Noticiero Nacional
Españoles, sabed que somos la reserva espiritual no solo de Europa, sino de todo el mundo mundial.
Hemos iniciado un
procedimiento contra el, hasta hace poco, presidente de la China
comunista, por su crueldad con el santo Dalai Lama ese señor feudal que
hace de la servidumbre un logro y que se posicionó, cuán nueva cruzada, a
favor de la guerra de Bush contra Iraq, igual que nuestras huestes
hicieron con la República, gracias a la cual hoy disfrutamos de unos
espléndidos años donde, por ejemplo, en Madrid a 30.000 mujeres hace 7
meses que no les realizan la detección precoz del cáncer de mama.
Españoles, sabed que la
culpa no es nuestra, la cosa anda algo escasa y la partida destinada a
esas labores se ha dirigido a enjugar el déficit, un sacrificio que nos
demanda la Santa Madre Patria.
Español, cristiano
viejo, raza mora, perdón, raza pura, debes ignorar las informaciones
malintencionadas de los taimados de siempre, de los de la confabulación
judeo... coño, que siempre se nos escapa (será la querencia), de los
comunistas, los antipatriotas, de los enemigos de España en definitiva
porque las pruebas se realizarán aunque no sepamos cuándo ni cuántas
mujeres contraerán la enfermedad por no hacerlas a su debido tiempo pero
como esa prevención pensamos quitarla ¿qué más da? Españoles: ante los
provocadores, manteneos firmes, impasible el ademán, haced de tripas
corazón de alcornoque.
Patriotas: sabed que la
magistrada que presidirá el tribunal de la audiencia que se abrirá
contra el chinito de marras (los malos españoles dicen que va a quedar
en "ausencia" en lugar de audiencia) será Ángeles Murillo que es de las
nuestras sobre todo cuando está serena porque cuando está en otra onda
no sabe ni cómo se llama; sin embargo Dios se lo perdona porque son más
sus servicios a la causa imperial que sus deméritos porque la carne es
débil, el chocolate espeso y un ménage á trois con Baco y Morfeo resulta
muy excitante. Recordad en su descargo que la camarada Murillo va por
rutas imperiales caminando hacia Dios, quiere levantar su Patria, un
inmenso afán la empuja, poesía que promete exigencia de su honor,
montañas nevadas... ¡Oh cielos, qué horror! Perdón, quisimos decir, qué
honor.
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