El rey reunió a sus tres hijos lejos de Zarzuela y sin interferencias de los “colaterales”. Una vez sentados… llegó la revelación: una especial amistad con una princesa llamada Corinna zu Sayn-Wittgenstein
Juan Carlos de Borbón
Más bien una sorpresa que don Juan Carlos quiso transmitir a sus hijos, para lo cual era mejor reunirles fuera de Palacio y en un ambiente agradable y distendido que quitaba formalidad a su discurso.
Según amigos muy cercanos a Juan Carlos de Borbón, lo que cuentan que esa noche podría haber comunicado a sus hijos es su especial amistad con la princesa alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein y la importancia de esta atractiva mujer en su vida.
La misma fuente asegura que desde hace unos meses Corinna vive junto a su hija en un chalet de El Pardo, suficientemente protegida de la mirada de curiosos, que deja cuando sale los fines de semana de cacería junto al rey. Entonces recibe al resto de cazadores como una auténtica anfitriona que organiza y dispone a su antojo como dueña y señora de la casa.
Corinna es una mujer muy especial para don Juan Carlos y esa noche, en el Landó, su nombre estuvo sobre la mesa mientras el príncipe y las infantas simplemente escuchaban unas explicaciones que, seguramente, ya imaginaban.
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