El signo ortográfico casi le corta la nariz
Cuando tan solo le faltaban al presidente dos
palabras para finalizar una cita de Goebbels, uno de los paréntesis que la
contenía cambió inesperadamente de lugar y se cerró bruscamente provocándole un
corte de casi tres centímetros en el labio superior y otra herida incisiva en la
lengua, que al ser viperina complicó notablemente las labores de sutura.
Más de dos horas y diecisiete puntos emplearon
los cirujanos para curar las heridas del presidente. “Tuvo suerte de que no haya
sido un corchete lo que se cerró. Le hubiera destrozado la tráquea.”, asegura el
cirujano comandante en jefe que le atendió.
El paréntesis, que era extremadamente afilado y
de casi tres metros de longitud a fin de custodiar debidamente la trascendental
cita, fue inmediatamente reducido por los escoltas del presidente y colocado en
un párrafo irrelevante del discurso.
Lo lamentable del suceso, según Moncloa, es que
la cita siniestrada no debía pronunciarse, pues solo era una anotación del
director espiritual de Rajoy para que el presidente pudiera seguir motivado
después de leer la mentira anterior.
Al parecer, la conocida frase de Joseph
Goebbels, “Una mentira, repetida adecuadamente mil veces, se convierte en una
verdad” solo tenía que haberse leído mentalmente. “Siempre me lío con lo que
debo decir y lo que tengo que pensar. Y al revés”, ha dicho un Rajoy totalmente
restablecido del accidente ortográfico.
No es el primer accidente de estas
características que sufren los miembros del Gobierno desde que comenzó la
legislatura. A principios de año, una declaración con excesivos puntos
suspensivos hizo que Dolores de Cospedal adquiriese la credibilidad de una
mantis religiosa y la extraordinaria vis cómica de Chiquito de la Calzada.
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