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jueves, 23 de octubre de 2014

Las juergas del 'pequeño Nicolás', conocido en El Viso como el 'Okupa pijo' * El 'pequeño Nicolás' se esconde de los focos en el piso de su abuela en el centro de Madrid


La fachada del chalet en el que hacía las fiestas


Durante el día acudía a actos con los cabecillas del PP madrileño, como Ana Botella o Esperanza Aguirre, también asistía a desayunos informativos y se relacionaba “como pez en el agua”, según fuentes de toda solvencia, con las altas esferas del país. 



Podía parecer la vida de un empresario, o la del “asesor del Gobierno” por el que se hizo pasar, pero los fines de semana, el presunto estafador, Francisco Nicolás Gómez Iglesias, más conocido como el 'pequeño Nicolás', se desmelenaba como cualquier chico de su edad. A pesar de todo, no era más que un joven de 20 años que trataba de aparentar la vida de un hombre de negocios.


“Organizaba fiestas los fines de semana en el jardín, a las que generalmente asistían unos 10 chicos de su misma edad. Hizo dos macrofiestas a las que invitó a mucha gente y molestaron mucho al vecindario, pero sé que al día siguiente pasó a pedir perdón a los vecinos”, relata un hombre que reside en la misma calle en la que se ubica el chalet. La mujer que le acompaña prosigue relatando la anécdota: “Al punto de la mañana, los vecinos pasaron a tocarle el timbre y un señor, el que se hacía llamar por el 'jefe de seguridad de la casa', les comentó que se encontraban durmiendo. Al mediodía, el joven pasó a disculparse siendo tan educado que les sorprendió”.


Al parecer, y según cuentan estas fuentes, que prefieren preservar el anonimato, era habitual que el joven organizara cenas que se alargaban hasta altas horas de la madrugada. “Muchas veces se escuchaban gritos al que era el 'jefe de seguridad' y le pedían que sirviera más copas o les llevara más botellas”, apunta el hombre, quien todavía no da crédito de lo ocurrido.



El 'Okupa pijo' de El Viso que tenía 'jefe de seguridad'


El 'pequeño Nicolás', como le han bautizado los medios, era conocido por los vecinos del chalet en el que organizaba las fiestas y mantenía reuniones con distintos empresarios como el 'Okupa pijo'. A los residentes de la calle les llamó la atención que “siempre salían por la puerta de atrás”. “Las pocas veces que se les veía, entraban por la puerta de atrás de la casa y nunca jamás por la de delante”, matizan las citadas fuentes.


A los vecinos también les extrañaba la presencia continua de un hombre que les doblaba en edad. Una vez, este hombre, “de unos 40 años”, mostró una tarjeta de identificación a una de las fuentes y en ella se leía: jefe de seguridad. “Me impresionó el cargo porque nunca había conocido a nadie tan joven con una casa que tuviera jefe de seguridad”, añade y apunta que el día en el que los vecinos pasaron a quejarse por el ruido de la noche de borrachera, fue este señor el que les indicó que los jóvenes, cansados por la larga noche de fiesta, “estaban dormidos”.


Este medio se ha puesto en contacto con esta persona que ejercía de chófer, escolta y camarero puntual del joven y no ha querido confirmar esta información “hasta que pase un tiempo”. Tampoco ha querido responder a las preguntas de si también ha sido estafado por el joven y ha precisado que no quiere “hablar del asunto”.



El chalet de las fiestas


Este sábado por la tarde, las personas que paseaban por la zona residencial en la que el joven tenía presuntamente una casa en la que organizaba fiestas con sus amigos y encuentros con empresarios, se mostraban incrédulas por la noticia. Varios apuntaban a la casa de la que habían visto salir a Fran, tal y como es conocido por sus amigos, y que después reconocieron en los medios.


Actualmente, en la casa señalada por los transeúntes reside una familia portuguesa que no ha querido realizar ningún tipo de declaración y ha asegurado que “desconocía” tanto quien era el anterior inquilino y como el escándalo en torno a él. Simplemente aseguraron que llevaban viviendo desde julio en el chalet y que nunca habían escuchado hablar de Nicolás ni de la presunta estafa. Se trata de una casa de tres plantas, de 700 metros cuadrados, con jardín y piscina ubicado en la calle Carbonero y Sol, en una de las zonas más exclusivas de la capital.


Fuentes consultadas por este medio, apuntaron que la casa tenía “casi siempre las persianas bajadas” y que no había “signos de habitabilidad” mientras el supuesto estafador tenía las llaves de la propiedad. “Se le veía muchos días antes del verano, pero después no se le ha visto por la zona”, indican. Estas mismas personas, aseguraron que la casa fue mandada construir por Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal antes de que los aristócratas se separaran.


 “Ellos la construyeron pero nunca llegaron a vivir aquí porque al poco de empezar las obras se separaron y no sé quién de los dos se la quedó o si la han vendido. Por eso muchos pensaron que podría ser algún sobrino o hijo de ellos, si es que la casa sigue siendo suya.


Yo lo descarté por el joven era muy feo”, concluye la mujer mientras se aleja por la acera y continúa con su paseo.


El 'pequeño Nicolás' se esconde de los focos en el piso de su abuela en el centro de Madrid






Francisco Nicolás Gómez-Iglesias se ha convertido en uno de los hombres más buscados de España. Principalmente lo buscan sin descanso unos cuantos periodistas deseosos por conseguir una fotografía o, mejor aún, unas declaraciones de este joven veinteañero que acaba de saltar a la fama por su habilidad para colarse en todos los saraos relevantes de la Villa y Corte. Y resulta que, según ha podido saber este Buscón, el presunto impostor se escondió durante el pasado fin de semana en un céntrico piso de su familia.


Empeñado en huir de los focos y sabedor de que las cámaras y los reporteros, tan voraces ellos, acudirían a su domicilio, Nicolás decidió refugiarse en casa de su abuela paterna. En concreto, al parecer esta vivienda está ubicada en el madrileño distrito de Chamberí, muy cerca de la glorieta de Cuatro Caminos y también de los Nuevos Ministerios donde quizás algún día también entró este joven intrépido. De hecho, estos días se ha podido ver en esa zona a algunos periodistas haciendo guardia para buscar a Gómez-Iglesias, ya conocido para siempre, quizás para su disgusto, como el pequeño Nicolás.

Tampoco resultaría extraño que Nicolás se haya escondido en otra parte y su estancia en casa de sus abuelos haya sido una de sus brillantes argucias para despistar a los periodistas


Este Buscón, que se metió, literalmente, hasta las cocinas de dos de sus vecinas, estuvo indagando sobre las costumbres del joven que se coló en los círculos más restringidos del poder económico con el único fin de forrarse. "Todos los días le venían a buscar con un cochazo, aunque luego cambió de chófer, y le traía siempre un botellín de agua y un bollito envuelto en una bolsita", apunta esta vecina mientras comienza a preparar la cena para su marido.


 "Pero es que todos los días, siempre estaba el chófer. Hasta llegué a pensar que vivía cerca de algún presentador famoso de la televisión por tanta parafernalia, pero luego ya vi que era el chico", indica. "Desde que era así (baja la mano a la altura de su rodilla para enfatizar que lo conoce desde que era un bebé) se le veía listo y miraba muy atento a todas partes, pero tan listo no pensaba que nos fuera a salir. Aunque cuando lo veía con el cochazo siempre pensaba que estaba bien colocado", afirma.


"Al principio, cuando no sabía de quién era el coche me daba cosa mirar, porque igual estaba parado dos horas en la puerta. Entonces pensé también que podría ser la Policía, o algo así. Y no mira porque me daba un poco de miedo. Luego ya cuando vi que era del chico, miraba todo el rato", dice entre risas y comienza a poner la mesa. "¿Quieres quedarte a cenar? Tenemos tortillas". Menos mal que alguien piensa en las necesidades de uno.


En el portal en el que vive el susodicho, otras dos vecinas susurran. "¿Conocen a Francisco Nicolás?", les asalta este Buscón. "Sube a casa con nosotras, que aquí nos van a escuchar", responden ellas y abren la puerta del ascensor. "Terrible, no damos crédito", susurran mientras llegamos hasta la planta de la vivienda.  De nuevo en la cocina, una de ellas comenzaba a contar: "El padre era muy normal, muy llano él, del barrio de toda la vida. La madre, que solo la conozco de vista, parece más estirada.


Ademas, según me comentó el viernes Margarita (otra señora del vecindario) la madre del chico presumía de su hijo...¡Con la que tenía en casa!", exclama. "Siempre nos miraba por encima del hombro. Hace unas semanas, salía yo con el carro de la compra y justo entraba el chico, y nos chocamos sin querer, me miró mal, muy mal, con desprecio y chulería, como haciéndome de menos, ¿sabes?", apunta mientras se hace un nudo en la bata Pirineo azul celeste y su rostro se indigna.



"Nosotras a la abuela, que le tenemos mucho cariño, no le hemos preguntado nada porque ella está muy mayor y nos enteramos de todo por los medios de comunicación. Hoy he comprado dos periódicos y hemos quedado varias vecinas para ver Ana Rosa y así nos informamos", añade y concretan la cita para el día siguiente.


Hasta donde ha podido saber este Buscón travieso, nadie consiguió cazar al joven tan buscado, a pesar de que no faltaron informadores que aguantaron durante horas frente a la casa. "Va a entrar el chico a la cocina", exclama una periodista mientras el cámara coge rápidamente el instrumento para grabar. Instantes antes, la chica que cuida de la abuela de Frankie ha corrido la cortina de flores y ya no se ve el reloj de plato azul que preside la cocina. "¿Pero estamos seguros de que está ahí?", pregunta el joven cámara desesperado por las horas de guardia.


No obstante, conociendo el currículum de este muchacho, tampoco resultaría extraño que Nicolás se haya escondido en otra parte y su estancia en casa de su abuela haya sido una de sus brillantes argucias para despistar a los periodistas.


 El ya célebre Nicolás Gómez-Iglesias saludó al Rey en su proclamación


El ya célebre Nicolás, capaz de colarse en el acto de proclamación del rey Felipe VI, como atestiguan las imágenes, está acusado de estafa y usurpación de identidad. Y en los últimos días todos los medios, sin excepción, le han catapultado a una fama que quizás siempre le persiga.


Una fama que no solo se refiere a su costumbre de entrar en todas partes, puesto que, como ya ha contado este diario, en algunos ambientes no se olvidan las fiestas organizadas por el susodicho





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