Nuestra posición sobre el "Caso Rajoy" (que no el de Bárcenas)

 

 

Ya la prensa internacional habla del "Caso Rajoy" en lugar de Bárcenas. En ese sentido nuestra posición al respecto, bajo una perspectiva de clase, es la siguiente:

 

Pese a que la cúpula del PP ha obligado a Bárcenas a decir que los medios mienten sin más (no aporta prueba alguna) y expertos calígrafos reconocen la autenticidad de la mano del tesorero del PP, hoy, curiosamente, todos los tertulianos del régimen reconocen que estamos ante un caso que golpea la base del entramado socio-político como nunca antes, un golpe sin precedentes.

Unos exigen que hay que volver la democracia del revés "como un calcetín", otros que la reacción del PSOE ha sido demasiado tibia lo cual es normal porque ellos también están hasta el cuello de porquería. Algunos hay que piden la inmolación de los culpables sean quienes sean. ¿Saben por qué dicen todo eso? Porque son conscientes de la gravedad del momento y tratan de mantener a toda costa un régimen “democrático” que siempre ha sido corrupto. Lo saben y están asustados porque no quieren que se llegue a un punto de no retorno.

Recordemos el caso Filesa que le estalló en las manos al PSOE y se saldó con cárcel para cabezas de turno menores; sin embargo la realidad es que 20 años más tarde de aquello, se siguen utilizando las mismas prácticas, pese a las buenas palabras de entonces y a las buenas palabras que nos dirán ahora.

No debemos caer en el falso discurso de mejorar un sistema imposible de mejoramiento porque es que es así. No hay que hacerse ilusiones pensando que en este sistema exista un atisbo de honradez ni de que estos "destapes" signifiquen que algunos "denuncian" con intención de "limpiar”. Se trata de luchas internas por parcelas de poder ante lo que se avecina, lucha a la que no es ajena la Casa Real.

Tengamos claro, de una vez por todas, que tanto el capitalismo como su base ideológica la democracia burguesa, significan corrupción porque ésta forma parte de su naturaleza, una corrupción que se agudiza como nunca a causa de una crisis sin solución, excepto si el pueblo ocupa, toma, el poder de una manera real y no ficticia.