Madrid tiene su Guantánamo
Y no tiene nada que ver con la imagen
que acompaña esta entrada que corresponde a la exposición Guantanamo
Museum que se mostró en la sede del Instituto Europeo di Design de
Madrid. Ese otro Guantánamo madrileño es real, muy real y con todos sus
ingredientes: Encapuchados, vejaciones, golpes, guardias con nombres similares a
los tristemente célebres escuadrones de la muerte latinoamericanos... ¿No lo
sabías? Pues entérate.
Extractos tomados de
rafaelnarbona.es
Por los testimonios de los detenidos e
interrogados en la Comisaría de Policía del Distrito Fontarron-Moratalaz
(Madrid), conocida como “el Guantánamo de Moratalaz”, los agentes de la ley no
son precisamente los buenos de la película.
Detenidos ... obligados a permanecer en
un patio esposados y cara a la pared durante horas, soportando insultos,
vejaciones y golpes. Algunos agentes les llamaron “rojos de mierda” y les
amenazaron con hacerlos desaparecer. Es decir, repitieron las amenazas del 15 de
mayo de 2011, cuando 19 detenidos sufrieron malos tratos físicos y
psíquicos.
En la Brigada de Información Provincial
de Madrid, situada en Moratalaz, no podíamos levantar la mirada del suelo, ya
que o bien recibías un grito o un golpe. Era como en las películas de
terroristas, iban todos encapuchados, no nos dejaban mirarlos a la cara, ni
siquiera cuando nos hacían una pregunta. Por desgracia, la realidad supera la
ficción. [...] A otro compañero le dijeron: “Has tenido suerte de que no te
hayamos pegado dos tiros”. Mientras nos arrastraban escaleras arriba dijeron:
“Deberíamos tirarlos por la ventana, que son unos rojos de mierda”.
Las cosas no han cambiado en la
Comisaría de Moratalaz, donde se hallan acantonados 800 agentes de la Unidad de
Intervención Policial, los denominados Pumas y Camel, nombres que
evocan a los escuadrones de la muerte de las dictaduras latinoamericanas de los
años setenta y ochenta, aficionados a autodenominarse con apodos
semejantes.
El inspector jefe Javier Nogueroles
está al mando. Después de las cargas del 25-S, se le concedió la máxima
distinción policial, lo cual significó un incremento salarial del 10%. Muchos
interpretaron la condecoración como un gesto de agradecimiento de la clase
política, que contempló el asedio del Congreso como una amenaza personal. No
cabe extrañarse de que los recortes hayan afectado a todas las partidas, salvo a
la dedicada a material antidisturbios, que se ha multiplicado por
19.
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