Berlangas de Roa (Burgos), 2004.
Exhumación de los restos de cinco vecinos de Haza (Burgos) detenidos y
asesinados en agosto de 1936, entre los que se encontraba el alcalde de
la localidad. En la fotografía, la hija del alcalde asesinado junto a
los restos de
Llama
poderosamente la atención que en Canarias
existan más de 3.000 personas asesinadas por el franquismo y que desde
la
administración pública no se haga absolutamente nada. Salvo escasas
excepciones en alguna institución local como el Ayuntamiento de Arucas
(Gran Canaria),
la tónica general es la de ocultar, tapar, disimular la barbarie
fascista en
las islas.
La complicidad manifiesta de gran parte de la casta
político-judicial, en muchos casos familiares y descendientes directos de auténticos
criminales de lesa humanidad, que han vivido una vida de abundancia y millones
amasados, robados, en los cuarenta años de la dictadura del enano dictador genocida.
Esa tremenda hipocresía de la banda del coche oficial
y la dolce vita con las víctimas del franquismo resulta vergonzosa,
ocultando unos hechos que sucedieron hace apenas setenta años, premiando al
bando fascista y pisoteando la memoria y el sufrimiento de miles de familias
canarias.
Mientras tanto decenas de republicanos/as siguen
enterrados/as en fosas comunes, cunetas, pozos, simas y todo tipo de agujeros siniestros
para ocultar el holocausto, con la complicidad directa del Gobierno de España,
el Gobierno de Canarias, Cabildos y Ayuntamientos, que siguen tapando, maquillando, dando
largas a las peticiones de exhumación de las víctimas, haciéndose los suecos
ante la evidencia sanguinaria de las miles de muertes, torturas,
violaciones y asesinatos de todo tipo, cometidos por los golpistas y sus aliados
de la Iglesia Católica y la oligarquía isleña.
Hace casi un año representantes de una asociación de
familiares de víctimas del franquismo, presentábamos al vice consejero de
Presidencia del Gobierno de Canarias, Jorge Rodríguez, una propuesta de ley
canaria de memoria histórica, que aparentemente fue bien acogida por dicho
cargo público y su acompañante, asesor del presidente del gobierno, Paulino
Rivero. Todo fueron comentarios positivos y aparentes ganas llenar ese patético
vacío legal que existe en Canarias en el terreno de la memoria, pero todavía,
como siempre nos ha sucedido, seguimos tristemente esperando y ya damos por
perdida dicha iniciativa.
Resaltar que otro tipo de
entidades vinculadas a
partidos políticos del régimen como la Fundación Juan Negrín, integrada
por
varones del PSOE y familiares del ex presidente de la república, que
curiosamente
cuenta con un liberado de afiliación reciente a Izquierda Unida Canaria,
obtienen todo tipo de parabienes, homenajes, ayudas oficiales,
subvenciones y visitas de miembros de la casta como el alcalde de
Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona (PP), que es bien acogido
con
alfombra roja, abrazos y risas en sus visitas a esta institución
privada, dándose el caso paradójico de que solo en una fosa común de
este municipio, hay más de ochenta
republicanos/as enterrados tras ser torturados, masacrados, asesinados,
para
yacer entre escombros, como si fueran residuos o basura, sin perspectiva
de
exhumación y mucho menos de dignificación, reparación y reconocimiento
histórico.
El putrefacto clasismo también se manifiesta en el
terreno de la memoria histórica, con muertos/as de primera y muertos/as de
segunda o tercera división, donde el claro objetivo de los amigos del dinero fácil
o “demócratas de toda la vida” es cercenar los derechos de las familias de las
víctimas, ocultar bajo un siniestro manto de olvido los miles de asesinatos, crímenes
de lesa humanidad, maltratos, vejaciones, robo de propiedades de familias
republicanas, persecución laboral a hijos/as y nietos/as de asesinados/as,
junto a una inmensa variedad de actuaciones fascistas en lo que llaman estado “democrático”
español.
Pocas voces claman contra esta tremenda injusticia,
incluso desde la izquierda que ha obtenido tan buenos resultados electorales en
las pasadas “europeas”, no se ve ninguna intención de hacer nada, todo lo
contrario, solo silencio, olvido premeditado y una vergonzante falta de respeto a
las miles de familias que han sufrido en sus carnes, en sus corazones, en su
dignidad, el terror del fascismo en Canarias, en todo el estado español.
Es hora de que se haga justicia, de que se abran
todos esos espacios de sangre y muerte, de que se acaben los privilegios de la
renovada y actual mafia franquista, de los que viven al amparo y se lucran de
ese terrible drama que hemos sufrido las familias, las organizaciones y personas
que seguimos defendiendo la memoria como
un legado mayor de nuestros ancestros, el que nos dejaron las personas
asesinadas por luchar hasta el final en defensa de la clase trabajadora.
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