Las tecnologías que cotidianamente disfrutas también podrían tener otra cara: facilitan la vigilancia gubernamental y corporativa.
La vigilancia es, sin duda, uno de los
mejores aliados del control. La posibilidad de monitorear a un grupo, de
detectar patrones de comportamiento y de descifrar la red de
correlaciones entre sus miembros, puede capitalizarse en una herramienta
decisiva para, eventualmente, dominarlo. Y si bien con la consolidación
de la Red, así como con el permanente florecimiento de tecnologías de
uso cotidiano (teléfonos, cámaras, tabletas) se ha logrado empoderar a
distintos grupos, lo cierto es que el intercambio masivo de información
que resulta de las nuevas prácticas generadas alrededor de dichas
tecnologías representa un suntuoso banquete para las organizaciones que
regulan u operan dichas redes: gobiernos y corporaciones.
Sin buscar promover un ambiente
paranóico, lo cierto es que al menos es importante conocer lo que
sucede, o podría suceder, con la enorme cantidad de información que
cualquiera de nosotros genera diariamente. ¿Quién dispone de ella, y
para qué podría utilizarla? A continuación tres tecnologías, compiladas paradójicamente por la revista Time, cuyo uso es cada vez más popular entre la población, y que se capitalizan como instrumentos de vigilancia:
GPS
La integración del GPS en tu teléfono
móvil o tu automóvil, además de ayudarte a hackear el tráfico de tu
ciudad, o de permitirte anunciar, de manera automatizada, tu ubicación a
tu red de “amigos”, también sirve para que terceros (llámese fuerzas
policiacas, agencias de marketing, etc.), sepan dónde te encuentras y,
más allá, determinen tus patrones de movilidad –incluso existe ya un
algoritmo que puede predecir, con 93% de efectividad, en dónde te
encontrarás a futuro, con base en la data acumulada a partir del GPS de
tu teléfono móvil.
Drones
La creciente presencia de drones,
propiedad tanto de gobiernos como de privados, se traduce en una
extensión más de las herramientas de vigilancia disponibles. Además de
entregar, espectacularmente, pizzas a domicilio, o de capturar coquetas
imágenes cenitales de distintas zonas, estos pequeños aéreo-vehículos
robotizados son ideales para monitorear el espacio y vigilar
actividades. Además, como suele suceder, la tecnología va más rápido que
la legislación, así que en lo que el marco legal se adecua para
proteger los derechos ciudadanos contra la potencial vigilancia vía
drones, seguramente los interesados ya habrán acumulado data suficiente
para capitalizarla de acuerdo a sus respectivas agendas.
Reconocimiento facial
Si bien estas tecnologías aún no son tan
cotidianas o accesibles como, por ejemplo, el GPS, lo cierto es que es
una tendencia creciente. De hecho, la cadena Tesco, en Inglaterra, ya
emplea software de reconocimiento facial en sus estaciones de gasolina,
para “targuetear” a sus consumidores, de acuerdo a variables como edad y
género, y dosificarles la publicidad más conveniente. De acuerdo con
críticos de estas prácticas, pronto una tienda departamental podría
ubicar con precisión a cada uno de los concurrentes en su
establecimiento, correlacionar su identidad con información de, digamos,
su tarjeta de crédito y determinar las propensiones de consumo
específicas que esa persona tiene.
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