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lunes, 17 de diciembre de 2012

El empleo se hunde en Alemania por culpa de los minijobs.

La proliferación de 'minijobs' destruye puestos de trabajo regulares en Alemania.
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Alemania presume de tener uno de los mejores índices de desempleo de la Eurozona, y no es para menos. En 2011, el número de contratados en Alemania superó por primera vez los 41 millones de personas, y las tasas de inactividad laboral se reducen constantemente desde 2005. Pero esto no ha pasado por azar.

En 2003, el país germano culminó una serie de reformas sociales, que incluyeron la "flexibilización" del mercado laboral, que a su vez dio a luz los famosos minijobs.

Estos trabajos reducidos, en los que se puede ganar un máximo de 400 al mes (450 a partir del próximo enero), están pensados oficialmente para empleos de baja importancia, para estudiantes o mujeres que no pretendan hacer del trabajo su principal ocupación, puesto que no implican cotización ni ningún impuesto. Busca también, claro está, por otro lado, facilitar a las empresas la contratación flexible en el segmento de los salarios bajos, y resolver fácilmente los problemas que puedan generar los picos de trabajo sin burocracia y de manera rápida. La implantación fue un éxito y ahora hay más de siete millones de contratos de minijob.

¿Flexibilidad o precariedad?
Los minijobs se convertirían sin embargo en un problema si llegaran a sustituir a los puestos de trabajo convencionales, especialmente por el hecho que son relaciones laborales libres de impuestos, no pensados para ser la principal ocupación de los trabajadores. Y precisamente esto es lo que muestra un estudio del Instituto de Investigaciones sobre el mercado laboral de Nüremberg (IAB) hecho público la pasada semana. Según este documento, en algunos sectores el aumento de minijobs está relacionado con una destrucción de puestos de trabajo convencionales.

Especialmente en la prestación de servicios, como el comercio o la restauración, y sobre todo en pequeñas empresas, se ha demostrado que la contratación a través de minijobs supone un retroceso de los contratos asegurados por la seguridad social. Según el estudio, los contratos con minijobs ocupan puestos de trabajo antes cubiertos con contratos regulares y ahora se pueden suplir de forma más barata.

Las ampliaciones de horarios en los comercios, por ejemplo, o las coberturas de picos de trabajo, se suplen siempre con minijobs, evitando generar nuevos puestos de trabajo, asegura el informe. Desde el IAB, además, se alerta de un posible peligro para la caja de la Seguridad Social, ya que estos trabajadores no están cotizando.

Según el informe, en empresas más grandes la sustitución es menor, pero se establece una relación de complementación entre los dos tipos de contratos. Además, según el estudio, casi cinco millones de personas cuentan con un minijob como principal ocupación.

Otros peligros
Los contratos de mini-trabajo tienen más peligros. Desde los sindicatos se les reprocha provocar a largo plazo la pobreza en la tercera edad, ya que las personas ocupadas con este tipo de contrato no cotizan lo suficiente para tener una pensión de jubilación al cabo de los años. Los minijobs, además, dificultan la estabilidad laboral y no cuentan la mayoría de las veces con vacaciones pagadas ni bonificaciones.

En un país sin sueldo mínimo interprofesional existe también el peligro de que los minijobs descuelguen trabajadores con baja remuneración de la clase media, aumentando la desigualdad salarial en el país. Es natural que muchos empresarios vean en los minijobs la manera de ahorrarse los impuestos que implica un puesto de trabajo regular. Y el hecho de que los contratos con salarios bajos crecieran tres veces más que cualquier otro tipo de empleo entre 2005 y 2010 lo confirma.

La proliferación de 'minijobs' destruye puestos de trabajo regulares en Alemania.
 
Alemania presume de tener uno de los mejores índices de desempleo de la Eurozona, y no es para menos. En 2011, el número de contratados en Alemania superó por primera vez los 41 millones de personas, y las tasas de inactividad laboral se reducen constantemente desde 2005. Pero esto no ha pasado por azar.

En 2003, el país germano culminó una serie de reformas sociales, que incluyeron la "flexibilización" del mercado laboral, que a su vez dio a luz los famosos minijobs.

Estos trabajos reducidos, en los que se puede ganar un máximo de 400 al mes (450 a partir del próximo enero), están pensados oficialmente para empleos de baja importancia, para estudiantes o mujeres que no pretendan hacer del trabajo su principal ocupación, puesto que no implican cotización ni ningún impuesto. Busca también, claro está, por otro lado, facilitar a las empresas la contratación flexible en el segmento de los salarios bajos, y resolver fácilmente los problemas que puedan generar los picos de trabajo sin burocracia y de manera rápida. La implantación fue un éxito y ahora hay más de siete millones de contratos de minijob.

¿Flexibilidad o precariedad?

Los minijobs se convertirían sin embargo en un problema si llegaran a sustituir a los puestos de trabajo convencionales, especialmente por el hecho que son relaciones laborales libres de impuestos, no pensados para ser la principal ocupación de los trabajadores. Y precisamente esto es lo que muestra un estudio del Instituto de Investigaciones sobre el mercado laboral de Nüremberg (IAB) hecho público la pasada semana. Según este documento, en algunos sectores el aumento de minijobs está relacionado con una destrucción de puestos de trabajo convencionales.

Especialmente en la prestación de servicios, como el comercio o la restauración, y sobre todo en pequeñas empresas, se ha demostrado que la contratación a través de minijobs supone un retroceso de los contratos asegurados por la seguridad social. Según el estudio, los contratos con minijobs ocupan puestos de trabajo antes cubiertos con contratos regulares y ahora se pueden suplir de forma más barata.

Las ampliaciones de horarios en los comercios, por ejemplo, o las coberturas de picos de trabajo, se suplen siempre con minijobs, evitando generar nuevos puestos de trabajo, asegura el informe. Desde el IAB, además, se alerta de un posible peligro para la caja de la Seguridad Social, ya que estos trabajadores no están cotizando.

Según el informe, en empresas más grandes la sustitución es menor, pero se establece una relación de complementación entre los dos tipos de contratos. Además, según el estudio, casi cinco millones de personas cuentan con un minijob como principal ocupación.

Otros peligros

Los contratos de mini-trabajo tienen más peligros. Desde los sindicatos se les reprocha provocar a largo plazo la pobreza en la tercera edad, ya que las personas ocupadas con este tipo de contrato no cotizan lo suficiente para tener una pensión de jubilación al cabo de los años. Los minijobs, además, dificultan la estabilidad laboral y no cuentan la mayoría de las veces con vacaciones pagadas ni bonificaciones.

En un país sin sueldo mínimo interprofesional existe también el peligro de que los minijobs descuelguen trabajadores con baja remuneración de la clase media, aumentando la desigualdad salarial en el país. Es natural que muchos empresarios vean en los minijobs la manera de ahorrarse los impuestos que implica un puesto de trabajo regular. Y el hecho de que los contratos con salarios bajos crecieran tres veces más que cualquier otro tipo de empleo entre 2005 y 2010 lo confirma.
 
 
 

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