¿Qué se puede hacer ante semejante y generalizada catástrofe social? Nada, sino esperar a que el edificio se derrumbe. No hay voluntad ni inteligencia en los dirigentes. No hay voluntad en los ciudadanos que se quejan pero impertérritos votan y votan la corrupción sea en Valencia, Catalunya o Madrid. Sería la hora de un proceso constituyente. Precisamente ahora que las cosas van mal, que es cuando hay que hacer las grandes, grandísimas, reformas. Pero ello es también un sueño imposible, no existe la menor concordia para los necesarios acuerdos. Todo saltaría en pedazos.
De modo que distraigámonos con los avatares de Urdangarin, las informaciones controladas de Bárcenas y las exigencias económicas de Catalunya, mientras todo lo demás, la Iglesia, el Opus Dei, la dura policía, la justicia de Gallardón, las leyes retrógradas de Wert, la sanidad de la muerte, las disculpas mendaces de Hacienda, las trapacerías de bancos y cajas, el simplismo hiriente de Rajoy, la incapacidad de la izquierda, todo, todo está previsto y en orden.
Ignoremos a los españoles y sus deseos, aherrojémoslos, y dentro de tres años preguntémosles la sandez de quién quiere que los siga maltratando.
Estamos ante la primera crisis seria de la democracia. Los ciudadanos están fatigados, y lo menos que debería hacerse sería reconsiderar las causas de esa fatiga. No podemos limitarnos a ‘ir tirando’ y perpetuarnos en el desaliento, ahora que acaba de estallar la bomba nuclear contra el PP: el diario El País desvela minuciosamente los papeles secretos de Bárcenas, con todos los nombres de quienes cobraron sobresueldos, y que van desde el Presidente del Gobierno Mariano Rajoy hasta conocidos miembros de la cúpula directiva pasada o actual.
Si con esto España no reacciona, significa que está muerta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION