestorras realizadas entorno a las ermitas por fieles que utilizan el nombre de dios en balde.
No les ofende el número de muertos que a diario sucumben por la hambruna ni que de repente hallan dejado de santificarse las fiestas, ¿por eso de que los negocios son más importantes que su fe?
No les ofende la deshonra en la que algunos de sus miembros se ven envueltos por el robo y venta de los hijos de otros.
No les ofenden las tiranías de los regímenes fascistas y sus asesinatos, aunque fueran estos realizados por “la gracia de dios”.
No les ofende quienes tapando sus vergüenzas con sotanas, han cometido actos impuros con menores.
No les ofende el ejercicio del engaño para proclamar las mentiras que la ciencia pone al descubierto.
No les ofende las recomendaciones de algún obispo a sus arciprestes en el sentido de que puestos a mantener relaciones sexuales, lo hagan con casadas, por entender que estas son más proclives al silencio.
Si vinieran extraterrestres y analizara lo que son y lo que dicen estos ofendidos, es muy probable que les sacaran a gorrazos de sus templos y mandaran al infierno que tienen a bien proponer.
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