Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


domingo, 2 de marzo de 2014

Empresarios vascos renuncian a la ayuda del Estado para evitar la 'marca España'

el Puerto de Bilbao, la principal vía de exportación de Euskadi. 


El Puerto de Bilbao es la principal vía de exportación de Euskadi.


 Los incentivos se reducen en torno a un 70% y "no compensan" el perjuicio que supone la identificación con Madrid



BILBAO - El impacto negativo de la marca España y la constante reducción de las ayudas del Estado a la internacionalización han provocado que numerosas empresas vascas renuncien a los incentivos del Instituto de Comercio Exterior (Icex). No se trata de "un problema político", sostienen directivos consultados por DEIA, sino de una "cuestión de supervivencia". 



Los empresarios de la CAV que se someten casi a diario al escrutinio de los mercados internacionales lo tienen claro, solo viajan con la bandera española si "compensa" la subvención o el prestigio del país. Y hoy en día no se cumple ninguna de las dos premisas. Por ello apuestan por potenciar la marca Euskadi, con gran reconocimiento en Europa y en Latinoamérica, o viajar sin ningún pabellón. Las ayudas del Gobierno vasco y las diputaciones siguen siendo atractivas, "se han mantenido y hasta han aumentado". Todo lo contrario ocurre con las de España.


El presupuesto del Icex -que es el organizador del foro económico que se celebra mañana en Bilbao- se ha desplomado un 60% durante la crisis y, básicamente, el recorte del Estado se ha centrado en las inversiones e incentivos, que han retrocedido desde los 208 millones de euros de 2007 a los 62 millones de este año. En cambio el gasto corriente apenas ha variado, continuó creciendo hasta 2010 y los ajustes practicados a partir de entonces solo han conseguido situarlo en torno a dos millones por debajo del nivel anterior al estallido de la recesión. 



"Hay menos dinero disponible y más empresas interesadas en salir fuera, con lo que no toca a nada por cabeza. Así que no hay mucho que pensar, vamos en otra dirección", aseguran empresarios de una compañía de servicios que prefieren que no aparezca su nombre.


 La situación, añaden, es similar a la que ha puesto en el centro del debate el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán. Los altos ejecutivos "miran primero por su empresa", por el retorno de valor tanto a sus accionistas como a sus trabajadores. "No es extraño que Galán diga que ahora es más británico, estadounidense o mexicano que español. En realidad se siente más de Iberdrola y del lugar donde puede hacer negocio, donde no le ponen obstáculos. Sentimos lo mismo", añaden. 





El Área de Internacionalización de la Cámara de Comercio de Bilbao sostiene que cada vez es más habitual que las compañías de la CAV opten por acudir a ferias y misiones comerciales fuera del paraguas del Icex. En su caso, las cámaras llaman ya siempre a las diputaciones o al Gobierno vasco para organizar actividades. 


"Nosotros ponemos los recursos y las administraciones vascas las ayudas. Entre todos diseñamos un paquete que resulte atractivo para las empresas y en los países en los que no hay red de cámaras o de Spri, contactamos con la oficina comercial del Icex, pero no directamente con la sede de Madrid", explican. 



más interés, menos ayudas Las estadísticas del Icex son un buen termómetro de la relación de las empresas vascas con el Instituto de Comercio. La memoria del último ejercicio cerrado, el de 2012, refleja el notable incremento de las compañías de la CAV apuntadas en el sistema de alertas que informa de las oportunidades de negocio fuera del Estado. Las inscripciones se han duplicado desde 2009 y rondan las 1.800. Sin embargo, solo 22 empresas vascas recibieron el apoyo del Icex para dar el primer paso en la exportación, la mitad que en 2009.


Hay interés por dar el salto, pero no se materializa porque el dinero no alcanza. En el caso de las pymes industriales con dilatada experiencia en el comercio exterior se suma además el recelo a colocar la enseña rojigualda en los stands. 


"En los últimos dos años España no es la marca más apetecible y no lo será a medio plazo. Con el Icex preferimos no viajar, nos apoyamos más en la Cámara de Comercio, porque salimos a pecho descubierto, a buscarnos la vida fuera y no podemos hacerlo con un lastre ya desde casa", aseguran desde una compañía vizcaína que acaba de superar un concurso de acreedores y ha recuperado el pulso gracias a sus ventas internacionales.


Añaden que cada es más habitual acudir a ferias en agrupaciones con otras empresas vascas para compartir gastos. "La subvención de Madrid no compensa lo de viajar con la marca España. Colocar la bandera española supone una desventaja y en países como Alemania, las empresas locales están peleando muy fuerte para mantener su cuota interna de mercado. Simplemente no nos podemos permitir que nos quiten contratos", insisten. 


Desde el mundo de la industria vasca se refuerza el mensaje explicando gráficamente el tiempo que "se pierde" intentando eludir la "mancha" del logo español: "No puedes estar en cada feria media hora aclarando que no vas a robar nada, que la situación no es tan mala, y es lo que ocurre cuando ven la bandera".


Como otras compañías, esta sociedad laboral vasca coloca en un lado de la balanza la subvención y en el otro el efecto negativo de la marca España. "Hay pocas dudas, las ayudas se están reduciendo constantemente, los recursos son tan limitados que es mejor ir por tu cuenta que con el Icex", subrayan.


El desprestigio que supone la identificación con España no solo se produce con pymes, también con grandes empresas vascas con un perfil de internacionalización muy acusado y que tienen un nombre consolidado, que explotan directamente la marca empresa. E incluso ocurre con entidades financieras con una cuenta de resultados sólida, reforzada con beneficios de miles de millones de euros. 


Así, una empresa vasca con capacidad para acometer grandes proyectos presentó una oferta para participar en la construcción de una planta de desalinización en Arabia Saudita a través de un concurso público. Para hacerlo solicitó al Banco Santander un aval financiero con el objetivo de demostrar su solidez y su capacidad para entregar en plazo el trabajo. 


Las autoridades del país saudí rechazaron el aval por tratarse de un banco español y fue necesario solicitar un contra-aval de una entidad de otro país. Esas gestiones, "encarecieron los costes y situaciones similares entorpecen las ventas de las empresas vascas con excesiva frecuencia". "¿Si la pregunta es si la marca España dificulta las operaciones y las empresas vascas están renunciando a las ayudas del Estado para evitarlo? La respuesta es sí, claramente sí", destacan desde la Cámara de Comercio de Bilbao.


 Asier Diez Mon -





No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION