Sobre los políticos que delegan sus obligaciones en la virgen

Bañez cree que será la virgen quien haga su trabajo

Espero que den ejemplo y, sobre todo usted, señora ministra Báñez, devuelvan el dinero con carácter retroactivo desde que la virgen se puso a trabajar por ustedes.

¿Qué sociedad en verdaderos tiempos de libertad y razón podría elegir y creer en responsables políticos así y en sus semejantes borricadas?

Por manos ineptas nos encontramos gobernados y así nos va, políticos entregados a semejantes absurdas ceremonias; algo hay en este tipo de espectáculo que debería remover nuestra conciencia.

Es por esto que habiéndose removido mi conciencia ante tanta estupidez contra la razón y siempre en contra de la picardía populachera utilizada como arma de clase de una parte social privilegiada cuyo fin siempre bien premeditado sólo persigue mantener al resto de la mayoría social sumida en la mayor ignorancia y estupidez, de esta manera sometidos siempre a sus caprichos de pesada y angustiosa incertidumbre para nuestras vidas.

Todo esto se me ocurre por el espectáculo dado por varios de nuestros políticos en estas vacaciones en fiestas patronales, incluida nuestra propia ministra Fátima Báñez y demás que les siguen, a los que pido que dimitan por irresponsables con el pueblo por abandono de sus cargos como tales renunciando a sus sueldos y cargos al pedir que sean las vírgenes quienes hagan el trabajo que les corresponde, sometiendo a la propia virgen a realizar trabajo negro - encima ni mal pagado -, pues de sobra se sabe que la virgen como mucho sólo exige alguna que otra oración a cambio de sus favores, y todo ello además voluntario. 

Así es que lo dicho, a dimitir por abandono de trabajo y tratar de engañar al pueblo obligando a que sea la mismísima virgen la que cargue con el trabajo que, en contrato con el pueblo, se ha comprometido ellos a hacer.

Espero que den ejemplo y, sobre todo usted, señora ministra Báñez, devuelvan el dinero con carácter retroactivo desde que la virgen se puso a trabajar por ustedes.

por Jose Alonso García-Antón 

Publicado en Estado Español