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martes, 29 de abril de 2014

La Guardia Civil enaltece el terrorismo (de ETA) Durante años hemos levantado una enorme máquina policial y judicial para combatir el terrorismo.


La Guardia Civil enaltece el terrorismo (de ETA)


Durante años hemos levantado una enorme máquina policial y judicial para combatir el terrorismo. Pero en tiempos de conflicto y represión creciente como los que vivimos, habría que apagar y desguazar cuanto antes esa máquina, porque resulta peligrosa, puede haber quien esté tentado de seguir usándola y para otros fines, es un arma cargada que se dispara con solo rozar el gatillo... (Isaac Rosa)







La Guardia Civil enaltece el terrorismo. Los gobernantes también enaltecen el terrorismo. Y varios medios de comunicación, y algunos jueces. Todos enaltecen el terrorismo. Obviamente no en el sentido que da el Código Penal al enaltecimiento, sino en el significado literal de enaltecer: poner en alto, ensalzar, engrandecer, hacer grande algo.


Hablamos de ETA, por supuesto, pues es el común denominador en los tuits de los detenidos ayer. Y si de ETA se trata, cada acción antiterrorista del Estado contra un terrorismo que ya no existe, del que solo queda una banda residual que no sabe cómo echar la persiana sin que parezca una derrota absoluta; cada acción antiterrorista contra ese terrorismo fantasma es una forma de enaltecerlo, de ponerlo en alto, de hacerlo más grande de lo que es.

 
 
Me da igual lo que hayan escrito los detenidos en las redes sociales. Me da lo mismo si son unos salvajes o unos cretinos, si de verdad defienden lo que dicen o solo son unos bocazas, o si tienen un humor despiadado. Eso es insignificante al lado de la ruidosa operación policial de ayer.
 


Si han cometido algún delito, aun sabiendo lo delgada que es la frontera entre la libertad de expresión y el delito de opinión, por supuesto debe actuar la justicia. Pero que lo haga con proporción y sin “enviar mensajes”. Si han humillado a víctimas, si han amenazado, se les puede denunciar, citarlos, juzgarlos, multarlos, y que se defiendan y recurran si no están de acuerdo. Pero montar una operación antiterrorista a la antigua usanza, con nombre peliculero (“operación Araña”), con vídeo, con nota de prensa escrita con prosa de viejos tiempos (“se han intervenido teléfonos móviles y material portable informático…”, como si fuesen kilos de dinamita y pistolas), con detención a domicilio, con intervención de ¡la Audiencia Nacional! Es decir, buscando el espectáculo, agrupando como si fuese una banda a una veintena de personas que ni se conocen entre sí, y todo con el objetivo de “enviar un mensaje”. ¿Desde cuándo el aparato judicial y policial se dedica a enviar mensajes? ¡Pues que usen Twitter para enviarlo! Y además, ¿un mensaje para quién?


Durante años hemos levantado una enorme máquina policial y judicial para combatir el terrorismo. Una máquina poderosa, que solo sabe golpear a lo grande, que a menudo entra como elefante en cacharrería, llevándose por delante lo que haya. Durante mucho tiempo la máquina funcionó a pleno rendimiento, pero la lucha contra el terrorismo incluía abusos, excesos, que no nos llamaban mucho la atención porque la acción de ETA parecía justificarlo todo, o así lo creímos, equivocadamente. Ahora que no hay ETA, de repente vemos la máquina tal cual es, y nos espanta cada vez que golpea.


 Ahora que no hay terrorismo no saben qué hacer con esa máquina, cómo detenerla, como desarmarla. Parece a veces que funcionase con el piloto automático (con el guardia civil automático, el juez automático), por inercia, alguien olvidó apagarla. Pero en tiempos de conflicto y represión creciente como los que vivimos, habría que apagar y desguazar cuanto antes esa máquina, porque resulta peligrosa, puede haber quien esté tentado de seguir usándola y para otros fines, es un arma cargada que se dispara con solo rozar el gatillo.


Artículo de Isaac Rosa







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