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jueves, 23 de enero de 2014

La excusa de que la clase obrera está absolutamente abducida, es la excusa perfecta para los reformistas y la socialdemocracia para seguir con el engaño



La excusa de que la clase obrera está absolutamente abducida, es la excusa perfecta para los reformistas y la socialdemocracia para seguir con el engaño.
 
 No es muy difícil explicar que el capitalismo es un sistema imposible de reformar y que la solución es destruirlo, no reformarlo, ni que seguirán siendo esclavos asalariados, pese a algunas mejoras aisladas, mientras subsista el dominio del capital.
 
 Lo que no dicen es que son ellos los causantes, al negar el discurso de clase, ya que cuando la crisis se intensifica, que las acciones de resistencia aumentan, poco a poco, pero con más potencia, la conciencia de la clase obrera se encuentra limitada, limitada por la ideología burguesa prodigada en su seno por los partidos y sindicatos reformistas. 

La ideología burguesa de izquierda debe necesariamente disfrazar la verdadera naturaleza de sus contradicciones con el proletariado, ya que sin ella la burguesía dejaría de existir. 
 
Mientras oprime al proletariado, mediante la explotación, la burguesía debe también conciliar, conseguir la paz social, condición necesaria a su supervivencia como clase dominante si no juega la carta del fascismo. Así todo el aparato de la izquierda reformista se moviliza para mantener la división de la clase obrera y mantener la paz social.
 
 Las maniobras de estos aparatos tendrían poca efectividad, si no fuera principalmente una lucha ideológica, basada en la unidad de la izquierda reformista, los sindicatos burgueses reformistas y los movimientos sociales interclasistas, para privar a la clase obrera de su ideología y su conciencia.

Este proceso histórico, el retroceso de las luchas obreras, las derrotas, los engaños ilusorios, priva a esas luchas de toda perspectiva política e incluso de perspectiva económica correspondiendo con las crisis capitalistas.
 
 En los períodos de expansión, el capitalismo invierte una pequeña porción de la plusvalía en el control ideológico de la clase obrera y la formación de una disidencia controlada. Al mismo tiempo, el Estado burgués perfecciona su aparato represivo.

La táctica querida de la izquierda reformista, complemento esencial para la colaboración de clases, es la afirmación a los trabajadores de que existe una solución política a través de la participación en las elecciones y de que existe la posibilidad de una revolución mediante las urnas, cuando en realidad la lucha de clases diaria es la denuncia de las democracias burguesas y el desarrollo de la lucha de clases revolucionaria. 
 
También la principal actividad de los reformistas, es asegurar su lealtad a la ideología burguesa, promoviendo las luchas pacifistas, creando también la ilusión de que la toma del poder podría realizarse "pacífica" e "institucionalmente".

La ideología proletaria, la experiencia histórica del proletariado, siempre ha tenido como objetivo la destrucción del capitalismo y la dictadura de la clase obrera sobre la clase burguesa, para eliminarla de forma permanente. Lo demás es un engaño histórico.
 
Del Camarada Diego Doña Solar.
 
 

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