Resulta que tanto esperar al jueves. Al día mágico. A la voz de su amo. Y resulta que el amo nos vacila y nos dice que quizá, pero que bueno, y que además que ya veremos y ojito que en caso de, tendremos que cumplir condiciones.
Total Draghi, el mandamás que nos putea, el italiano alemán, ha dicho que de comprar bonos y de las condiciones hablará la semana que viene. ¡Palabra de dios!, te alaba la Merkel.
Y es que, hay que ver lo que vale una frase de este italiano vendido a los tudescos, primero nos dijo que haría lo posible por salvar el euro, y nos llenó de satisfacción, al ver cómo bajaba nuestra prima, la de Zumosol, cincuenta puntos. ¡Qué alivio! pensamos todos los primos, porque si hay algo que últimamente nos hace felices es que a nuestra amada prima le baje la fiebre.
Bueno, pues hoy al revés. Draghi ha manifestado sus dudas, sus matices, sus delirios y todo panza arriba. Nuestra querida prima, la poderosa y asquerosa prima a subir. Y otra vez cerca de 600 puntos. Y a empezar.
No me negarán ustedes el poder de este tipejo, un partidario de la Parrala, que si sí, que si no, y todos bailándole el agua, porque una palabra suya es palabra de dios y cambia el mundo.
Esto es un puro cachondeo. Un vacile total. Nos están tomando el pelo, nos están toreando. Y sin embargo, acabo de ver al ínclito Mariano, como siempre, impertérrito, incambiable, apoyándose en Italia, con Monti al lado, para decir que aquí no pasa nada, que lo de la prima es una cuestión baladí. Que lo importante es defender el euro. Y todo con una cara de felicidad de aquí te espero.
¿Resistirá este tipo el mínimo examen psiquiátrico? ¿Cómo es posible no ver la realidad?, o a lo peor es que la ve y es lo que quiere. Porque resulta que se vuelve a hablar de que la reforma laboral se ha quedado corta (ya saben lo que eso quiere decir), y también de despidos, de bajar pensiones, de acortar prestaciones de desempleo. Y este hombre tan feliz. Al fin y al cabo, él ha conseguido lo que llevaba buscando desde 2004, ganar las elecciones con mayoría absoluta y cambiar nuestra sistema social, aunque para ello nos tenga que vender.
Y es que este Mariano, al obedecer a sus amos, está consiguiendo que España, sea la China de Europa (me refiero a las relaciones laborales, que ya quisiéramos que fuera al crecimiento económico), ahora resulta que los alemanes, los franceses, holandeses y demás gente del norte no tendrán necesidad de irse muy lejos para obtener mano de obra barata. Grecia, Portugal y España estarán dispuestos a hacerles el trabajo sucio con tal de que nos den de comer un poco.
Mientras, Rajoy y los suyos, desde su atalaya, siempre podrán decir aquello que tanto me cabrea: “Es el precio por haber vivido por encima de nuestras posibilidades” (y yo sin enterarme) y se quedarán tan contentos porque ellos serán nuestros alemanes.
Salud y República
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