Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


lunes, 22 de abril de 2013

CUANDO LA SANIDAD ES UN CAMBALACHE DE PRIVATIZACIONES A PRECIO DE AMIGO


Suelo desayunar leyendo la prensa y mis desayunos son cada vez más prolongados, pues siempre hay una noticia que llama mi atención lo suficiente para incitarme a escribir tecleando con un dedo en la pantalla de mi iPhone, algo que para mí es una tortura. El resultado siempre es el mismo: se me calientan los ánimos y se me enfría el café con leche excepto cuando la camarera, solícita, me dice: ande, tómeselo calentito que luego le dará tiempo para escribir.


Hace unos días, me topé con un anuncio a pie de página (impar, que son las que mejor entran por la vista) anunciando intervenciones de cataratas a buen precio. Hasta se ofrecía (con el periódico) un bono descuento de 600 euros. “Cataratas, ¿por qué esperar?”, rezaba el eslogan, a falta sólo de agregar lo que el subconsciente de cada cual añadía :  “… esperar a quedarte ciego en una lista de espera eterna”. Un modo tan bueno como cualquier otro para ganar dinero, pensé  concluyendo que, si yo fuera oftalmólogo, tal vez también me promocionaría del igual modo.

Entre sorbo y sorbo, taza en mano, caí en la cuenta de que las clínicas oftalmológicas hacen su agosto en este río revuelto que es nuestro sistema público sanitario donde, recortar y privatizar es un placer, genial, sensual...

Y a mí –que me gusta ir por delante– me dio por preguntarme ¿Qué es lo que nos tocará leer mañana? ¿Qué males estarán en oferta en la prensa de dentro de muy pocos meses si esto sigue como va? ¿Qué patologías se promocionarán con bonos-regalo de 600 euros para los impacientes (antes pacientes) que no quieran aguantar un año, o más, hasta ser operados por la pública?

¿O acaso será que la gente es tan egoísta que lo quiere todo enseguida y sin esperas?.

¿Con lo sano que es ejercitar la virtud teologal de la paciencia, por qué serán tan cerriles quienes piden de vicio y agobian con asedios del tipo:  "Venga doctor, opéreme rápido que casi no me veo y esto es un desastre"?


Igual estos alarmados gemebundos, dramatizan sin razón y agobian  por unas cataratas, cuando existen seguros privados donde podrían operarlos de un día para otro. Y en el peor de los casos, quien no quisiera gastarse unos cuartos, siempre encontraría un parado en su escalera (tal vez su vecino de pared) que podría leerle el periódico y contarle que ponen en la tele hasta que le operen.








Casi sin querer, mientras esperaba el segundo café, he escuchado a un matrimonio que, en la mesa del al lado, leía el periódico que yo había dejado minutos antes. Comentaban el anuncio de marras y la señora le decía al marido: imagínate que a los políticos de la tijera les gusta la idea y empiezan a anunciar en prensa: "Tumores, prótesis, próstatas, cataratas ¿Por qué esperar? Con un módico copago y este bono-regalo, olvídese de las listas de espera. Gobierno de España".

Sin duda, la señora tenía un sentido del humor rayano en el sarcasmo, pero a mí se me ha agriado el desayuno al pensar que todo es posible en un país que ha iniciado una penosa travesía desde –tal vez– el mejor sistema sanitario del mundo a un cambalache de privatizaciones a precio de amigo y con cargo al sufrido (más que nunca) contribuyente.

¡Que Dios nos pille confesados!, que ellos ya lo están; y muchos incluso todos los días.
 
 
Alberto Soler Montagud
 
 
 

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