CHEMA GÓMEZ PONTON
(10 de agosto, 2013).- El 9 de septiembre de 2011
muere en la prisión de Aranjuez VI, de donde era director el señor Matías Muñoz
Gajate, el recluso con número de identificación 7821000018,
Manuel Ramón Arango Riego. Dicha muerte se produce en extrañas circunstancias y
por tanto envuelta en una situación que produciría una alerta humanitaria en
cuanto a vulneración de derechos humanos se refiere.
Para silenciar dicha muerte miembros del
Ministerio del Interior que dirigía por entonces el fiscal en excedencia Antonio
Camacho negocian con la organización terrorista para que el asunto no
trascienda. En dichas negociaciones se llega al resultado del silencio mediante
la puesta en libertad de la reclusa condenada por terrorismo Isabel Aparicio
Sánchez, entonces en la prisión de Brieva (Avila), una histórica de la
organización y esposa del recluso muerto Manuel Arango.
Así ni la propia organización, ni la familia del
recluso fallecido denuncian dicha muerte. Todos estos hechos se producen con un
gobierno socialista y ante la inminente convocatoria electoral del 20N. Desde
principios de diciembre del año 2012, fecha en la que el gobierno de Mariano
Rajoy toma posesión del cargo, conoce tales acontecimientos y no ha hecho nada
por cumplir con el estado de derecho. Simplemente sigue prestando su
colaboración con la organización terrorista al dejar que una terrorista con
sentencia firme del Tribunal Supremo y que tenía que cumplir condena hasta el
año 2018, se haya fugado de la cárcel y actualmente se encuentre en paradero
desconocido.
En la actualidad y para dar apariencia de
realidad desde Instituciones Penitenciarias se atestigua que dichos reclusos se
encuentran en la prisión de Zuera. La situación dentro de un estado de derecho
es muy grave.
Los funcionarios de la prisión de Zuera responsables de los
recuentos de las celdas de los citados reclusos firman sus partes diciendo que
los dos reos se encuentran allí cuando esas dos celdas están vacías.
Hay tres prisiones implicadas en el escándalo:
Aranjuez VI donde muere el recluso y sale su cadáver sin que nadie diga nada. La
prisión de Brieva en Avila, de donde se deja en libertad a la reclusa Isabel
Aparicio. Y desde el pasado mes de mayo del año 2012 la prisión de Zuera desde
donde se dice que ambos reclusos se encuentran allí.
Todo ello se resume en Prevaricación, falsedad en
documento público, cohecho, tráfico de influencias y colaboración con banda
armada. A ello se suma que los jueces de vigilancia Penitenciaria de las
prisiones antes citadas no han realizado su trabajo y han mirado para otro lado.
Lo más triste de toda esta situación no son los hechos delictivos narrados, sino
la burla y desconsideración de las 84 víctimas mortales ocasionadas por los
GRAPO: 29 policias nacionales, 18 guardias civiles, 5 policias municipales, 7
militares, 19 personas civiles y 5 vigilantes jurados, según datos facilitados
por el Ministerio del Interior.
Sin lugar a dudas para que de una prisión salga
un cadáver y en otra se abran las puertas y se libere a una terrorista de un
modo ilegal alguien desde el poder político ha tenido que dar su visto bueno. Si
lo que narro amparado en mi libertad de expresión y libertad de información no
fuese cierto, sería constitutivo de delito y la fiscalía tendría que actuar
contra mi persona. De lo contrario, tendría que abrir una investigación y
comprobar si en Zuera están dichos reclusos.
Si optan por el silencio, la postura de las
autoridades sería delictiva y la propia fiscalía estaría colaborando con una
organización terrorista. Lo dicho en este artículo se comprueba muy fácil; que
la autoridad judicial visite Zuera y compruebe que Manuel Arango vive. Como
éste murió el 9 de septiembre del año 2011, el caso está servido.
En este escenario, el gobierno de Mariano Rajoy
está colaborando con una banda armada. Así de simple, pues tanto el Ministro
actual de Interior, el señor Jorge Fernández Díez, como el mismo presidente del
gobierno saben lo que está ocurriendo en Zuera. Al igual que con la crisis, es
algo que han heredado del ejecutivo anterior y con su complicidad están
colaborando con el terrorismo.
En
1981, la la Guardia Civil, con el teniente coronel Rafael Masa (en la foto) a la
cabeza, torturan salvajemente al padre de un militante de ETA, de 66 años
de... edad.
Nueve años después la Audiencia de Bilbao los condena, en un proceso repleto de
dificultades.
Al año siguiente, comienzan los primeros indultos. En 1999,
el Tribunal Supremo sentencia que se les debe abonar los salarios de los cinco
años que han dejado de estar en el cuerpo militar y ser readmitidos. Masa pasó a
la reserva de la picoletada.
Masa, además, fue uno de los cabecillas del
asesinato, valiéndose del elemento del hampa Luis Morcillo, del diputado de HB
Santi Brouard.
Después de su paso a la reserva de la Guardia Civil, fue
detenido, en 2011, con más de cien kilos de cocaína.
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