CON EL CULO AL AIRE !!!
El carácter campechano y abusón de Juan Carlos no es ninguna novedad a sus 78 años: detrás de ese aparente buen humor, está acostumbrado a pagar silencios, agredió a su chófer, solo le gusta el dinero, las mujeres y los deportes, no lee libros, a los gays los llama “mariquitas”…
De formación militar, tuvo una infancia
sórdida: mató a su hermano Alfonso en un accidente doméstico, estuvo
solo e internado en Suiza desde muy niño, sufrió penurias económicas y
continuas novatadas de sus colegas militares cadetes que, hijos de
franquistas y falangistas, no admitían la monarquía en España.
Tal cúmulo de desgracias hubiera dejado trastornado a cualquier ser humano. Por eso su entorno siempre juzgó como una temeridad que siguiera empuñando rifles y escopetas debido a su gusto por la caza.
Tal cúmulo de desgracias hubiera dejado trastornado a cualquier ser humano. Por eso su entorno siempre juzgó como una temeridad que siguiera empuñando rifles y escopetas debido a su gusto por la caza.
Y esa permanente afición por las armas de fuego a veces
degenera psicológicamente en violencia: hasta ahora sólo había
transcendido el momento en que golpeó a su conductor porque
supuestamente se había equivocado en una maniobra de aparcamiento,
estacionando cerca de las habituales manifestaciones de protesta que le
acompañan: el rey no quería además que se supiera públicamente su enorme
dificultad de movimientos.
Pero además, esa mano larga también la
empleó con su esposa y delante de un testigo de confianza, Sabino
Fernández Campo, que se lo confió a otro para que el secreto no muriese
en su tumba. Nadie lo hubiese creído y lo hubieran interpretado como un
despecho por su despido.
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