Lo sucedido en Sálvame de Luxe no sólo era totalmente previsible, era necesario y el reflejo de haber alimentado a un monstruo por tanto tiempo.
Hay que destacar que la entrevista, o lo que fuera eso, ya empezó con muy mal pie. Al ir a buscar a la adicta confesa en el pasillo de la cadena, el presentador, que sigue empeñado en enfundarse ropa dos tallas inferiores a la suya, dio el primer golpe mortal al monstruo. “¡Pero hija qué guapa!” fue la primera frase que le espetó en su encuentro. Sobre cánones de belleza no hay nada escrito, así es, pero el utilizar el adjetivo guapa ante una mujer que refleja en su rostro -(pese al maquillaje excesivo) -su propio calvario me parece innecesario, falso y totalmente fuera de lugar.
La primera en la frente…
El aturdimiento que mostró la adicta confesa antes de sentarse revelaba ya algunos síntomas preocupantes. Un aturdimiento físico y verbal: “encima, si lo tienen, vienen poniendo CLAUSURAS” dijo la de San Blas y se quedó tan ancha. ¿Descoordinación verbal? ¿Ignorancia o analfabetismo? ¿Problemas con la dentadura? Vaya usted a saber….
Lo que queda claro es que la sanación milagrosa no existe, pese a que lo intenten vender en papel dorado y con lazo. Pero Sálvame es un lugar donde los enfermos sanan de forma sospechosa, milagrosa y a una velocidad asombrosa.
El monstruo, es decir, la adicta confesa empezó a explicar que “su programa” cuando la necesita la utiliza y ella se presta a ese uso. Ahora se entiende mejor el porqué aparece y desaparece esta chica. ¿Cuántas reapariciones van ya? A este paso que pongan un altar en su casa y que aparezca cuando “su programa” la necesite. ¿Reaparecerá cuando por fin encuentren una de sus bragas?
Comprendo que el golpe del robo en su casa es duro. Enterarse que le han robado la casa mientras se tomaba unas merecidísimas vacaciones en Miami tras larguísimas horas de trabajo excavando carbón en la minería asturiana, comprendo que a una le deja el cuerpo y la mente de lo más descompuesto. Pero ver como tus compañeros hacen mofa de eso y los presentadores -(no digo escritores porque queda claro por la forma de hablar de Vázquez que escribir tal vez escriba la lista de la compra…pero poco más)-, se ríen de tu desgracia, debe molestar.
Vender o dar como cebo que la adicta reaparecería para explicar datos del robo y empezar a explicar el robo con la frase “yo de este tema, la policía ha venido …y yo de esto (del robo) no puedo hablar libremente” era tan previsible como un descarado engaño al espectador que tragó el cebo. Como magistrada y doctora en derecho puedo decir que la premisa utilizada para vender el producto, o la reaparición del monstruo, es netamente ilegal por falaz. Ninguna víctima de robo puede ofrecer detalles pormenorizados de un robo porque quedaría entorpecida ipso facto la investigación policial, y la denuncia que precede al robo ante los agentes asignados al caso quedaría archivada.
Otra mentira en la que se apoya este programa basado en la antropofagia televisiva. Pero las mentiras son digeridas por este grupo (17 % ) de espectadores ubicados en la periferia social que engullen las vísceras que por doquier aparecen en este programa. Por mi experiencia puedo decir que cuando alguien niega poseer la cantidad de dinero que se le atribuye en casa (100.000 Euros) es un mal indicio, no sólo para la magistratura, también para la aseguradora.
Pero lo interesante del caso no son sólo las contradicciones, mentiras y falsedades en las que se puedan incurrir, lo realmente alarmante es lo que vino después.
Pero lo interesante del caso no son sólo las contradicciones, mentiras y falsedades en las que se puedan incurrir, lo realmente alarmante es lo que vino después.
Alimentar un monstruo tiene un alto costo. El costo es que el monstruo puede utilizar los mismo argumentos de los que tiene que defenderse en contra de quien constantemente le ha alimentado. Si el monstruo se siente atacado, es lógico que ataque utilizando para ello la artillería más pesada. Esto incluye: chantajear a quienes han aplaudido sus exabruptos, su falta de educación, su ignorancia, su desmesurado lenguaje y actitudes groseras y descontroladas como respuesta al ataque.
El problema no es otro que acusar veladamente, o sin velos, a familiares de tus compañeros de adicciones y de una vida poco ejemplar. Nadie se salva. Este es el problema, no hay otro. Sean o no verdad las acusaciones de la adicta al esposo de una colaboradora, se puso de manifiesto que las armas serían utilizadas sin el más mínimo control.
La consigna era clara: ojo por ojo, diente por diente.
Hasta ese momento todos pensaban que la línea nunca sería traspasada (aunque ya hubo conatos en el pasado). Pero cuando alguien es incapaz de controlar su cuerpo y su mente, debes asumir que las consecuencias y los disparos irán en todas direcciones. O lo asumes, o no alimentes con reapariciones milagrosas y curaciones sorprendentes a un monstruo que no tendrá la más mínima piedad en contra de ti. Si nada escondes, nada temes. Pero la visible inquietud y nerviosismo de todos hace sospechar muchas cosas.
De nada sirven las explicaciones, argumentos o justificaciones que el presentador, con estos lapsus y silencios que le caracterizan buscara la palabra más apropiada para justificar lo injustificable. El mea culpa llega muy tarde. Sólo llega cuando temes algo. El afirmar que “todos somos responsables” es tan obvio que carece de significado en un escenario donde se alimentan de las vísceras, de la carroña aderezado con montajes, falsedades, inventos, ilegalidades y demás artimañas para conseguir audiencia.
Creo que el lunes será otra vez Paz Padilla quien dé la cara. No es que el presentador esté firmando libros ajenos, creo que la consigna será el no aparecer para no enfrentarse en su pequeñez a semejante desaguisado y ridículo. ¿Volveremos a ver una nueva reaparición del monstruo? ¿Llamará por teléfono para pedir perdón? El mayor milagro de todos sería que semejante programa desapareciera aunque dejara huérfanos a la periferia social de un país donde la corrupción y los montajes no sólo se circunscribe a lo político, a la banca u otras instituciones.
M-TERESA *** Leido por la RED
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