ESPAÑA: UN ESTADO POLICIAL
La segunda autopsia de Arkaitz Bellón asegura que el preso político vasco murió de causas naturales. Sin embargo, yo no creo que se haya tratado de una muerte natural. Arakaitz ha muerto por las torturas, las palizas, la dispersión y el ensañamiento de los jueces, que exculpan a torturadores y asesinos y envían a prisión a los que se atreven a manifestar su disidencia.
La segunda autopsia de Arkaitz Bellón asegura que el preso político vasco murió de causas naturales. Sin embargo, yo no creo que se haya tratado de una muerte natural. Arakaitz ha muerto por las torturas, las palizas, la dispersión y el ensañamiento de los jueces, que exculpan a torturadores y asesinos y envían a prisión a los que se atreven a manifestar su disidencia.
La muerte de 14 inmigrantes
subsaharianos en las aguas de Ceuta, hostigados por la Guardia Civil con
pelotas de goma y munición real, sólo corrobora que el Estado español
se ha convertido en un Estado policial. O tal vez nunca dejó de serlo,
pues el régimen de 1978 se levantó sobre las 2.000 fosas clandestinas
del franquismo y las leyes del Movimiento.
No se puede hablar de Estado
de Derecho en un país con presos políticos, una legislación
antiterrorista que promueve y ampara la tortura, unas Fuerzas de
Seguridad que le han declarado la guerra a los ciudadanos y un sistema
carcelario que explota el régimen FIES para quebrantar física y
psíquicamente a los condenados por tribunales que mantiene una relación
de servidumbre con el poder político.
La hija de la mujer brutalmente
golpeada por la policía de Valladolid ha afirmado en rueda de prensa:
"Me avergüenza vivir en este país". La policía ha coaccionado a los
médicos y ha ocupado el hospital para ocultar la verdad a la opinión
pública.
Se creía que el Estado del bienestar había invalidado las tesis
de Marx, pero se cumplen sus profecías: aumento de la pobreza,
proletarización de las clases medias, agudización de los conflictos de
clase, guerras coloniales, crisis económicas recurrentes.
El marxismo no
es algo pasado de moda, sino una utopía que lucha por construir un
futuro más humano. Debemos salir a la calle y no resignarnos a vivir
humillados y pisoteados. Los vecinos de Gamonal nos han indicado el
camino.
Rafael Narbona
Rafael Narbona
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