LUCÍA VILLA. Madrid.
Además de lo
contemplado en los PGE, el Gobierno aprobó créditos extraordinarios por
valor de 1.441 millones para programas de armamento y operaciones en el
exterior que generaron unos intereses estimados de 205 millones.
Para soportar los gastos de 2013 en
materia de defensa, el Gobierno deberá añadir, a la ya de por sí
abultada deuda pública, un total de 5.592 millones de euros. Esta es la
cantidad de deuda militar acumulada durante este año, según los cálculos
que el colectivo Utopía Contagiosa ha elaborado en un informe que se
basa en datos oficiales.
Sólo
para poder pagar el gasto militar contemplado en los Presupuestos
Generales de Estado de 2013 (unos 14.927 millones de euros) el Estado
necesita generar una deuda aproximada de 3.945,56 millones. Sin embargo,
en la práctica esta cantidad se ve incrementada considerablemente, ya
que una parte importante del gasto militar no aparece reflejado en los
PGE, sino que se aprueba posteriormente a través de créditos
extrapresupuestarios con cargo a la emisión de deuda pública.
España se endeuda en casi 5.6oo millones de euros para poder hacer frente al pago de un gasto militar impropio en tiempos de paz y crisis.
Por ejemplo, en lo que llevamos de año,
el Consejo de Ministros aprobó un crédito de 877,33 millones destinado
al pago de los Programas Especiales de Armamento (PEAS), otro de 514,13
millones para operaciones militares en el exterior y un tercero de 50
millones en devoluciones del Estado a las industrias militares. En
total, 1.441,46 millones adicionales a lo presupuestado.
“Algo muy grave es el oscurantismo que
la deuda militar lleva consigo. Los PGE deberían reflejar todos los
conceptos, pero en el área militar no ocurre así. En ocasiones, hay
desviaciones de hasta un 30% en generar esa deuda extraordinaria. Se han
comprometido pagos a la industria armamentística hace 3 o 4 años y sin
embargo no aparecen reflejados”, señala Carlos Sánchez Mato, de la
plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda.
Los propios organismos públicos dan fe
de esta situación. La Intervención General de la Administración del
Estado, un organismo adscrito al Ministerio de Hacienda, señaló en su
último informe de 2011 que el Ministerio de Defensa había excedido en
1.144 millones de euros su propio presupuesto.
“Defensa minimiza arteramente sus
presupuestos para aparentar austeridad, pero acaba gastando anualmente,
al menos desde hace una década, en torno a un 16% más de los
presupuestado, generando un constante sobreendeudamiento “ordinario”,
señala el informe.
Parte importante del gasto militar no
aparece en los presupuestos Utopía Contagiosa, además, suma una última
partida al total de la deuda militar: la que suponen los intereses de
ese dinero que España ha comprado para financiar sus gastos. Tomando
como precio medio un 4%, el colectivo calcula que los intereses de la
deuda militar en 2013 suponen 205,46 millones de euros.
“El problema de la deuda militar es que
llegará un momento en que habrá que hacer quitas de esa deuda porque es
impagable, debido a una política fiscal absolutamente errónea”, dice
Sánchez Mato. En 2011 Defensa excedió su presupuesto en 1.144 millones
El colectivo concluye en su informe que se trata de un sistema diseñado
para el “único beneficio de industria armamentística” al que ningún
grupo parlamentario se opone abiertamente. Entre los nombres más
destacados de la lista de beneficiarios se encuentran Navantia, EADS, el
consorcio establecido por Eurofighter, Ausgusta y Stork Fokker
Aerospace; Airbus y Santa Barbara Systems.
Aunque teniendo en cuenta el volumen
total de la deuda pública española (954.863 millones) el porcentaje de
deuda militar podría parecer pequeño, en términos absolutos supone más
de lo presupuestado en 2014 para Promoción de Empleo (4.073 millones),
Educación (2.150 millones) o Sanidad (3.839 millones). “Además de
insostenible por su magnitud, resulta altamente insolidaria en el actual
contexto de crisis, pero además desmiente que no hay dinero para
políticas sociales. Eso, junto al modo en que se ha adquirido la deuda y
los impactos que de ella se derivan, la convierten en una deuda
ilegítima”, señala el colectivo, que junto a organizaciones como
Ecologistas en Acción y la Plataforma por la Auditoría de la Deuda,
reclaman la necesidad de “auditarla” y de “declarar el no pago”.
Publico
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