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lunes, 22 de abril de 2013

Paquirrín se había tatuado un mapa de la cárcel por si necesitaba rescatar a La Pantoja * El reputado DJ planeaba entrar en la prisión de mujeres disfrazado de monja evangelista

paquirrin
 
 
Isabel Pantoja ha sido condenada a 2 años de cárcel por blanqueo de capitales. La tonadillera deberá abonar una multa de un millón de euros, preferiblemente fuera de una bolsa de basura. Aun así, la escasa duración de la condena le evitará un ingreso en prisión. La resolución ha indignado a gran parte de la ciudadanía.


La infanta Cristina ha declarado que «si la Pantoja se libra de la cárcel dejaré de creer en la Justicia». La reacción más sonada ha sido la protagonizada por el propio hijo de la folclórica. El DJ Kiko Rivera, apodado el 'El Tercer Daft Punk', acudió nada más conocer la sentencia al comercio Viuda de Fontdevila E Hijos Tattoos con el objetivo de tatuarse un mapa de la prisión en la que, según él, sería ingresada su madre.


El plan de Paquirrín consistía en disfrazarse de monja, presentarse como confesora y entrar en la cárcel agitando las manos hacia el cielo y cantando “Oh Happy Day”. Una vez dentro, se dirigiría a las duchas, agujerearía la pared contigua con un berbiquí y miraría a través del agujero emitiendo jadeos muy desagradables durante al menos dos minutos. Más tarde huiría con su madre a través de los túneles de ventilación.


Si el Plan A fracasaba, el hijo de la tonadillera tenía preparado un Plan B. Éste consistía en comprarse uno de esos bolígrafos que parecen una jeringuilla y atracar una mercería al grito de:

“¡SOY UNA PROSTITUTA POLITOXICÓMANA MUY PELIGROSA! ¡ENTREGADME VUESTRO DINERO Y LLAMAD INMEDIATAMENTE A LA POLICÍA!”.


Por si este plan también fallaba, Paquirrín disponía de un Plan C, que consistía en ir alternando el Plan A y el Plan B hasta que uno de los dos funcionase.


La maniobra le ha salido cara al hijo de la cantante. Además del mapa de la cárcel, el hijo de la cantante aprovechó que se encontraba en la tienda de tatuajes para hacerse una dilatación en la oreja izquierda, un piercing en el prepucio y un tatuaje en el que supuestamente puede leerse el nombre de su hijo en chino, pero que en realidad dice “hago el amor con animales a cambio de dinero”.

Tras recibir las sonoras reprimendas de su madre, quien esta vez se ha desmayado sin sobreactuar, el joven ha afirmado que confía en poder eliminar los tatuajes con alcohol. Es decir, emborrachándose durante el resto de su vida para olvidar lo sucedido.


Por su parte, Julián Muñoz ha declarado que afronta su ingreso en prisión con el mentón como su cinturón: bien alto






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