Por
medio de un crowdfundig impulsado por la asociación Lobo Marley, los
ciudadanos están luchando por salvar la vida a los lobos subastados en
la mítica Sierra de la Culebra, Zamora.
La sociedad empieza a preocuparse de que
la gestión de los espacios naturales quede prioritariamente en manos de
lobbys tan poderosos como los cazadores y los ganaderos. Ya lo dijo la
ex-ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que el colectivo más
duro al que tuvo que enfrentarse, era el del lobby de la caza.
Y es que, la Sierra de la Culebra, a
pesar de ser una “reserva de caza”, es uno de los lugares elegidos por
los ciudadanos para la observación de fauna, desde las berreas de los
ciervos, al misterioso lobo.
El pasado día 8 de marzo, La Asociación
para la Defensa de Sanabria y Carballeda se concentró ante el Salón de
la Juventud de Villardeciervos para protestar contra la actual gestión
de la Reserva, con motivo de la subasta del cupo de caza asignado a la
Asociación de Propietarios.
Su queja radica en que desde su
imposición franquista en el año 1973, «ha sido administrada de forma
autoritaria y antidemocrática por el poder de turno, haciendo oídos
sordos a las continuas quejas y reclamaciones de los ciudadanos de los
pueblos afectados».
El colectivo recalca que no existe una voluntad política real de invertir esta situación «que
ya está transformando nuestra tierra en un extenso coto de caza
videovigilado, con la complacencia añadida de caciques endogámicos
locales cuyo único interés es mantenerse indefinidamente en los espacios
de poder que detentan. Así pues, a cuantos más ciudadanos nos echen de
nuestra tierra, mejor, mayor monopolio de caza, y más monopolio de poder
para los de siempre». (La Opinión de Zamora)
Por otro lado, la apuesta de otras
asociaciones es demostrar que frente al dinero de la caza, está el del
turismo en torno a la fauna silvestre, que en los últimos años viene
demostrando que aporta más riqueza que el de la caza, con un trato más
responsable y justo para los ciudadanos que pueden disfrutar del entorno
natural sin miedo a recibir un disparo por parte de algún cazador.
No obstante, queda abierto el debate de
si los animales salvajes pueden ser considerados como meros recursos
económicos, una visión que, paradójicamente, podría suponer a largo
plazo, más inconvenientes que ventajas para su conservación: las
especies de fauna salvaje tienen un valor intrínseco, más allá que el de
su interés económico para los humanos, y nuestro deber es conservarlos
al margen de su utilidad.
Viendo estas imágenes es
fácil preguntarse qué pasará por la cabeza de las personas a las que les
gusta matar animales.


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